Turismo

Un lugar ideal para pedir deseos

El Desierto de la Tatacoa es conocido como el planetario natural de Colombia. Hace parte de una de las curvaturas más altas del planeta, lo que lo convierte en el destino perfecto para ver estrellas.

Daniela Callejas Delgado -@_danicallejasd
21 de agosto de 2019 - 02:00 p. m.
 Del 17  al 24 de Agosto habrá lluvia de estrellas en el desierto.  /Getty images
Del 17 al 24 de Agosto habrá lluvia de estrellas en el desierto. /Getty images

Los que viven en las grandes capitales del país, con la suficiente polución y contaminación lumínica, difícilmente pueden disfrutar de un cielo despejado y lleno de estrellas como en las películas. De hecho, la mayoría de las imágenes de las que se tiene referencia no parecen reales, son fotos de internet, de libros y demás. Llegar a Neiva, Huila, es estar mucho más cerca de ver estrellas, constelaciones, planetas y la vía láctea.

La travesía para llegar a la Tatacoa, desde Neiva, puede hacerse en carro o en lancha por todo el río Magdalena. Es un recorrido aproximado de 40 minutos hasta Villavieja, un municipio que está ubicado al norte del departamento. El desierto de la Tatacoa es la segunda zona árida más extensa de Colombia después de La Guajira. Durante el día los colores grises y ocre, son los protagonistas del paisaje.

La historia del desierto

Antes de sumergirse en el desierto, la parada obligatoria es en el museo paleontológico de Villavieja. Allí se resaltan valiosos acontecimientos históricos y culturales del país. Está ubicado en la capilla de Santa Bárbara, la más antigua del Huila. Fue construida por los padres Jesuitas entre 1606 y 1748 y fue declarada Monumento Nacional en 1982.

En este lugar hay una colección de 950 piezas paleontológicas, fósiles de mamíferos, reptiles y flora que existieron hace unos 13 millones de años en la Tatacoa. Uno de los fósiles más llamativos del museo es el de la tortuga de agua dulce, Stupendemys, la más grande que se ha encontrado en Colombia. Su caparazón mide 1.80 metros.

En esa zona hace unos 13 millones de años existieron animales gigantes que con el paso del tiempo y la evolución se extinguieron. En el museo explican que hace mucho tiempo este lugar era una especie de pantano, un terreno fértil lleno de jardines, especies, flores y árboles. Hoy solo quedan los rastros que investiga la ciencia y que hacen parte de la historia.

Luego de pasar por las memorias paleontológicas, es importante resaltar que la Tatacoa no es un desierto, es un bosque tropical seco. Tiene una superficie de 330 kilómetros cuadrados llenos de tierras erosionadas, altares y tepuyes cruzada por cañones secos que se han desarrollado con el paso del tiempo. El bosque seco tropical está constituido por fenómenos geológicos como estoraques y cárcavas. Estas altas formaciones evocan todo tipo de figuras, son el relieve perfecto para perderse entre los senderos del desierto.

El desierto

El recorrido empieza por el desierto rojo entre laberintos y dunas de barro que se han formado por el tiempo, el agua y el incandescente sol. Las sensaciones que se perciben al estar en este lugar son indescriptibles y mágicas; es la oportunidad ideal para desconectarse de todo y respirar un aire diferente.

Los cactus son los dueños del lugar. Su función es muy importante, ya que ayudan al mejoramiento del ecosistema y son la combinación perfecta entre arenas áridas rojizas, grises y ocre. Cumplen la gran tarea de proteger el paisaje y dar refugio a varios animales. Son mejores huéspedes que los turistas, pues se adaptan perfectamente a las fuertes temperaturas y al árido terreno del desierto. Ellos son los que les dan la bienvenida a los viajeros, a un sitio del que son dueños hace muchos años.

En la Tatacoa hay cuatro tipos. El cactus Cabecinegro, el más pequeño, mide entre 30 y 50 centímetros; es de los más abundantes y fáciles de reconocer al llegar por su ligero tamaño. El Cola de Zorro, que al crecer se descuelga hacia el piso; sus espinas son muy largas y puntiagudas. Es el encargado de recoger agua para soportar las épocas de verano en el desierto. El Arepo, puede alcanzar dos y tres metros de altura; es de forma plana y no tiene muchas espinas. Produce flores con pétalos rojizos y amarillos. El que cierra la lista es el Candelabro, que es el más común en los desiertos; alcanza casi los cinco metros de altura y sus semillas son las que darán paso a las nuevas generaciones de cactus en el desierto.

La bóveda celeste

El desierto hace parte de una de las curvaturas más altas del planeta; está dispuesto muy cerca de la línea del Ecuador, y cuando cae la noche, el cielo es ideal para la exploración astronómica y para contemplar los fenómenos celestes que no se logran ver desde las grandes ciudades. La Tatacoa es conocido como el planetario natural de Colombia, el nombre encaja perfectamente en esta denominación.

Lejos de la polución y la contaminación lumínica, la bóveda celeste es majestuosa e imponente. Se puede decir que allí las personas se sientan de manera estratégica cara a cara con el universo. La charla pedagógica es fundamental antes de empezar a descubrir el cosmos. Los profesionales en astronomía dan los datos básicos e importantes para ubicarse rápidamente en el cielo.

Apartados de cualquier luz artificial, las nubes empiezan a escapar para dar paso a millones de estrellas de todos los colores y tamaños. Un firmamento de ensueño roba el aliento y no permite parpadear para no perderse este espectáculo natural.

Mientras el conferencista empieza a señalar las constelaciones y planetas con una casi infinita luz roja en el cielo, los satélites y las estrellas fugaces no se hacen esperar. Existen 88 constelaciones descubiertas; Colombia es uno de los pocos países en los que se pueden observar todas durante el año.

A simple vista, para esta época, Júpiter y Saturno empiezan a saludar. En medio del espacio en el que dan la charla hay un gran telescopio; con este instrumento se puede responder el saludo de estos dos planetas viéndolos mucho más cerca (están a kilómetros). Es mucho más fácil observar que las lunas de Júpiter no lo dejan solo y los anillos de Saturno están haciendo su habitual compañía orbitando a su alrededor.

Pasa la noche y un camino blanco, que parece una nube, serpentea como una cuerda sobre el cielo. Es una acumulación de estrellas, de nubes, de polvo y de gas; es la impresionante y resplandeciente Vía Láctea, nuestra galaxia. Según estudios de la NASA, a lo largo de su historia, ésta - devastadora- se ha llevado en el camino unas 15 galaxias; tiene un diámetro aproximado de 200.000 años luz.

Con el paso de las horas nocturnas, la intensidad de las luces es cada vez mayor, pasan satélites a toda velocidad y nadie quiere ni respirar a la espera del paso de una estrella fugaz. En el momento menos pensado y con el deseo en mente, se hace realidad antes de pedirse. En fracciones de segundo transita una sublime luz en el cielo: es un meteoro destellando polvo de estrellas que pasa casi desapercibida, pero sin ser opacada; fue una estrella fugaz, el perfecto desenlace para una noche en el desierto.

Una estrella fugaz es un fenómeno luminoso que se produce cuando un meteorito atraviesa la atmósfera. El astrónomo Claudio Ptolomeo asegura que cuando pasaba una de éstas, era el momento justo para pedirle deseos a los Dioses del Olimpo.

Ver la bóveda celeste es un plan que se debe hacer alguna vez en la vida, y el desierto de la Tatacoa es uno de los mejores lugares para perderse entre historia, cultura, biodiversidad y estrellas.

No se puede dejar pasar...

Neiva fue fundada en 1612. Es conocida como la capital del río Magdalena porque muy cerca, en el páramo de las Papas, empiezan las vertientes del río. Allí se encuentran las represas más grandes de Colombia: El Quimbo y Betania.

Las achiras son el manjar que se asocia a esta cultura. Se pueden acompañar con jugo de la fruta típica que refresca a los huilenses: la cholupa. El sabor de ésta es una estupenda mezcla entre el maracuyá y la gulupa.

Este territorio huilense está vigilado por el monumento a la Gaitana, una heroína indígena del siglo XV. La estatua simboliza la rebelión contra la opresión de los españoles en la época.

*Invitada por Cotelco.

Por Daniela Callejas Delgado -@_danicallejasd

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