Viajar por semanas suena emocionante: descubrir nuevos lugares, probar comidas diferentes, salir de la rutina. Pero un viaje largo no es solo una sucesión de fotos de los destinos y momentos de descanso y relajación. También implica adaptarse a cambios de horario, mantener la energía en el camino y lidiar con el cansancio físico y mental que pueden aparecer.
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Por eso, más que planear maletas y rutas, es importante prepararse para lo que el cuerpo y la mente sentirán en el camino. Aquí le decimos todo lo que debe considerar si tendra un viaje largo:
La preparación antes del viaje
Antes de irse de viaje, la emoción no siempre es la protagonista. Para muchas personas, este momento puede generar estrés que incluso se intensifica a medida que se acerca la fecha de salida. La Doctora Yasnith Rubiano Ramirez, Magíster en Psicología Clínica y de la Salud. Miembro de la red médica de Salud Bolívar IPS y Seguros Bolívar, explica que esto se le llama el “estrés del viajero” el cual puede aparecer tanto en la etapa de planificación como durante el viaje mismo.
“Las preocupaciones por el presupuesto, la organización del transporte, el alojamiento, la comida y la adaptación a nuevas culturas pueden llevarnos a querer controlar cada detalle, lo que provoca ansiedad y la sensación de no estar listos para enfrentar la experiencia”, dijo la experta.
Rubiano señala que este fenómeno resulta paradójico, ya que el objetivo de un viaje suele ser relajarnos, desconectarnos y descansar. Sin embargo, en algunos casos ocurre lo contrario: en lugar de calmarnos, entramos en un estado de autoexigencia y necesidad de control que interfiere con la meta inicial de descanso.
La psicóloga clínica Ximena Góngora, miembro de la red de especialistas DoctorAkí explica que esto ocurre porque nos hemos acostumbrado a vivir en un estado de alerta constante, como si estuviéramos siempre rodeados de peligros. “El estrés, en su forma natural, es una respuesta del cuerpo para sobrevivir, defenderse o actuar en momentos de peligro, pero no debería convertirse en algo cotidiano cuando estamos en un espacio que buscamos para descansar y disfrutar”, indica.
Para entender mejor este fenómeno, se puede pensar en el cerebro como un automóvil que ha estado funcionando en quinta velocidad durante meses. Cuando llegan las vacaciones, no se puede pasar de quinta a punto muerto de forma instantánea sin que el sistema experimente resistencia.
Esto puede provocar la aparición de diversos síntomas que afectan el descanso y el disfrute del viaje. Entre los más comunes se encuentran:
- Insomnio: el cerebro sigue produciendo neurotransmisores estimulantes, como la norepinefrina, incluso cuando ya no son necesarios, dificultando conciliar el sueño.
- Irritabilidad: se genera por la tensión entre lo que deseamos hacer mentalmente (descansar) y lo que el cuerpo aún está preparado para hacer (mantenerse en actividad).
- Sobrecarga de trabajo previa: al intentar “dejar todo listo” antes de salir, se eleva el nivel de estrés justo cuando debería comenzar a disminuir.
Góngora enfatiza que, más que enfocarnos en identificar cada desencadenante del estrés, es importante recordar que viajar tiene como propósito el placer y el bienestar. Permitirnos disfrutar de cada momento ayuda a evitar que el estrés convierta la experiencia en una carga emocional.
Sin embargo, algunas recomendaciones prácticas para combatir esta ansiedad y preparase antes de un viaje largo, según Rubiano son:
- Planificar de forma flexible: le da al cerebro una sensación de control, reduciendo la ansiedad por lo desconocido pero dandole un margen para que si falla algo en ello no cuase que todo se descuadre
- Revise su documentación y requisitos del destino: Asegúrese de que su pasaporte y visa (si el país lo exige) estén vigentes. Verifique también los requisitos de ingreso y las normas locales para evitar inconvenientes.
- Investigue sobre el destino: Infórmese sobre su cultura, clima, actividades, transporte y atracciones. Conocer estos detalles le permitirá aprovechar mejor su estadía y evitar sorpresas.
- Establezca un presupuesto: Calcule el costo total de su viaje, incluyendo transporte, alojamiento, alimentación, actividades y un fondo para imprevistos. Lleve efectivo suficiente y tarjetas de crédito.
- Contrate asistencia de viaje: Adquiera un servicio de asistencia que cubra emergencias médicas, cancelaciones, pérdida de equipaje y otros imprevistos. Esto le dará tranquilidad y respaldo durante todo el viaje.
- Enfocarse en otra cosa: Para aliviar la ansiedad del viaje, es clave desenfocar el pensamiento rumiante y dejar de centrarse en la idea que genera angustia, buscando en su lugar pensamientos positivos que evoquen emociones agradables, como imaginar los motivos del viaje, lo que encontrará al llegar o lo que desea disfrutar en el destino.
Cómo enfrentar el trayecto y el primer día de viaje
Llega el día del viaje, y este trae consigo otra de serie de desafíos: qué llevar en la maleta, qué está permitido en el equipaje, qué pasará con el pasaporte y la documentación, y por supuesto, cómo sobrellevar las largas horas en el aeropuerto, dentro del avión o de dentro de un bus.
Los desplazamientos suelen implicar estar sentado durante mucho tiempo en espacios reducidos, lo que genera incomodidad física y mental a medida que transcurren las horas. Según Juliana Andrea Corredor Angarita, residente de medicina aeroespacial en el Centro Médico Colsanitas del Aeropuerto El Dorado, los síntomas más comunes durante vuelos largos incluyen:
- Deshidratación y fatiga.
- Dolor de cabeza y sequedad de mucosas en ojos y boca.
- Molestias en heridas quirúrgicas.
- Aumento del riesgo de tromboembolismo pulmonar.
- Reducción de la movilidad y descompensación de enfermedades de base por la disminución de oxígeno.
Además, permanecer mucho tiempo en una misma posición también puede causar estasis venoso —acumulación de sangre en las piernas—, que si no se alivia puede evolucionar en trombosis venosa profunda (TVP) o “síndrome del turista”, sobre todo en vuelos de más de 8 a 10 horas.
Para evitar que el viaje se convierta en un problema, Jennifer Sánchez Rojas, médica general y especialista en Gerencia de la Salud, además de coordinadora del Servicio Médico Aeroportuario de Clínica Colsanitas, recomienda:
- Evitar viajar si ha tenido trombosis en los últimos 3-6 meses o si padece enfermedades cardíacas graves, respiratorias graves, anemia severa o infecciones activas.
- Usar medias de compresión si tiene antecedentes de várices, sobrepeso o problemas circulatorios (no recomendadas para personas sanas).
- Hidratarse adecuadamente: beber 1.5 a 2 L de agua al día, más si hay calor o actividad física.
- Realizar estiramientos y movilizaciones cada 1-2 horas: movimientos de cuello, hombros, muñecas, espalda, piernas y pies. Evite cruzar las piernas para no dificultar la circulación.
- Usar ropa cómoda y transpirable para facilitar la movilidad.
Adicionalmente, Rubiano recomienda para manejar la ansiedad:
- Llevar a la mano elementos de distracción y entretenimiento como libros, música, películas, etc.
- Tener a disposición un Kit de calma que incluye elementos sensoriales para cada uno de los sentidos: fotos, caramelos, chocolates, manta suave, cojín, pelota antiestrés, spray de aromaterapia o cualquier olor que conecte con un escenario de calma y tranquilidad.
Durante el transcurso del viaje
Sánchez recuerda que estar lejos de casa no significa abandonar los buenos hábitos. El cuerpo puede resentirse por los cambios en la alimentación, el descanso y la rutina, por lo que es clave mantener un cuidado constante.
Según la médica, estos son los principales aspectos a tener en cuenta:
1. Cuide su alimentación y su sistema digestivo: Los cambios de dieta, agua y flora intestinal pueden provocar malestares como diarrea del viajero, estreñimiento o dispepsia. Para prevenirlos:
- Evite comer en exceso, sobre todo en buffets o comidas desconocidas, adicionalmente trate de moderar el consumo de grasas y picantes.
- Consuma alimentos cocidos y calientes si la higiene es dudosa y evite mariscos o verduras crudas sin lavar.
- Mantenga una hidratación adecuada con agua embotellada o purificada.
- Considere incluir yogur o suplementos probióticos para proteger la flora intestinal.
2. Priorice el sueño y el descanso: “Un buen descanso es esencial para mantener la energía y fortalecer el sistema inmune durante el viaje" dijo la doctora. Para lograrlo:
- Procure acostarse y levantarse a horas similares todos los días, incluso en vacaciones.
- Desconéctese de pantallas al menos una hora antes de dormir y opte por leer, escuchar música relajante o tomar una ducha tibia.
- Use antifaz y tapones para los oídos o auriculares con cancelación de ruido para mejorar la calidad del sueño.
- Llevar su propia almohada pequeña puede hacer la diferencia en la comodidad.
Sánchez advierte que el jet lag también puede afectar el descanso, ya que es un trastorno transitorio del ritmo circadiano que altera la calidad del sueño y el estado de alerta. Para reducir sus efectos, haga lo siguiente:
- Evita dormir mucho durante el día al llegar, mantenerse activo hasta la noche local.
- Hidratación y evitar el alcohol en el vuelo ya que la deshidratación empeora los síntomas del jet lag.
- Uso de melatonina (hormona que regula el sueño), bajo supervisión médica.
3. Prevenga dolores musculares y lesiones: Las caminatas largas en city tours, senderos o el peso del equipaje y las horas de transporte pueden causar molestias si no se toman precauciones:
- Use zapatos cómodos, con buena amortiguación, y evite estrenar calzado en un viaje.
- Prefiera mochilas ergonómicas o maletas con ruedas, con correas anchas para distribuir bien el peso.
- Al cargar objetos, flexione las rodillas y use la fuerza de las piernas, no de la espalda.
4. Mantenga al día su salud general: "Un viaje prolongado exige que esté preparado para cualquier eventualidad médica, aconsejo mucho que primero revise su esquema de vacunación y verifique si su destino requiere vacunas específicas", advirtió Sánchez.
Adicional a esto tenga en cuenta:
- Lleve suficiente medicación crónica para toda la estancia junto con la fórmula médica.
- Contrate un seguro médico internacional con cobertura amplia; le dará tranquilidad en caso de imprevistos.
- Mantenga su rutina de higiene: lavado de manos frecuente, cuidado dental y uso de protector solar.
- Tome precauciones contra enfermedades transmitidas por mosquitos, como dengue o malaria, usando repelente y mosquiteros.
Tenga en cuenta tambíen su salud mental, la psicóloga clínica Ximena Góngora recuerda que el bienestar emocional es tan importante como el físico durante los viajes. Estar expuesto a entornos nuevos, cambios de rutina y sobrecarga de estímulos puede provocar síntomas de ansiedad e incluso desencadenar el síndrome de Stendhal, una reacción psicosomática que genera intensas emociones físicas y se caracteriza por:
- Aumento del ritmo cardíaco
- Temblores y palpitaciones
- Vértigo y sensación de desorientación
- Confusión emocional profunda
Sin embargo, la especialista señala que cada persona es diferente, y lo importante es trabajar desde lo que se siente en lugar de encasillarse en una etiqueta.
Otra de las cosas que puede experimentar son
- Exceso de tiempo libre: pasar de agendas llenas si trabaja a no tener nada que hacer puede generar angustia y culpa por “no estar siendo productivo”.
- Convivencia intensificada: compartir tiempo continuo con la familia puede reavivar tensiones o conflictos ocultos.
- FOMO y sobreexposición digital: la comparación con otras vidas en redes sociales genera agotamiento mental y sensación de no estar aprovechando el tiempo o tener miedo de no poder vivir todo lo que muestra internet.
Para evitar que el estrés arruine la experiencia, puede seguir estas recomendaciones:
1. Desconexión digital consciente
- Haga un détox digital progresivo: limite el tiempo frente a pantallas usando recordatorios o bloqueos automáticos antes del viaje y durante el viaje.
- Desactive notificaciones innecesarias para reducir la sensación de urgencia.
2. Practique técnicas de relajación y mindfulness
- Relajación centrada en el corazón: imagine que inhala y exhala desde el corazón de forma rítmica, y que con cada exhalación se expande una ola de calma que recorre el cuerpo y se disuelve en el infinito, como el efecto de una piedra al caer en el agua.
- Respiración diafragmática: inhale llevando el aire a la base de los pulmones, permitiendo que el abdomen suba y baje mientras el pecho permanece quieto. Para realizarla coloque una mano sobre el vientre y otra en el pecho para guiar el movimiento; la del vientre debe moverse de forma rítmica con cada inhalación y exhalación.
3. Ajuste expectativas y planifique con realismo
- Acepte que no todo saldrá perfecto y que habrá imprevistos.
- Planifique lo esencial, pero deje espacio para la flexibilidad y la espontaneidad.
Si durante las vacaciones la ansiedad no cede y siente que el descanso se convierte en una fuente más de estrés, es momento de prestar atención. Hablar con un profesional puede ayudarle a entender qué está detrás de esas emociones y cómo gestionarlas de forma más sana. No se trata de exagerar, sino de darse permiso para escucharse y reconocer que no todo tiene que ser perfecto.
“Las vacaciones no son una obligación de estar bien, sino una oportunidad para reconectar consigo mismo. Forzarse a sentirse bien solo aumenta la presión; en cambio, escucharse con respeto puede ser transformador. Una estrategia útil es recordarse que la incomodidad es temporal y que pronto pasará, lo que ayuda a reducir la intensidad de los síntomas. Además, enfocarse en lo que está bajo control, como desempacar la maleta o recordar el propósito del viaje, contribuye a disminuir la sensación de pérdida de control y facilita la adaptación” finalizó Rubiano.
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