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La temporada de diciembre en Cartagena es una de las más importantes del país. Martha Lucia Noriega, presidenta de la Junta Directiva de Cotelco Cartagena y Bolívar, sostiene que habrá una ocupación del 88 % y 89 %. Dijo que los días de mayor demanda en la ciudad son el fin de año, 30, 31 y primero de enero, donde se asume una ocupación del 92 %. Seguramente muchos irán a lo que en el pasado fue el Circo Teatro.
Si usted visita la ciudad o ha estado en los últimos cuatro años, seguro habrá observado un centro comercial, “Plaza de la Serrezuela”, guardián de la muralla que da inicio al camino de balcones y leyendas de mares con galeones repletos de oro y las suspicacias del Santo Tribunal de la Inquisición.
Antes ese centro comercial era un sitio privilegiado para los amantes de los toros. La comida española se llevaba junto con las botas repletas de jerez. También se usó para las proyecciones de cine y teatro.
“El 25 de agosto de 1955 la actriz mexicana María Félix estuvo en el Circo Teatro. “La entrada costó dos pesos, siendo el costo regular de un peso, pero el público la idolatraba”, sostiene el diario El Universal.
En el año 2019, la Plaza de la Serrezuela remodelada, se integra como centro comercial en la ciudad con sus tiendas de marcas reconocidas, en una mezcla de lo antiguo y lo moderno siendo un activador de la economía local y destino obligado para los turistas nacionales y extranjeros.
Donde era antes el ruedo, ahora es paso obligado para que jugar con las fuentes de agua y los fines de semana un espacio de música y cultura con “Sabrosura”.
En un documento al cual tuvo acceso El Espectador, se lee que la plaza fue inaugurada, “oficialmente el día 18 de mayo de 1930, supuestamente con una capacidad de 4.000 espectadores, con 51 palcos bajos, 74 palcos altos de seis asientos y 1 antepalco alto circular”.
Pero la plaza tuvo una antecesora, los entendidos en capotes, espadas y banderillas hablan de una fecha más antigua, 1894, en una primera plaza de madera donde José González “Torerin” fue el primer torero en actuar.
Su nombre de circo teatro se debe a que, en el año de 1935 por iniciativa de Fernando Vélez, además de los toros había funciones de teatro y cinematógrafo.
Para la fiesta brava no podía faltar la bota. Una publicación de este diario afirmaba que los aficionados desempolvan sus botas y vuelven a llenarlas de manzanilla, jerez seco o dulce u otra bebida para mantenerse a tono en las graderías de la plaza. Una vieja costumbre heredada de España con la manzanilla, algunos adicionan una mezcla de vino tinto, coñac para darle potencia al brebaje.
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La comida española estaba presente. La paella valenciana, el cocido madrileño, el gazpacho andaluz, fabada asturiana, tortilla de patata, un pulpo a la gallega o unas gambas al ajillo, en los años sesenta se buscaban en los pocos sitios que tenía la ciudad especializados, era más frecuente la reunión de comensales en la casa de algún buen aficionado a la tauromaquia, eso sí había que llevar el vino.
En la ciudad ahora sin corridas, los aficionados se siguen reuniendo en la tasca de “La Peña Taurina de Cartagena”, ubicada en la parte de debajo de “Las Bóvedas”, donde hay gastronomía española. Algún vino de verano los acompaña junto con una paella y una historia de más de 60 años.
El maridaje perfecto, comida española y vinos de calidad
Aunque el inventario gastronómico español en la ciudad es muy limitado hay sitios con tradición y tiempo, como “El Burlador Gastrobar” y El Chef Julián entre otros.
Jose Llamas Arenas un hombre dedicado a la gastronomía, los vinos y la excelencia en el servicio. Me dice que su nombre no lleva tilde, sonríe y recordamos como su restaurante “El Burlador de Sevilla” es un sitio de legendaria tradición en la ciudad. Cumplen treinta años atendiendo a quienes buscan comida española, hoy cambió el nombre en un estricto proceso sin descuidar la tradición española, migro a un nuevo concepto de autor.
“El restaurante lo fundó un español en el año 1993, lo compra la familia Llamas Arenas y en 1997 y con el paso del tiempo asumo las riendas de la gerencia. Luego de un tiempo y estudio se comienza a dar un giro importante de una tasca autóctona española a un restaurante mediterráneo contemporáneo, que no olvida sus raíces pero que hoy tiene una cocina muy propia y un ambiente mucho más sofisticado y moderno”, dice Llamas Arenas.
Su restaurante está ubicado muy cerca de la plaza de Santo Domingo, al comienzo eran los tiempos de una iglesia y un conjunto residencial al frente de ella. Las casonas eran viejas y descuidadas, sin embargo, a la gente le gustaba ir al centro de la ciudad, hoy es una plaza completamente diferente.
Mientras tomo notas y lo grabó a una de las mesas se aproxima Leonardo Benítez. “Soy asesor de vinos y cortador de jamones ibéricos en el Burlador Gastrobar”. Los comensales lo observan atentos.
“Somos reconocidos por ser el único restaurante en el cual encuentras jamón de bellota ibérico cortado a mano durante todo el año en el país. La ración de esta joya de la gastronomía mediterránea la servimos de 40 gramos”. agrega que el mejor acompañante para el jamón es un buen queso de la “Mancha” y un vino riojano, les sirve un Beronia Gran Reserva.
Jose dice que la comida española es muy especial, así como lo son los vinos. Han ganado dos veces el premio “Una Copa a la Excelencia” durante dos años consecutivos 2022 y 2023, por su destacada carta de vinos de diferentes países y variedad de cepas, el premio que otorga la revista especializada Wine Spectator.
“Ya no hablamos de paella si no de nuestros arroces de autor como un plato fuerte, lógicamente con algo que tanto gusta, el socarrat, ese arroz caramelizado y un poco tostado que queda en el fondo”.
Han servido a mis vecinos comensales de entrada, berenjenas trufadas, que contienen queso manchego, aceite de trufas, miel de la región de los Montes de María, cerca de Cartagena y tomillo fresco.
De plato fuerte una tortilla burlador, chorizo español, manchego, cebollas caramelizadas, puerro crocante, alverja y por supuesto más vino.
“Del pasado volvemos a este presente, hoy somos un restaurante mediterráneo contemporáneo con un ambiente mucho más sofisticado y moderno. Hemos aprendido durante estos 30 años a hacer nuestra propia cocina con los ingredientes locales pero sin olvidarnos de nuestras raíces” sostiene Jose mientras saluda a unos clientes que ingresan.
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Toma un poco de café y seguro me afirma que ya no son un restaurante netamente español. “Somos un restaurante más mediterráneo donde no se han dejado las técnicas culinarias españolas, siguen presentes, buscando esa cocina de autor en la compañía del chef Wilber Romero, sin olvidar todo ese equipo humano con el que trabajo, sumado a esto treinta años de puertas abiertas”.
Hace unos días busqué a Ramón Freixa, el chef español con dos estrellas Michelin y 3 Soles Repsol. Estaba en su restaurante Erre en el Hotel Las Américas. Vestido de blanco da unas instrucciones. Le preguntó por la gastronomía española, sostiene que en sus restaurantes se han colombianizado sin dejar el ADN español, ese mismo que mantiene Jose Llamas.
“Yo me colombianizado porque realmente tenemos el producto, la técnica, el corazón y ese ADN español” agrega que el jamón es ese producto mágico de España y dice que tienen el cerdo ibérico, un producto que no solo es el jamón, puede ser un chorizo, un salchichón, una panceta, una papada.
Su restaurante es un lugar con sabores y aromas del mediterráneo mezclados con la magia del Caribe. Afirma que además de los vinos, está el oro líquido.
“Grandes vinos, yo creo que la bodega española es la mejor del mundo y luego el oro líquido que es ese aceite de oliva, que los italianos lo tienen muy bueno, pero es que, los españoles no tenemos absolutamente nada que envidiarles”.
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Otro referente de la gastronomía española en la Heroica es “Chef Julián”, fundado en los años sesenta por don Julián Gonzáles Najera. Recibe a El Espectador y con acento español recuerda que desde tenía 15 años está en la cocina con la gastronomía española, hoy tiene más de 80 y aun supervisa la paella, es de las más tradicionales de la ciudad. El restaurante cuenta con el apoyo de la primera y segunda generación familiar, quienes aprenden los secretos del padre y el abuelo.
“Pues yo le recomendaría ante todo la paella y los arroces todos. Mariscos, camarones y por supuesto le recomendarías el cordero asado y el cochinillo a la segoviana” concluye.
Sabores dulces de España en la Tasca
Edgardo Pallares es de esos hombres que sabe de la vida, pero más de toros. Me atiende y en tono pausado recuerda que La Tasca la crearon hace más de 60 años los miembros de la Peña Taurina, reuniéndose cada viernes de cada mes por todos los años que llevan debajo de las Bovedas.
“Antes se llevaba la comida española, era una tradición la tortilla y la paella valenciana, por supuesto lo acompañamos de vino de verano”, me dice mientras con nostalgia recuerda los diciembres de preparación de la fiesta brava en Cartagena, las corridas en la primera semana de enero y luego los remates con los toreros que venían.
A Sindy Ayola Sánchez, los miembros de la Peña Taurina la han adoptado para que en la Tasca haya comida española, se llama, La Taperia.
“No somos un restaurante, somos un bar de tapas para picar”. Cuenta que se cambian los sabores de acuerdo con la disponibilidad de productos.
“Fíjate hoy tenemos patatas bravas, ayer había huevos rotos y los arroces pueden ser de rabo de toro, paella entre otros y por supuesto sangría”.
Me recuerda que una buena comida española debe cerrarse con un buen postre de esos de la abuela. “Tarta de queso, arroz con leche, crema catalana , filloas, y torrijas de vino tinto entre otros. Buen provecho”.
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