
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La inmensidad, las formas y los colores. La brisa fría de octubre y su otoño. Esa semana, pocas nubes en el cielo. El ruido. El ruido de la gente, sus voces. El ruido de los vehículos. Las alarmas y las sirenas de ambulancias, bomberos y policías. El ruido y la vibración de un metro que nunca se detiene. Que es el mejor aliado de un turista. Que conecta a la ciudad, a sus cinco distritos: Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island. Todo, al mismo tiempo, en Nueva York.
“La gente no sabe caminar en Nueva York”, dice alguien en Manhattan. “Caminan mirando al cielo y se chocan con la gente que camina”, agrega. Encima y alrededor de esa persona, el Rockefeller Center, un complejo construido hace más de ocho décadas. Está compuesto por su rascacielos principal —con 259 metros de altura y 70 pisos—, el Rockefeller Plaza; el Radio City Music Hall, un teatro y centro de espectáculos icónico para la ciudad; el International Building, con la estatua de Atlas que mira de frente a la Catedral de San Patricio, y otros 16 edificios que abarcan 8,9 hectáreas.
Y tal vez esa persona tenga razón. No es fácil caminar en Nueva York... o, quizás, no es fácil ser turista en Nueva York… y menos con un itinerario apretado. Es fácil perderse en la inmensidad del Rockefeller Center, en el Midtown de Manhattan. Mirar, descubrir cada detalle. Como una escultura inspirada en la mitología griega. O la inclinación que separa a La Maison Française del British Empire Building. Escuchar a un guía local y entender el valor histórico del complejo.
El Rockefeller Center fue construido entre 1930 y 1939. En tiempos de la Gran Depresión, la construcción del complejo era una señal de esperanza y progreso que hoy se reconoce. Para su construcción, explica el guía durante el recorrido, trabajaron unas 40.000 personas. Miles de ellos, por supuesto, inmigrantes. Algunos irlandeses, italianos y polacos, entre otros… porque, claro, Nueva York es una ciudad con una identidad basada en la inmigración.
La famosa fotografía titulada “Lunch atop a skyscraper” (Almuerzo en lo alto de un rascacielos), tomada en 1932 durante la construcción del complejo, resalta por la muestra de valentía de los obreros de la época y porque hoy puede ser replicada en The Beam, en el Comcast Building o 30 Rockefeller Plaza.
Allí mismo se encuentra el mirador Top of the Rock, con una vista panorámica de 360 grados de la ciudad de Nueva York. Se trata de una de las principales atracciones de la ciudad y está abierto todos los días de ocho de la mañana a 12:00 m. A un lado, la enorme ciudad y hacia el norte Central Park, un parque urbano con 341 hectáreas, con entrada gratuita, donde se reúne deporte, arte y naturaleza en un mismo lugar.
Desde la cima del edificio, el guía señala cada uno de los distritos que componen Nueva York. Apunta hacia un lado y dice que es Queens, lugar de nacimiento del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Apunta hacia el otro y muestra Brooklyn, que alguna vez fue una ciudad independiente y que hoy es símbolo de inmigración y diversidad.
Y esa diversidad se refleja tanto en Brooklyn como en toda la ciudad. Por ejemplo, en sus idiomas —se hablan más de 700—. También sus cultos, religiones y sabores. De este último se pueden encontrar platos de todo el mundo en zonas como el Midtown, corazón de Manhattan, donde está el restaurante La Grande Boucherie, con platos de cocina francesa.
También, para un presupuesto más elevado, Elcielo, ubicado en el Virgin Hotel, con una experiencia gastronómica única, que reúne sabores de toda Colombia en preparaciones que sobresalen por sus formas, texturas y presentaciones.
Ahora bien, no se necesita mucho dinero para disfrutar de un menú tradicional y reconocido. Lugares como Best Pizza, en Brooklyn, llevan años trabajando en pizzas tan sencillas como sabrosas. Por menos de USD 10 puede disfrutar de una compuesta de masa, queso y salsa. Aunque también hay opciones con carnes, la descrita es quizá la más popular del lugar y por la que la mayoría los visita.
De hecho, en ese mismo distrito, por menos de USD 20 puede crear un menú local —porque Brooklyn fue fundada por neerlandeses y ha tenido una gran población italiana, polaca, latina y judía, entre otros—. Empezando con una pizza, con bebida, en Best Pizza y terminando a un par de cuadras con algunas de las galletas más reconocidas y buscadas en toda la ciudad: las de Levain Bakery (la unidad cuesta USD 4).
👀🌎📄(Lea también: Cinco destinos para vivir la experiencia única de volar en globo)
Pero un día no basta para conocer Nueva York. Posiblemente, tampoco una semana. Se podría y se han escrito millones de páginas sobre la “capital del mundo”, pero cada día se descubre algo nuevo. Un lugar famoso por ambientar alguna película o serie de televisión, un ritmo que marcó historia y genera sensaciones, un sabor familiar a kilómetros de distancia de casa.
Para finalizar, los recomendados. Primero, para llegar. Una de las alternativas es United Airlines, con más de 30 años de servicio en Colombia, con vuelos diarios a Nueva York-Newark. La aerolínea sobresale por sus soluciones tecnológicas en conectividad para sus usuarios. Segundo, el hospedaje: Moxy Hotels es una alternativa interesante, pues tiene varios hoteles en la ciudad, ubicados cerca de puntos estratégicos y turísticos relevantes, como los Moxy Lower East Side y Moxy Williamsburg, con precios que parten en los USD 179 la noche.
👀🌎📄 ¿Ya está enterado de las últimas noticias del turismo en Colombia y en el mundo? Lo invitamos a verlas en El Espectador.
