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Sudamérica es un continente de contrastes extremos y maravillas naturales que parecen sacadas de otro planeta. Desde glaciares azules que crujen en el fin del mundo hasta desiertos de arena blanca que esconden lagunas de colores, esta región guarda tesoros únicos que pocos lugares en el mundo pueden igualar. Aquí, la naturaleza no solo sorprende: emociona, transforma y cuenta historias milenarias.
Así lo ha reconocido National Geographic, que incluyó estos destinos en su selección de las siete maravillas naturales de Sudamérica. La prestigiosa publicación resaltó su belleza imponente, su valor ecológico y la experiencia única que ofrecen a quienes los visitan. Desde cascadas que desafían la altura hasta glaciares que se funden con el cielo, cada lugar representa un paisaje extraordinario donde la naturaleza se manifiesta en su máxima expresión.
Glaciar Grey, Chile
El glaciar Grey es una impresionante masa de hielo ubicada en el parque nacional Torres del Paine, Chile, formando parte de los Campos de Hielo Sur. Se extiende por 19-28 kilómetros de longitud y 6 kilómetros de ancho, con una altura de más de 30 metros, dividido en dos frentes que desembocan en el lago Grey. Su característica coloración azulada se debe a la absorción de luz roja por el hielo y la dispersión de luz azul, aunque algunas secciones presentan tonos grises causados por la “harina de roca” que se genera cuando el glaciar pulveriza la roca del lecho sobre el que se desliza.
Actualmente, el glaciar Grey se encuentra en un proceso de retroceso acelerado debido al aumento de las temperaturas regionales y los cambios en los patrones de precipitación. Este fenómeno es visible a través de los fragmentos de hielo que se desprenden constantemente y flotan en el lago Grey como “pedazos de cielo caídos”, ofreciendo un testimonio visual del cambio climático. Los visitantes pueden apreciar este majestuoso pero vulnerable glaciar mediante excursiones en barco, kayak o caminatas por el perímetro del lago, disfrutando de vistas panorámicas de este paisaje patagónico.
Salto Ángel, Venezuela
El Salto Ángel, conocido como “Kerepakupai vená” en lengua pemón (que significa “salto del lugar más profundo”), es la cascada más alta del mundo con una impresionante altura total de 979 metros, de los cuales 807 metros corresponden a una caída ininterrumpida desde la cima del Auyantepui. Esta majestuosa cascada se encuentra en el Parque Nacional Canaima, en el estado Bolívar, Venezuela, formando parte de un área protegida de más de 30,000 km² que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.
La visita al Salto Ángel requiere una expedición aventurera que comienza en el pueblo de Canaima, habitado por los indígenas pemones, al cual solo se puede acceder por vuelo desde Caracas. El viaje incluye una travesía de cinco horas en canoa por el río hasta llegar a los campamentos base, donde los visitantes pernoctan en hamacas frente a la cascada antes de realizar una caminata de 2.5 horas hasta el mirador ubicado casi a los pies del salto. Esta experiencia única permite contemplar una de las maravillas naturales más extraordinarias del planeta, donde el agua cae desde alturas casi 19 veces superiores a las cataratas del Niágara.
Avenida de los Volcanes, Ecuador
La Avenida de los Volcanes es un espectacular corredor natural que se extiende por aproximadamente 350 kilómetros a lo largo de la Cordillera de los Andes ecuatoriana, conectado por la carretera Panamericana. Este nombre fue acuñado por el científico alemán Alexander Von Humboldt en el siglo XIX, quien quedó fascinado por la simetría y alineación casi perfecta de estos gigantes volcánicos. Entre sus cumbres más destacadas se encuentran el Chimborazo (6.268 msnm), el punto más cercano al sol en la Tierra; el Cotopaxi (5.897 msnm), volcán activo más alto del mundo con su perfecta forma cónica; y el Cayambe (5.790 msnm), uno de los pocos nevados ubicados en latitud 0.
Esta avenida natural ofrece una diversidad incomparable de experiencias para los visitantes, desde contemplar las aguas azul turquesa de la laguna del Quilotoa hasta observar las erupciones nocturnas del Tungurahua desde las ciudades de Ambato o Baños. Los amantes de la aventura pueden conquistar glaciares, atravesar arenales y rocas en el ascenso al Cayambe, o prepararse para grandes escaladas en las montañas gemelas de Los Illinizas. Además de su importancia montañista, la región alberga una rica biodiversidad en sus parques nacionales, donde miles de especies de flora y fauna, incluyendo vicuñas, alpacas y achupallas, crean un ecosistema único que combina los paisajes andinos con la proximidad amazónica.
Lençóis Maranhenses, Brasil
El Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses está en el noreste de Brasil, en el estado de Maranhão, y es uno de los paisajes más sorprendentes del país. Tiene más de 156.000 hectáreas llenas de dunas de arena blanca que parecen sábanas extendidas, por eso su nombre significa “sábanas de Maranhão”. Estas dunas se mezclan con lagunas de agua cristalina que se forman durante la temporada de lluvias (de enero a junio), cuando el agua queda atrapada entre la arena porque el suelo debajo no la deja filtrar.
En esa época, el paisaje se llena de vida: aparecen peces, aves y plantas en las lagunas. Pero cuando llega la temporada seca (de agosto a diciembre), muchas de estas lagunas desaparecen, y todo se vuelve más seco, como un desierto. Esa transformación natural lo convierte en un lugar único en el mundo, muy visitado por turistas. Se puede llegar desde la ciudad de São Luís, que está a unos 260 kilómetros, y hay varias opciones de transporte para recorrer el parque y bañarse en las lagunas.
Playa Roja, Perú
La Playa Roja de Paracas es una maravilla natural ubicada en la Reserva Nacional de Paracas, en el departamento de Ica, al sur del Perú, que constituye la única playa de arena roja del continente sudamericano. Su impactante coloración rojiza proviene de la erosión milenaria de formaciones rocosas volcánicas conocidas como granodiorita rosada, que se fragmentan constantemente por el impacto de las olas del Pacífico.
Este ecosistema marino singular, protegido dentro de la reserva nacional, alberga una biodiversidad excepcional que incluye más de 225 especies de aves migratorias como piqueros, pelícanos, gaviotas y zarcillos, además de lobos marinos, nutrias y una rica variedad de peces que se alimentan en las aguas frías y ricas en nutrientes del Pacífico. La playa, accesible tras un recorrido de cuatro horas desde Lima a través del desierto de Ica, forma parte de un circuito turístico que incluye otros puntos de interés como las playas La Mina, Yumaque y Raspón, así como el histórico mirador de Mendieta, donde José de San Martín desembarcó en 1820 para iniciar la campaña libertadora del Perú.
Isla del Sol, Bolivia
La Isla del Sol es la isla más grande del lago Titicaca en Bolivia, con 14,3 km² de superficie y ubicada a 3.800 metros sobre el nivel del mar. Esta isla sagrada es considerada la cuna del Imperio Inca según la mitología, donde habrían nacido Manco Cápac y Mama Ocllo, los fundadores del Cuzco. La isla presenta un relieve accidentado con terrazas incas escalonadas, más de 80 ruinas arqueológicas, y cuatro zonas ecológicas que incluyen campos de cultivo, laderas con andenes, pastizales y cerros elevados.
Para visitarla, se debe tomar un barco desde Copacabana que tarda hora y media hasta el pueblo de Yumani al sur, con servicios diarios a las 8:30 a.m. o 1:30 p.m. La isla carece de tráfico motorizado y solo se puede recorrer a pie por senderos rocosos que conectan los tres pueblos principales: Yumani (el más desarrollado), Cha’llapampa al norte (donde está el museo del oro y la mayoría de ruinas), y Cha’lla en la costa este. Aunque es posible visitarla en un día, se recomienda pasar al menos una noche para disfrutar completamente de los espectaculares amaneceres, atardeceres y la experiencia espiritual que ofrece este lugar místico.
Parque Natural Brownsberg, Surinam
El Parque Natural Brownsberg es un área protegida de 12.000 hectáreas ubicada en el distrito de Brokopondo, Surinam, que destaca por su extraordinaria biodiversidad con más de 1.500 especies de plantas que cubren las laderas de una alta meseta situada a 500 metros de altitud. Este parque, escondido en uno de los países menos visitados de Sudamérica, alberga una rica fauna que incluye perezosos de tres dedos, sakí barbudo negro, monos aulladores, tucanes, caiques de cabeza negra, agutíes brasileños y cientos de especies de aves coloridas, ofreciendo una experiencia única en la selva tropical virgen.
El parque se encuentra a pocas horas en coche de Paramaribo y ofrece actividades como senderismo por la jungla, observación de fauna, visitas a cascadas encantadoras como Leoval e Ireneval donde es posible ducharse bajo las cataratas, y ascensos a la meseta de Mazaroni que brinda vistas panorámicas espectaculares de la selva tropical y el embalse de Brokopondo (Van Blommenstein).
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