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La experiencia de turismo extremo que solo encontrará en Boyacá

El parque Paso del Ángel y el Parque el Hayal, en Santa Sofía, Boyacá, conforman un destino de aventura y conservación que combina experiencias extremas, paisajes únicos y un profundo vínculo con la naturaleza y la historia.

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Leidy Barbosa
11 de abril de 2025 - 02:00 a. m.
Esta etapa marcó un antes y un después para el terreno, que comenzaba a transformarse en un refugio para la vida silvestre.
Esta etapa marcó un antes y un después para el terreno, que comenzaba a transformarse en un refugio para la vida silvestre.
Foto: Paso del Angel
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En el corazón de Santa Sofía, Boyacá, se encuentra el Paso del Ángel, un extraordinario parque de aventura que debe su nombre a un desafiante sendero de apenas 35 centímetros de ancho ubicado en la cresta de una montaña. Este paso natural, flanqueado por los abismos de la Quebrada Guatoque y el río Moniquirá, ofrece una experiencia única entre cielo y tierra. Si se busca vivir una experiencia de altura, sentir la adrenalina y al mismo tiempo disfrutar de paisajes sobrecogedores, este es el lugar ideal para conectar con la naturaleza desde lo más alto.

La historia del Paso del Ángel comenzó en 2015 con la búsqueda de un terreno en Boyacá que pudiera ser rescatado y devuelto a la naturaleza a través de un ambicioso proyecto de reforestación. Fue entonces cuando apareció Luis Carlos Gutiérrez, un campesino apasionado y líder respetado de la vereda Salitrillo, cuya vida estuvo dedicada a sembrar y a inspirar a otros a cuidar la tierra. Gracias a su conocimiento del territorio, se logró identificar un espacio con un enorme potencial ecológico y paisajístico.

Entre 2016 y 2017, el proyecto asumió con firmeza su vocación ambiental. Se sembraron más de 3.200 árboles y plantas de 52 especies diferentes, dando inicio a un proceso de restauración ecológica que continúa hasta hoy, fortaleciendo la biodiversidad y revitalizando un ecosistema que había sido degradado. Esta etapa marcó un antes y un después para el terreno, que comenzaba a transformarse en un refugio para la vida silvestre.

En 2019, con el objetivo de proteger el terreno ante el creciente interés de visitantes, se decidió intervenir el Paso del Ángel incorporando elementos de seguridad que garantizaran su conservación. Esta restauración trajo consigo una nueva visión: aprovechar el potencial natural del lugar para crear un parque de aventura que ofreciera una experiencia respetuosa con el entorno, pero también emocionante y única para quienes se atrevieran a recorrerlo.

“Uno de los parques de este proyectos es el Hayal, el cual nació de un profundo deseo de crear más que un simple parque natural; buscamos forjar un verdadero camino de reconexión donde naturaleza, ciencia y sabiduría ancestral coexisten en perfecta armonía. Inspirados por los cinco elementos —Agua, Tierra, Fuego, Aire y el Quinto Elemento que simboliza la unión de todos ellos— hemos creado un espacio donde la sabiduría ancestral, la imponente fuerza del paisaje y la experiencia sensorial se funden en una vivencia transformadora”, aseguró Carolina Bustos, gerente del proyecto.

Durante 2020, mientras avanzaba la construcción de esta nueva etapa, el bosque nativo continuó sorprendiendo con el descubrimiento de más especies autóctonas. Y en 2021, el sueño se concretó con la apertura de la primera fase del parque, que incluye juegos de cuerdas a gran altura, puentes suspendidos, plataformas estratégicas, una enorme malla catamarán y una tirolina que conecta el filo de la montaña con la otra orilla del río. “Cada rincón del parque está pensado para convivir con la naturaleza y, al mismo tiempo, desafiar los sentidos”, puntualizó Bustos.

¿Qué es lo que ofrece el proyecto?

“Una de las experiencias más especiales que ofrecemos es la caminata por un territorio considerado sagrado, donde el Sendero del Agua guía a los visitantes hasta la imponente Cascada El Hayal, ubicado en el parque del mismo nombre. Allí, bajo el cielo abierto, el sonido del agua fluyendo libremente crea una conexión sensorial profunda con la naturaleza”, explicó Carolina Bustos. Según cuenta, el recorrido continúa por las ancestrales Cuevas del Tiempo, espacios que en el pasado fueron utilizados para ceremonias por los pueblos indígenas de la región, y que hoy preservan viva la memoria espiritual y el vínculo con el patrimonio cultural del territorio.

Esta travesía culmina en la Piedra del Rey León, punto estratégico que ofrece una panorámica incomparable del valle circundante, permitiendo apreciar la grandiosidad del paisaje boyacense. Además, recientemente, El Hayal ha incorporado dos innovadoras atracciones que enriquecen notablemente la experiencia: el Sendero Aéreo, una estructura elevada que permite a los visitantes caminar literalmente sobre las copas de los árboles, brindando una perspectiva completamente diferente del bosque; y la ambiciosa Escalera al Cielo, que aspira a convertirse en la más larga del mundo, diseñada específicamente para que los visitantes experimenten la visión del águila. Este ascenso gradual hacia las alturas proporciona no solo vistas espectaculares sino también una experiencia contemplativa profunda.

La experiencia en El Hayal va más allá de la recreación. Durante el recorrido, los visitantes pueden observar formaciones y vestigios que revelan que este territorio fue, hace millones de años, parte de un antiguo mar. Esta particularidad ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la historia geológica del planeta y el origen de la vida. En un futuro próximo, este componente educativo se verá potenciado con la implementación de estaciones de conocimiento y recreaciones históricas que enriquecerán aún más la comprensión de estos fenómenos naturales y geológicos.

Otros de los parques, si le gusta más la adrenalina es el parque Paseo del Ángel, el cual ofrece 22 desafíos en medio de la naturaleza. Uno de los más llamativos es el sistema de canopy, una actividad que consiste en desplazarse en cables de acero a través del bosque, usando arneses y poleas. Este recorrido lleva hasta “Bicis por las Nubes”, donde los visitantes pedalean sobre una cuerda a 60 metros de altura, recorriendo 300 metros suspendidos sobre la quebrada. La experiencia se complementa con el Puente de Cristal, que permite caminar con vista directa al vacío, además de varios puentes colgantes que cruzan la quebrada; y una malla Catamarán suspendida a 200 metros del suelo, desde donde se puede observar el paisaje del valle en toda su extensión.

Para quienes buscan emociones fuertes, el parque ofrece varias experiencias diseñadas para desafiar los límites. Las “Hamacas en el Cielo”, suspendidas a 60 metros de altura, permiten descansar y contemplar el bosque reforestado desde una perspectiva única. Muy cerca, “Las Alas más altas de Colombia” se convierten en el lugar ideal para una foto inolvidable con el paisaje de fondo.

El recorrido continúa con el “Péndulo Paso al Vacío”, una actividad que combina vértigo y decisión al lanzarse desde lo alto en caída controlada. Finalmente, el “Rappel Adrenalina Pura” permite descender 60 metros desde una estructura conocida como el Barco Pirata, superando seis obstáculos durante el ascenso, con vistas abiertas al valle y al río Moniquirá.

“Más allá de la aventura, visitar El Hayal y el Paso del Ángel es también una invitación a explorar un territorio lleno de historia y significado. En Santa Sofía, las montañas, cañones y formaciones rocosas revelan huellas de un antiguo mar, mientras que la presencia de fósiles y el sonido constante del agua conectan a los visitantes con el entorno natural y cultural. Cada paso por este paisaje ofrece no solo emoción, sino también una oportunidad para reconectarse con la memoria de la tierra y con uno mismo”, finalizó Bustos.

¿Cómo llegar al lugar?

Para llegar a al Paso del Ángel y el Hayal, en Santa Sofía, Boyacá, desde Bogotá, se debe tomar la Autopista Norte en dirección a Tunja. Desde allí, el trayecto continúa hacia Villa de Leyva y luego hasta Santa Sofía. El recorrido en vehículo particular toma entre tres y cuatro horas.

La ruta recomendada pasa por el Puente de Boyacá, un sitio emblemático en la historia de Colombia. Después, el camino sigue por Sáchica hasta llegar a Santa Sofía, un pueblo apacible, conocido por sus iglesias coloniales y panaderías tradicionales.

Desde el centro del municipio, los parques se encuentra a aproximadamente siete kilómetros. El acceso está señalizado y también puede ubicarse fácilmente mediante aplicaciones de navegación. Bustos recomienda contactar con anticipación al equipo del parque, ya que algunas actividades requieren guía, y sugiere asistir con ropa cómoda, calzado adecuado para caminar y, sobre todo, con la disposición de explorar sin prisa.

Si el emprendimiento fuera un animal o un clima...

En los parques, el águila representa mucho más que una simple ave rapaz; encarna la esencia misma de la experiencia ofrecida a los visitantes. Elegida como animal emblemático por su extraordinaria visión desde las alturas, su vuelo sin restricciones y, fundamentalmente, por su profundo significado como símbolo de sabiduría en la cosmogonía Muisca, el águila invita a los visitantes a elevarse tanto física como espiritualmente. Al ascender por la Escalera al Cielo o recorrer el Sendero Aéreo, los participantes experimentan una perspectiva transformadora que emula la visión privilegiada de esta majestuosa ave, permitiéndoles contemplar el paisaje con renovada claridad y comprender la interconexión de todos los elementos naturales que conforman este sagrado territorio”, dijo Bustos

Si el emprendimiento fuera un sabor o un color...

“El sabor emblemático de los parques evoca la rica tradición panadera de Santa Sofía, donde los amasijos recién horneados constituyen mucho más que un alimento: son testimonio vivo de un patrimonio cultural transmitido por generaciones. Este aroma distintivo a pan caliente que impregna el ambiente se entrelaza armoniosamente con el legado histórico del cultivo de trigo, actividad realizada por campesinos cuyas narrativas personales permanecen arraigadas en esta tierra privilegiada”, cuenta Bustos.

Menciona que simultáneamente, el naranja, color representativo del Quinto Elemento, simboliza conceptos trascendentales como la unión, el propósito y la transformación; este tono cálido se manifiesta naturalmente en los espectaculares atardeceres que tiñen el valle, en el fuego ancestral que ha calentado hogares por siglos, en la energía vital que interconecta todos los elementos del ecosistema, y de manera particularmente significativa, en las formaciones rocosas características de El Hayal, que preservan en su estructura la memoria geológica de eras remotas mientras irradian la esencia vital inherente a este territorio excepcional.

Un dato curioso de la región

“La creatividad de la gente de Santa Sofía se expresa en gestos únicos: cuando no era posible adquirir dulzainas por su alto costo, los músicos locales aprendieron a hacer música con hojas. Más recientemente, el pueblo entero se unió para elaborar la torta artística más larga de Colombia, demostrando que aquí la tradición y el talento se celebran con orgullo. Caminar por Santa Sofía es recorrer historia, naturaleza y raíces vivas. Por eso, Santa Sofía es un Destino Natural, y por eso decimos que Boyacá es para vivirla”, finalizó.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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