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La tierra del Junkanoo

Este país –conformado por más de 700 islas, cayos e islotes– tiene apenas 42 años como independiente y, sin embargo, se ha constituido en una economía pujante y en un destino turístico privilegiado.

Juan Sebastián Jiménez *
08 de diciembre de 2015 - 05:04 p. m.

El Junkanoo es la fiesta de la libertad. Su origen se remonta al siglo XVI. A finales de diciembre, los esclavistas británicos les daban a sus esclavos tres días libres para que celebraran, a su manera, la Navidad. Y lo hacían recordando sus raíces. Ahora, sin esclavitud e independientes de Gran Bretaña, los bahameños siguen festejando el Junkanoo. Pero no para recordar la esclavitud sino para rememorar la forma en la que asumieron esos duros años de injusticia. La palabra Junkanoo viene del francés “gens inconnus”, que traduce “gente desconocida”.

Y es que quienes acuden al Junkanoo –que se celebra sobre todo en las noches, desde las dos de la mañana– van casi siempre enmascarados. Vestidos, como debe ser, con atuendos de colores. Son desconocidos, pero cuando la fiesta los embriaga se vuelven como hermanos. Nadie puede irse de Bahamas sin haber vivido el Junkanoo. Pero, tranquilos, esta fiesta es cada rato, no sólo en diciembre. Y está en todas partes, pues es una postal de Bahamas: una sucursal del cielo donde los desconocidos se encuentran.

Este país, constituido por más de 700 islas, cayos e islotes, tiene apenas 42 años como independiente. No obstante, su posición privilegiada entre Cuba y Estados Unidos, estabilidad económica y complejos hoteleros lo han consolidado como un destino importante y convertido al turismo en el principal generador de divisas y trabajo. Aunque puede ser costoso, son varios los ingredientes que hacen de Bahamas un gran lugar para visitar.

Todas sus playas son públicas. A pesar de que en Nassau, la capital, vive el 70% de los bahameños, el resto de islas tiene su encanto: desde la playa de los marranos nadadores en Exuma, hasta una playa rosada en Harbour Island. La comida es igualmente una invitación, sobre todo los platos con conch (caracol). Lo mismo ocurre con las bebidas. Kalik, la cerveza más popular, debe su nombre a un concurso entre todos los bahameños, quienes lo escogieron porque les recuerda el sonido de los cencerros.

Cuenta, además, con unos complejos hoteleros del más alto nivel como Atlantis, que alberga el mayor casino y acuario del Caribe. Un lugar fascinante, escenario de varias películas, incluyendo algunas de la saga de James Bond. Aquí es posible interactuar con un grupo de delfines rescatados tras el huracán Katrina o divertirse en su gigantesco complejo acuático.

También se encuentran hoteles mucho más sobrios como el Meliá, pero tan encantador como Atlantis. Muchos de los empleados son hispanoparlantes, lo que ayuda a no sentirse tan perdido cuando no se domina bien el inglés, y encanta con su exquisito restaurante Nikkei, que combina la comida peruana con la oriental y cuyo chef, Juan, es del país inca.

Otro de los atractivos de Bahamas es que cuenta con una variedad de eventos de muy alto nivel, conciertos y competencias deportivas que se llevan a cabo en extraordinarias y seguras instalaciones. Y si lo suyo es caminar y disfrutar del ambiente caribeño, nada mejor que andar por el centro de Nassau tranquilamente, no sólo porque es muy seguro, sino, además, precioso. Se conserva como si permaneciera en los años coloniales y todos los edificios gubernamentales tienen paredes rosadas, el color del gobierno.

La mayoría de casas sorprenden con su historia. El hotel GrayCliff, por ejemplo, alberga una cava de vino que es considerada la tercera más grande del mundo, y una fábrica de puros y chocolate, cuya calidad es de exportación, como todo en Bahamas.

*Invitación Copa Airlines

 

 

Por Juan Sebastián Jiménez *

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