Sebastián Castro y Alejandro Gómez han recorrido los 123 municipios de Antioquia en moto, buscando no solo conocer cada rincón del departamento, sino también establecer un récord que, hasta el momento, nadie había logrado, según ellos. Con un enfoque en la producción audiovisual, estos dos apasionados por las motos han transformado su travesía en una serie titulada ‘Récord Antioquia’, donde comparten las maravillas y desafíos de un recorrido que abarca paisajes variados, cultura rica y el indomable espíritu de la ruralidad antioqueña. Su viaje es un testimonio de perseverancia, aventura y amor por el turismo local, ya que intentan inspirar a otros a seguir sus sueños.
La idea de emprender este ambicioso viaje surge de años de trabajo conjunto en una fundación llamada “Secreto es para contar”, donde ambos desarrollaron un fuerte vínculo y una profunda conexión con la región. Durante su tiempo en la fundación, viajaron por Antioquia en diversas formas de transporte, pero la moto se convirtió en su preferida debido a la libertad y cercanía que brinda. Sebastián y Alejandro querían demostrar que era posible recorrer todos los municipios accesibles en moto en el menor tiempo posible, un reto que además de la aventura física, también plantea un desafío logístico y financiero significativo.
A medida que avanzan en su recorrido, han enfrentado diversos obstáculos, desde condiciones climáticas adversas hasta la dificultad de conseguir patrocinadores. Sin embargo, el apoyo de varias marcas y entidades ha sido fundamental para llevar a cabo su plan. La serie “Récord Antioquia” no solo es un tributo a la belleza de los paisajes y la cultura local, sino también una invitación a valorar la ruralidad y el trabajo de quienes habitan estas tierras.
El Espectador habló con Castro y Gómez para conocer de primera mano los detalles de esta travesía.
¿Cómo surgió la idea de conocer todos los municipios de Antioquia en moto?
Sebastián Castro: Alejo y yo trabajamos durante 15 años en una fundación llamada Secreto es para contar. Nos conocimos mientras trabajábamos en Antioquia, y desde entonces hemos viajado muchísimo por la región. Literalmente, siempre teníamos la maleta lista para salir. Nos desplazábamos en lancha, mula y, especialmente, en moto, ya que ambos éramos muy apasionados por las motos y la producción audiovisual.
Alejandro Gómez: Queríamos establecer un récord recorriendo todos los municipios de Antioquia a los que se puede llegar en moto, que son 123, ya que hay dos municipios a los que no se puede acceder en este vehículo, sino únicamente en lancha o avioneta. Nuestra meta era visitar esos 123 municipios en el menor tiempo posible, porque nadie lo había hecho antes.
En el primer capítulo de la serie Récord Antioquia se muestran motos siendo transportadas en lanchas, ¿Nunca consideraron eso para conocer los 125 municipios del departamento?
Alejandro Gómez: Sí, lo contemplamos, pero como la idea era establecer un récord, nos encontramos con dos impedimentos. El primero es que entrar a esos dos municipios nos habría tomado al menos dos o tres días adicionales, o incluso más tiempo, ya que tendríamos que ir hasta Quibdó, Riosucio o Turbo y luego entrar por el río Atrato, lo cual es un viaje bastante largo. El segundo impedimento es que eso también incrementaría significativamente el costo total de la experiencia y del recorrido. Así que estos dos factores, el tiempo y el dinero, complicaban mucho la posibilidad de incluir esos municipios en el récord.
¿Qué récord querían romper o imponer con su travesía?
Sebastián Castro: El récord que impusimos se basó en una investigación exhaustiva. Sabemos que muchas personas han recorrido todos los municipios de Antioquia, y de hecho, nosotros mismos ya lo habíamos hecho varias veces. Sin embargo, no encontramos ningún registro de que alguien lo hubiera logrado en un solo viaje y en tan poco tiempo.
Descubrimos a una persona que lo hizo en bicicleta, tardando unos 40 días, pero no hemos logrado contactarlo. Nuestro récord consistió en visitar todos los municipios de Antioquia a los que se puede acceder en moto, por carretera, en el menor tiempo posible. Además, tratamos de no repetir carreteras ni caminos, y buscamos algunas rutas que ni siquiera aparecían en los mapas.
Pero, ¿hay alguna entidad nacional o internacional que avale su travesía como un nuevo récord?
Sebastián Castro: Estuve investigando un poco sobre los Guinness Récords y, aunque hay muchas categorías, no existe una específicamente para lo que queríamos hacer. Revisé con detalle cómo podríamos aplicar, pero no había una categoría adecuada. Por ejemplo, existen récords de duración o de la mayor cantidad de kilómetros recorridos en cierto tiempo, pero esos no nos aplicaban porque en las carreteras que usamos no podíamos alcanzar un promedio de velocidad superior a los 40 o 60 km/h. Había muchas restricciones y factores que no nos permitían acceder a un Guinness Récord.
En el capítulo ustedes exponen que una de las primeras complejidades fue el patrocinio, ¿cómo hicieron para conseguir los recursos económicos para el viaje?
Alejandro Gómez: Bueno, una travesía de este tipo requiere una inversión considerable. En algún momento, nos dimos un ultimátum, ya que era una idea que habíamos tenido por muchos años. Un día, me llamó y me dijo: “Alejo, en 15 días vamos a hacer el récord. Empaca que nos vamos”. Yo pensé: “¿De dónde sacamos los recursos?”. Así que durante esos 15 días planeamos todo el recorrido y comenzamos a buscar apoyo de entidades y marcas.
La marca de motos Giro Motos Colombia nos apoyó. Sebastián es el piloto oficial de la marca en Colombia, y nos patrocinaron con las motos y algo de presupuesto. También se sumaron otras marcas, como Hindú Cascos, que nos proveyó toda la indumentaria de seguridad: un casco de alta calidad, una excelente chaqueta, y unos guantes muy buenos, adecuados para este tipo de aventuras. Nos ayudaron con algo de presupuesto también. Luego se unió FP Moto, una empresa antioqueña que fabrica accesorios para motociclistas, y ellos también nos brindaron apoyo.
Sebastián Castro: Por último, se unió el Equipo Colombia, que busca apoyar a deportistas invisibles o aquellos deportes que casi no tienen visibilidad en el país, como la navegación a vela, el parapente, o el motociclismo, que está bastante rezagado aquí. A diferencia del fútbol, que siempre está en las noticias, estos deportes no tienen tanta cobertura.
El objetivo del Equipo Colombia es ayudar a estos deportistas a cumplir sus sueños, sin importar si ganan o no. Apoyan a jóvenes de todo el país, como un chico del Cauca que corre en moto, o uno del Valle que compite en karts. Así, Equipo Colombia se sumó a nuestra travesía, aportando el apoyo necesario para reunir todo lo que requeríamos. Fue un gran impulso para lograr nuestro objetivo.
Uniendo la inversión realizada por esa marca y la que hicieron ustedes, ¿Cuánto les ha costado la travesía?
Sebastián Castro: Las motos que utilizamos son muy económicas. Son motos de doble propósito llamadas Xpulse 200. Queríamos hacer la travesía con una moto accesible para que cualquiera pudiera conseguirla. Es una moto diseñada para Colombia, con un precio muy asequible y que permite enfrentar cualquier tipo de terreno. Además, es muy eficiente en el consumo de combustible, algo que era esencial para nosotros, ya que necesitábamos una buena autonomía. Con un solo tanque de combustible podíamos recorrer hasta 400 kilómetros. En total, gastamos aproximadamente 700.000 pesos en combustible por cada moto durante toda la travesía.
En cuanto a los hoteles, los que encontramos en Antioquia no eran muy costosos. Hay opciones de todo tipo, pero en los pueblos a los que llegábamos buscábamos hoteles que costaran entre 50.000 y 100.000 pesos por noche. También hicimos un cálculo de alimentación y alojamiento, y estimamos un gasto de unos 140.000 pesos por día por persona.
En total, incluyendo el cambio de algunos repuestos, publicidad, logística, y el equipo necesario, estimamos que la travesía costó alrededor de 3.500.000 de pesos. Esto teniendo en cuenta que lo hicimos todo de un solo tiro como una gran aventura.
Entre los objetivos establecidos para esta travesía, ¿se incluyó el de obtener una compensación económica?
Alejandro Gómez: No, nunca nos lo planteamos. Lo que queremos, sobre todo, es inspirar a otras personas a ver que esos sueños que parecen imposibles son realizables. Solo es cuestión de poner una fecha, arrancar y meterle ganas. Los recursos se consiguen en el camino. Ese es nuestro principal objetivo.
Otro objetivo importante es rendir homenaje a la ruralidad profunda, a los campesinos y arrieros de Antioquia, quienes por muchos años han trabajado duro en estas tierras. Conocemos bien esa labor porque hemos trabajado muchos años en el campo, y nos encanta. Queremos mostrar esos territorios, valorar el respeto que tienen por la tierra, y demostrar que vale la pena invertir en estos lugares. Además, esto puede ser útil para los turistas, ya que cuando personas de fuera visitan estas zonas, contribuyen a la economía local, generando una inversión en áreas que a veces han sido olvidadas.
¿Qué fue lo más difícil durante el viaje?
Sebastián Castro: Creo que fue como al mediodía del segundo día cuando le dije a Alejo: “¿En qué nos metimos? Si esto sigue así, no lo vamos a lograr por nada del mundo”. Pasamos por momentos muy difíciles. Por ejemplo, hubo un día en particular en que el calor fue excesivo, y esto se repitió en varios días. Siempre cuidábamos mucho la alimentación, pero ese día Alejo también me dijo: “Tengo que parar, me estoy mareando”. De inmediato nos detuvimos, buscamos una sombra y descansamos un poco. Fueron 15 días en los que dormimos muy poco. Aunque comíamos relativamente bien, con desayuno, almuerzo y cenas en el camino, el cansancio acumulado comenzó a hacernos mella y a afectar nuestro rendimiento. Durante el día 11 o 12, Alejo me decía que tenía sueño, y nosotros teníamos una regla de oro: si sentimos sueño, no luchamos contra él. En lugar de tomar café o cualquier cosa, simplemente paramos y descansamos. Siempre llevábamos unas hamacas ligeras, y si nos daba sueño, las colgábamos en algún lugar y dormíamos un rato. Buscábamos la orilla de un río o un lugar tranquilo para descansar, aunque fuera solo 10 minutos, porque eso ayudaba a resetear nuestra mente y mejorar nuestro ánimo.
Sin embargo, el problema era que, a pesar de descansar, el sueño seguía presente. A veces, tras 20 minutos de descanso, Alejo me decía que aún tenía sueño, lo que nos obligaba a detenernos nuevamente. Este ciclo de parar y descansar era una parte crucial de nuestra travesía.
Alejandro Gómez: Sufrí un golpe de calor que me obligó a tirarme al piso, quitarme toda la ropa y tratar de respirar, porque estábamos a unos 40°C, sin una sombra y sin haber almorzado. Afortunadamente, aún teníamos agua y nos manteníamos bien hidratados. Uno de los principales desafíos que enfrentamos fue la necesidad de madrugar; nos levantábamos entre las 4:30 y 5:00 de la mañana, con el objetivo de tener las motos listas y cargadas para salir a las 6:00. Sin embargo, la jornada a menudo se extendía hasta la medianoche o incluso hasta la 1:00 de la mañana. Después de 10 días de poco descanso y de pasar 12 horas al día en la moto, nuestros cuerpos comenzaron a resentirse. Notamos que empezábamos a detenernos más de lo habitual y que no avanzábamos al ritmo que habíamos planeado. En ocasiones, recorríamos una hora en moto y luego necesitábamos parar durante 10 minutos. Además, manteníamos una conversación constante a través del intercomunicador, repasando las rutas y planificando el siguiente destino. Sin duda, fue un desafío tanto físico como mental.
¿Cuál fue el municipio más lindo de los que visitaron?
Alejandro Gómez: Esa pregunta siempre genera debate, porque la belleza es subjetiva y varía de persona a persona. Por ejemplo, el municipio de Urrao es realmente especial. Es un lugar organizado, rodeado de una naturaleza impresionante, con un clima perfecto. El río Penderisco que lo atraviesa le da un toque mágico, especialmente desde los miradores, donde se puede apreciar el pueblo y el río serpenteante.
Sin embargo, lo que hace que un lugar sea hermoso para mí puede no serlo para otro. La conexión emocional que uno tiene con un municipio, basada en experiencias vividas, recuerdos o incluso momentos significativos, puede influir mucho en esa percepción. Al final, la belleza de un lugar puede estar en las vivencias y emociones que cada uno asocia con él.
Sebastián Castro: Es cierto que cada municipio tiene su propia belleza y características que lo hacen especial. Por ejemplo, Urrao, con su impresionante naturaleza y el río Penderisco, es solo uno de los muchos lugares fascinantes en Antioquia. La arquitectura, la cultura, y la conexión emocional que uno puede desarrollar con un lugar son elementos que enriquecen la experiencia de visitarlo.
Algunas recomendaciones de lugares que mencionas son geniales. Jardín es un destino encantador, conocido por su arquitectura colonial y su entorno natural. Santa Fe de Antioquia tiene un atractivo especial, con su historia y arquitectura bien preservada, aunque sea bastante turístico. Valparaíso destaca por su belleza natural y clima agradable, y su cuidado parece resaltar el orgullo de sus habitantes.
Los cambios que has notado en lugares como Anzá son un testimonio del crecimiento y desarrollo de las comunidades. Es inspirador ver cómo los pueblos pueden evolucionar y mejorar su infraestructura y servicios, convirtiéndose en destinos más atractivos para el turismo.
Además, lugares como Yarumal y San Pedro están mostrando también un renacer, convirtiéndose en destinos agradables para visitar, lo que refleja un esfuerzo colectivo por cuidar y promover el patrimonio local. La evolución de estos municipios muestra que hay mucho por descubrir en Antioquia, y cada lugar tiene su propia historia que contar.
Al conocer todos los municipios de Antioquia, ¿qué destacarían como lo más especial del departamento?
Alejandro Gómez: La diversidad ecológica de Antioquia y Colombia es realmente fascinante. La posibilidad de moverse rápidamente entre ecosistemas tan diferentes, desde el nivel del mar hasta el páramo, es algo que muy pocos lugares en el mundo pueden ofrecer. Cada región tiene su propia identidad natural, que se manifiesta en la flora, la fauna y las costumbres de la gente. Antioquia, como “la capital de la montaña”, es un excelente ejemplo de cómo la geografía puede influir en la cultura y el estilo de vida. Los diversos pisos térmicos permiten que se cultiven productos tan variados como el café, las frutas tropicales y muchas más. Además, la variedad de climas y paisajes en tan poca distancia hace que cada viaje por el departamento sea una nueva aventura. En el Oriente, por ejemplo, se encuentran ríos cristalinos y cascadas que son un paraíso para quienes buscan naturaleza y aventura, ofreciendo oportunidades para el ecoturismo y la observación de aves. El Suroeste, conocido por su producción de café, ofrece una rica herencia cultural y paisajes impresionantes, perfectos para el turismo rural. Por otro lado, el Magdalena Medio permite experimentar la vida a orillas del río, disfrutando de su cultura pesquera y conociendo la calidez de su gente. Cada uno de estos lugares ofrece experiencias únicas, desde los atardeceres en las llanuras hasta el avistamiento de aves en las montañas. La biodiversidad y el patrimonio cultural de Antioquia son un verdadero tesoro que merece ser explorado y apreciado.
¿Qué recomendaciones le darían al turista que está interesado en realizar una travesía similar?
Alejandro Gómez: La primera recomendación que les haría es seguirnos en Instagram, en la cuenta @moto_nautas, donde compartimos nuestras experiencias en moto y consejos sobre cómo disfrutar de los viajes de manera segura. También pueden seguir a Sebas en su cuenta personal, @SebastianC.astro. En Motonáuticas, además de mostrar nuestras aventuras, estamos disponibles para responder preguntas y brindar asesoría sobre viajes en moto, así que no duden en contactarnos.
En cuanto a consejos para viajar en moto, lo más importante es hacerlo de manera segura. Esto implica tener la mejor indumentaria posible. Un casco solo no es suficiente; es fundamental contar con una chaqueta adecuada, materiales de protección para el cuerpo y las piernas, buenas botas y rodilleras. Esto no solo aumenta la seguridad, sino que también contribuye a una experiencia más cómoda.
Siempre hay que estar preparado para las inclemencias del tiempo, ya que el motociclista está expuesto al sol y a la lluvia. Mantenerse hidratado es crucial, así que llevar agua siempre es una buena práctica. Además, es recomendable tener a mano las herramientas necesarias para resolver cualquier inconveniente mecánico, como un pinchazo, y viajar con el equipaje más ligero posible. Esto no solo facilita el manejo de la moto, sino que también hace que el viaje sea más placentero.
Sebastián Castro: Una recomendación que podría hacer es que, aunque muchas personas tal vez no lo hagan como nosotros, es posible que deseen explorar todos los municipios de Antioquia, Boyacá o incluso de Colombia, pero tomando su tiempo para disfrutar de cada lugar. Nosotros, por ejemplo, habíamos tenido la oportunidad de hacerlo previamente, dedicando una semana a cada municipio, lo que nos permitió conocerlos a fondo. Sin embargo, en esta ocasión, nuestro objetivo era establecer un récord, lo que nos llevó a limitarnos a un máximo de cinco minutos en cada municipio; simplemente tomábamos una foto y continuábamos.
Para lograr esto, era crucial viajar livianos. Llevamos ropa adecuada para andar en moto y otra para dormir, ambas compactas y resistentes al agua y la suciedad. También incluimos un cambio para salir a cenar al final del día. El resto del equipaje consistía en un impermeable, herramientas, neumáticos para reparaciones, equipos para grabar y un poco de comida. En resumen, llevábamos todo lo necesario, pero siempre buscando minimizar el peso y maximizar la eficiencia en cada parada.
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¿Han contemplado realizar esta misma travesía pero en otro departamento de Colombia?
Sebastián Castro: Ha sido una experiencia increíble ser viajeros, y siempre Alejo y yo nos planteamos nuevas aventuras, como “¿y si vamos a...?” De hecho, en nuestro canal de YouTube, llamado Rueda Inteligente, pueden encontrar varios de nuestros viajes. Uno de los más memorables fue una despedida que hicimos a nuestras motos, donde seguimos el nacimiento de un río desde el páramo hasta su desembocadura. Este viaje nos llevó desde un páramo en Boyacá hasta los llanos orientales, lo cual fue un recorrido fascinante.
También realizamos un viaje extraordinario que consistió en recorrer todo el país, desde la montaña sagrada más al sur, en el Cauca, hasta la más al norte, en La Guajira, en tan solo 12 días. Siempre buscamos innovar y aventurarnos, y a medida que seguimos viajando, pensamos en los muchos municipios que aún nos quedan por descubrir. Por ejemplo, Boyacá cuenta con alrededor de 127 municipios cada uno, lo que puede ser otro objetivo emocionante para cumplir.
¿Qué reflexión les deja la travesía que llevaron a cabo?
Alejandro Gómez: Desde que empecé a viajar a los 16 años, mi primera experiencia en moto cambió completamente mi vida. Me enseñó lo que es la libertad y la independencia, además del esfuerzo necesario para llegar a lugares lejanos y disfrutar de ellos. Colombia es un país increíblemente diverso y hermoso, lleno de tesoros por descubrir. Cada día aparecen nuevos lugares y experiencias, como el cañón del Güéjar o el caño de Oro.
A veces, nos quedamos esperando el momento perfecto o los recursos necesarios para hacer el viaje de nuestros sueños. Sin embargo, la verdadera reflexión es que debemos actuar y no dejar que esas expectativas nos frenen. Lo importante es tomar la moto que tenemos, asegurarnos de viajar de manera segura y disfrutar del camino. Colombia tiene tanto que ofrecer, así que simplemente hay que arrancar y poner la mano en el acelerador.
Sebastián Castro: Mi reflexión se alinea bastante con la de Alejo: si tienes un sueño, es fundamental que te comprometas a cumplirlo. Asigna una fecha a esos sueños, porque mientras no lo hagas, seguirán dando vueltas sin concretarse y te quedarás esperando ese momento perfecto. Todos tenemos aspiraciones y constantemente surgen nuevas ideas, pero hay una gran diferencia entre soñar y convertir esos sueños en realidad.
El primer paso es ponerle una fecha. Alejo y yo llevábamos cinco años imaginando nuestro proyecto, y a solo 15 días de que comenzara, le dije que si no lo hacíamos en ese plazo, tendríamos que dejarlo para el año siguiente, sin saber qué oportunidades o retos podría traer ese futuro. La vida es hoy, y las decisiones deben tomarse en el presente. Es posible que muchos sueños se nos escapen, pero hay otros que merecen todo nuestro esfuerzo, dedicación y trabajo para hacerlos realidad.
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