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La selva colombiana es un territorio donde la vida se manifiesta en todas sus formas: ríos caudalosos que marcan caminos, árboles que se elevan como gigantes guardianes y sonidos que revelan la presencia de aves, insectos y mamíferos ocultos entre la vegetación. Es un espacio donde el ser humano aprende a convivir con la naturaleza, respetando sus ciclos y descubriendo que cada sendero, cada corriente de agua y cada piedra tienen una historia milenaria.
Explorarla este ecosistema no solo significa contemplar paisajes exuberantes, sino también entrar en contacto con culturas que han tejido su vida en armonía con este entorno, recordándonos que la selva es mucho más que un destino: es un patrimonio vivo que invita a ser comprendido y protegido.
El Parque Nacional Natural Amacayacu
El Parque Nacional Natural Amacayacu es un área protegida de 293.500 hectáreas ubicada en el Trapecio Amazónico, a 60 km de Leticia por vía fluvial. Para llegar, primero debe viajar a Leticia desde Bogotá en vuelos de Avianca o Latam pagando el impuesto de entrada en el aeropuerto, o alternativamente desde Manaus o Iquitos en embarcaciones. Desde Leticia, tome una lancha en el malecón hacia Puerto Nariño-Mocagua (1h 30min) o hacia la comunidad San Martín de Amacayacu (1h 40min + 30min adicionales). El parque alberga dos comunidades indígenas ticuna: Palmeras y San Martín de Amacayacu.
Este santuario natural ofrece caminatas ecológicas especializadas para explorar selvas inundables, pantanos y ciénagas, donde podrá observar primates, mariposas, aves, reptiles y rastros de grandes mamíferos como jaguares y dantas. Las excursiones fluviales permiten avistar delfines rosados, tortugas y caimanes, mientras que el icónico árbol ceiba de hasta 70 metros de altura y el puente colgante entre copas ofrecen experiencias únicas. El centro de visitantes Yewae proporciona alojamiento en literas y hamacas para estadías prolongadas. Ojo, es fundamental seguir las recomendaciones de turismo responsable, incluyendo registrarse en cada comunidad, contratar guías locales, no alimentar fauna silvestre y respetar las vedas de especies como el pirarucú.
San José del Guaviare
San José del Guaviare es una ciudad ubicada en el límite entre la Orinoquía y la Amazonía colombiana, donde convergen colonos e indígenas de etnias como Jiw, Tucano Oriental, Nukak, Cubeo, Piratapupuyo, Carijona, Sikuani y Guayabero. La ciudad ofrece atractivos urbanos como el Parque de la Constitución con su Catedral inspirada en malocas indígenas, diversos parques recreativos y el puerto sobre el río Guaviare donde llegan productos agrícolas y pesca local.
Los tesoros naturales incluyen formaciones geológicas únicas como la Ciudad de Piedra con sus laberintos y cavernas misteriosas, los Pozos Naturales a 8 km de la ciudad con piscinas cristalinas de colores minerales, y la emblemática Puerta de Orión, una roca de 12 metros con orificios que enmarcan la constelación durante el solsticio de verano. Otros destinos destacados son el Cerro Azul en la Serranía La Lindosa con pictogramas milenarios, el Balneario Tranquilandia con aguas coloreadas por plantas macarenias, los Puentes Naturales esculpidos por el agua, y cascadas como El Arco Iris y Las Delicias ideales para deportes extremos.
Parque Nacional Natural Utría (Chocó)
El Parque Nacional Natural Utría, ubicado en la costa norte del Pacífico chocoano, es un santuario donde la selva se encuentra con el mar. Esta ensenada enmarcada por el Océano Pacífico y las estribaciones de la Serranía del Baudó comprende una pequeña península de aproximadamente un kilómetro de ancho que alberga ecosistemas que van desde bosque húmedo tropical, manglares con cinco de las nueve especies globales de mangle, arrecifes coralinos, hasta más de 10.000 hectáreas oceánicas y la selva. El parque es famoso por ser la “sala cuna de las ballenas jorobadas”, que llegan anualmente a reproducirse en el Charco de las Ballenas, conviviendo con fauna como águilas harpías, jaguares, pumas, monos araña y una rica biodiversidad marina.
Utría opera bajo un Plan de Ordenamiento Ecoturístico que prioriza la conservación como estrategia fundamental, ofreciendo experiencias responsables a través de senderos terrestres como Cocalito y Bayutría (1 hora), El Valle-Utría (3 horas), senderos subacuáticos para careteo, y playas como Blanca, Punta Diego y San Pichí ideales para snorkel y buceo.
Caño Cristales
Conocido como el “Río de los Cinco Colores”, es considerado uno de los ríos más hermosos del mundo y se encuentra ubicado en el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, en el departamento del Meta. Toda su fama, se debe a la Macarenia clavigera (Rhyncholacis clavigera), una planta acuática endémica que al contacto con los rayos del sol tiñe las aguas cristalinas de tonos amarillos, azules, verdes, rojos y negros. Además de que aquí pueden los turistas avistar tortugas, aves, monos y babillas. De hecho, el parque alberga una rica biodiversidad con 420 especies de aves, 10 de anfibios, 43 de reptiles y 8 de primates, posicionándose como uno de los tesoros naturales más importantes de Colombia y el mundo.
La experiencia incluye sitios emblemáticos como la Piscina de los Turistas donde es posible bañarse en aguas multicolores, el Tapete Rojo con abundante Macarenia, Los Ochos con formaciones rocosas que crean pozos en forma de ocho, los Cuarzos con cascadas cristalinas, y Caño Cristalitos como río hermano. Atractivos adicionales incluyen el Raudal de Angosturas con senderos hacia la Ciudad de Piedra y petroglifos milenarios, el Mirador-Cristalitos con panorámica de 360°, y la Laguna del Silencio ideal para navegación y avistamiento de fauna.
Cerros de Mavecure
Los Cerros de Mavicure son un conjunto de tres monolitos ancestrales ubicados a 50 km al sur de Inírida, en el departamento de Guainía, que forman parte del antiguo Escudo Guayanés con formaciones geológicas de la era Precámbrica. Este espectacular trío está compuesto por los cerros Pajarito (712 m), Mono (480 m) y Mavicure (170 m), siendo este último el único escalable con guía local para contemplar panorámicas del río Inírida.
El acceso es exclusivamente fluvial con un recorrido de hora y media en lancha rápida desde Inírida, atravesando territorios sagrados donde convergen los ríos Orinoco, Guaviare, Atabapo e Inírida en la famosa Estrella Fluvial de Inírida. Estos gigantes de roca negra emergen majestuosamente desde el río y aparecen representados en el escudo del departamento, constituyendo uno de los principales atractivos turísticos de la región.
El nombre Mavicure significa “tierra de aguas” en lengua indígena, reflejando la conexión espiritual de estas comunidades con este territorio. Los visitantes pueden explorar las arenas blancas del río Inírida, bañarse en aguas cristalinas mientras observan delfines rosados, practicar pesca deportiva, y adentrarse en la Selva Matavén para caminatas bajo el dosel amazónico, ideal para ornitólogos, arqueólogos y naturalistas que buscan experiencias genuinas en territorio indígena protegido.
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