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La gestación de la Unidad Nacional

La llegada al poder de Juan Manuel Santos cambió el mapa político del país a través de un movimiento que controla el congreso.

Juan Lozano* / Especial para El Espectador
26 de diciembre de 2010 - 01:54 a. m.

La unidad nacional es de la esencia de la doctrina del Partido de la U. De hecho, se llama Partido Social de Unidad Nacional. “Unidos como debe ser”, dice la consigna. Y Juan Manuel Santos, en su condición de candidato y Presidente del Partido, de manera explícita reiteró en su actividad proselitista, en todos los tonos, que lideraría un gobierno de unidad nacional.

Cuando la estrategia anaranjada hizo crisis frente a los efectos de una sorprendente ola verde impulsada desde las redes sociales, el candidato, en un acto de coraje inédito en la historia de las jornadas electorales, puso la cara y reconoció que resultaba necesario cambiar el rumbo de su campaña. Entonces, el concepto de la unidad se convirtió en el pilar conceptual de la nueva convocatoria.

El mensaje era contundente. “Unidos con Juan Manuel”. Para preservar el legado de Álvaro Uribe y profundizarlo hacia la prosperidad y el empleo, se buscaría la unidad como fuerza motriz. Con la llegada de J. J. Rendón, la U regresó al centro de la convocatoria, asociada siempre con el principio de la unidad. Nos recorrimos el país, revirtiendo la tendencia adversa y construyendo sólidas mayorías para darle plena legitimidad al mandato del futuro presidente.

Conocidos los resultados de primera vuelta, en el Dann Carlton de Bogotá, el 31 de mayo, en medio del bullicio de proclamas y arengas, un coro de los jóvenes de la U, voz en cuello, gritaban una y otra vez, “unidad, unidad”. Entonces, el candidato, entusiasmado desde el atril, en pleno discurso hace una pausa y se dirige a los jóvenes: “Ustedes son la viva demostración de que el mío será un gobierno de Unidad Nacional. De todos y para todos”.

A los pocos días, en una reunión en el Club Metropolitan, algún dirigente de la U le preguntó a Santos cómo debería funcionar el llamado a la Unidad Nacional en la campaña. Respondió con un ejemplo: igual que cuando llegan a la casa los primos. Abriéndoles la puerta. Invitándolos a seguir.

“Ojalá los primos no desbaraten la casa”, repuso otro. Carcajada general. Desde ese día, la bancada asumió con generosidad la convivencia con los primos. Santos fue siempre muy entusiasta en las explicaciones sobre las bondades de la Unidad. La primera prueba de fuego con los primos fue el 11 de junio en Barranquilla, con la adhesión de Germán Vargas después de haberse retirado de las toldas uribistas.

A esas alturas se sabía que con o sin Cambio Radical, Santos sería Presidente. Con la U y los conservadores era aritméticamente suficiente. Pero teníamos claro que lo relevante no eran los votos. Era el espíritu de apertura de Santos. Y Germán Vargas lo supo entender y pronunció un buen discurso. Lo más importante fue avanzar a partir de una expresión política contundente en la arquitectura de la Unidad Nacional.

Frente al desplome de Mockus, la gira de cierre antes de la votación de segunda vuelta fue responsable, profunda y austera con un alegre telón de fondo: unidad nacional. Y el discurso de la victoria en el Coliseo El Campín de Bogotá, el 20 de junio, honró de principio a fin ese compromiso.

A partir de ese momento arrancó la carpintería de la Unidad Nacional, cuya primera expresión fue la elección de las directivas del Congreso, donde estructuramos pacientemente unos acuerdos de los cuatro partidos para asegurar todo el soporte parlamentario que ha sido determinante para estos propósitos.

El bautizo formal con todo y la foto completa de la Unidad Nacional llegó el 28 de julio en la Casa Medina. Allá llegamos los presidentes de los partidos y en una mesa formal que debutó con el anuncio de los nombramientos de Germán Vargas como ministro del Interior y de Rodrigo Rivera como ministro de Defensa, refrendamos las convicciones ideológicas y nuestros compromisos programáticos alrededor del presidente Santos, quien ha sido el líder y garante de esta, la más grande coalición de gobierno de nuestra historia reciente.

Ahora, el gran reto consiste no sólo en lograr que la Unidad Nacional concluya una exitosa legislatura, sino que se proyecte como un poderoso faro para la recuperación de la catástrofe invernal y para la construcción del país justo, seguro y próspero que merecen los colombianos.

 * Senador y Presidente del Partido de la U

Por Juan Lozano* / Especial para El Espectador

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