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Isla de Pascua: exótica, mística y ancestral

En Chile se encuentra uno de los destinos con más tradición del sur del continente. Bailes, leyendas, gastronomía, volcanes y buceo es parte de lo que el turista puede encontrar.

Redacción Buen Viaje
27 de mayo de 2009 - 03:00 a. m.

Viajar a Isla de Pascua, en Chile, es como estar en varios destinos turísticos a la vez y  todos reunidos en un sólo espacio de tierra. Buceo de lujo, olas indomables para los amantes del surf, volcanes con cráteres de gran tamaño y valles para desafíos a campo traviesa son sólo algunos de esos sitios y planes que, con facilidad, divierten a cada uno de los viajeros.

Está ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico y por su belleza natural es considerada Patrimonio de la Humanidad, pues además de contar con algunos de los paisajes más coloridos del sur del Continente, allí descansa parte de la ancestral y misteriosa cultura de la etnia Rapa Nui o Te Pito Te Henua (Ombligo del Mundo), una de las más complejas que existen, desarrollada en condiciones extremas de aislamiento y que, de acuerdo con los historiadores, es comparable sólo con grandes pueblos megalíticos como el egipcio, inca y maya. En la isla aún se practican las antiguas costumbres de los lugareños, quienes conservan los moais (estatuas de piedra) que sus antepasados levantaron.

Toda la isla es considerada como uno de los museos al aire libre más grande del mundo y en sus cuevas de lava, que conducen a los empinados despeñaderos, se pueden hacer planes exploratorios, además es posible observar la extensa vista del enorme volcán Rano Kau. Abajo, sobre el nivel del mar, están las exóticas playas con arena blanca, como Anakenna, que son esos lugares que invitan al descanso y la relajación. La isla es el escenario perfecto para realizar tours, cabalgatas, caminatas, paseos en yate, pescar y deleitarse con los exquisitos restaurantes del lugar.

Por eso hay que visitar el Complejo Arqueológico de Tahai, que se ubica en las cercanías de Hanga Roa y está formado por tres Ahu, que constituyen un conjunto de altares ceremoniales donde se veneraba a los ancestros y se dice que es uno de los mejores restaurados de la isla. Mauna Terevaka corresponde al cerro más alto de la isla, alcanza 509m y desde allí se aprecian los tres vértices de la isla. En el extremo sur de la cima está el volcán Rano Aroi, su actividad más reciente ocurrió hace cerca de 10.000 años y su último flujo de lava hace aproximadamente 2.000 o 3.000. De ahí que uno de los atractivos de la isla sea que la mayor parte del terreno esté formada por lava de este volcán.

Aunque se habla español, por tradición en la Isla de Pascua perdura la lengua rapanui, otro atractivo inmaterial de este territorio. En medio de un clima tropical lluvioso, no se puede dejar de visitar el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, porque allí hay más de 1.400 piezas que muestran la historia cultural de la isla.

Un destino en donde los amantes de los deportes extremos se sentirán como en casa; los que van más en busca de playas, para tomar un buen bronceado; los que saben bucear se deleitarán con ese otro mundo que hay bajo las aguas, con cavernas, arcos, acantilados, flora, corales, tortugas y millones de peces de colores. Y al final, si usted es de los que están en busca de bailes, comidas y cultura, se podrá topar con algunos de los mejores grupos de todo Chile, en donde se canta ese ritmo de los antiguos Rapa Nui. Rústicas cabañas o hoteles con la máxima del lujo urbano lo esperan para vivir, en medio de las aguas, de un exótico destino lleno de magia y color.

Por Redacción Buen Viaje

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