Turismo
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Un recorrido verde

Calarcá y el Valle de Cocora.

El Espectador
04 de noviembre de 2009 - 05:00 a. m.

Calarcá y el Valle de Cocora, en Salento, son dos destinos que representan la idiosincrasia y la cultura del pueblo quindiano.  Además, el segundo destino es la cuna del árbol nacional de Colombia: la palma de cera.

Un parque con alas de mariposa

La variedad de alturas y climas ha creado en Calarcá un paisaje  privilegiado que alberga diferentes maravillas naturales. Y uno de ellos es el Jardín Botánico, que tiene el famoso mariposario, un recinto en forma de mariposa de 680 metros cuadrados, escenario en el que habitan más de 1.200 especies diferentes que vuelan en medio de jardines y caminos de agua.

Caminar entre dos bosques por un puente colgante de 60 metros de largo y siete pisos de altura, mientras observa una amplia y hermosa vegetación exuberante, con más de 600 especies de plantas y árboles de 200 años de vida, es otra de las posibilidades.

Pero además se puede ascender a una torre metálica de ocho pisos, desde donde se aprecia la vegetación de la región e incluso se realiza avistamiento de aves. Sin olvidar visitar el recinto de insectos y la réplica de una hormiga del Amazonas de un metro de largo.

Visitar Los Chorros de San Rafael, formados por la quebrada del mismo nombre, cercana al río Santo Domingo, es otra alternativa de ecoturismo. La ruta sale del Parque Bolívar y se puede realizar en jeep sobre la vía a la vereda Las Aguas, hasta donde llega la carretera, y el resto a pie.

Otra de las actividades que más acogida tienen en el mes de junio es el desfile y concurso del yipao, donde se le brinda un homenaje al ícono de la región, el jeep Willys, por el desempeño en las montañas cafeteras colombianas, donde a lo largo de los años transportó gente, café y productos típicos de la región. En este mes los habitantes decoran las calles, casas y los balcones con elementos de su cultura y se preparan para los días de celebraciones y música.

Salento, el pueblito viejo del Quindío

Cuentan que Salento es el pueblo más pequeño y más antiguo del Quindío. Su paisaje cafetero hace que sea uno de los municipios más visitados por turistas nacionales y extranjeros.

Está ubicado en el norte del departamento y  allí pasa el camino nacional que recorrió Bolívar durante la Independencia.

Su clima es frío y sus principales actividades económicas son la ganadería, la agricultura y el ecoturismo.

Las caminatas ecológicas, las cabalgatas y sus hospedajes exóticos se encuentran entre los  mayores atractivos.

Y qué decir de su gastronomía: una buena arepa de choclo, patacón y una trucha arco iris al ajillo y por supuesto no puede faltar una buena taza de café o ponche típico.

Es la cuna de la palma de cera y también el pueblo de los jipis, por su gran variedad de tonos verdes y la tranquilidad que se disfruta en él.

Muy cerca de allí se encuentra el Valle de Cocora, un lugar mágico por sus extensos bosques de palma de cera, que crecen hasta 60 metros, y con  gran diversidad de ecosistemas. Este valle es perfecto para hacer recorridos a pie y en caballo, o si lo prefiere se puede hacer campismo en el área rural, donde puede observar la hermosa niebla que cubre la cima de las montañas.

Salento y Valle de Cocora, dos lugares de encuentro con la majestuosa naturaleza.

Por El Espectador

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