Turismo

Viaje a la medida: Buenos Aires en cinco pasiones

Pocas ciudades ofrecen tanto como la capital argentina. De La Boca a Recoleta, del deporte a la cultura y como diseñada a la medida, la “Reina del Plata” toca con fervor los gustos de todos. Conozca algunas opciones.

esteban dávila náder
28 de agosto de 2019 - 03:00 p. m.
Caminito, en el barrio de La Boca, es uno de los atractivos turísticos más visitados de Buenos Aires. / Getty Images
Caminito, en el barrio de La Boca, es uno de los atractivos turísticos más visitados de Buenos Aires. / Getty Images

No es fácil hacer un artículo de una ciudad tan apetecida, tan visitada y tan escrita como Buenos Aires. Sin embargo, la ciudad de las pasiones inspira, toca fibras y se deja conocer. Es única y tiene algo para todos, lo ha tenido desde que comenzó a recibir inmigrantes de todas partes del mundo y no ha dejado de tenerlo en una época en la que se puede migrar a cualquier lugar.

De cuna del tango a fortín de la literatura latinoamericana, meca del fútbol y de ahí a escenario de la gastronomía moderna, siempre con un componente urbano magnético, un sincretismo arquitectónico que embelesa, Buenos Aires siempre es querida.

Atrévase a conocerla con las recomendaciones que dejamos a continuación.

La ciudad misma

Son muchas cosas por hacer: 287 teatros, 160 museos y 100 espacios verdes incluyendo bosques urbanos. Afortunadamente, Buenos Aires ofrece dos excelentes servicios de bicicletas: para quienes prefieren andar por su cuenta está EcoBici, una aplicación que presta los vehículos de forma gratuita por horas y por estaciones; quienes buscan un tour guiado pueden reservar alguno de los que ya están diseñados en la página del Ente de Turismo de la ciudad a la fecha y hora que más les convenga.

De esta forma puede recorrer los barrios de Palermo, Recoleta y La Boca, paseando por lugares icónicos como las casas coloridas de Caminito, con su galería al aire libre, la Plaza Evita, el Jardín Japonés, la réplica de la casa de Grand Bourg y muchos otros. Por el contrario, si prefiere caminar, tome como punto de partida el Obelisco, en la Avenida 9 de Julio —la más ancha del mundo—, tome la Av. Independencia y baje por la Calle Defensa. Hacia el norte encontrará la Casa Mínima, la más pequeña de la capital, el Paseo de la Historieta con la escultura de Mafalda y la Plaza de Mayo, sede de la Casa Rosada y la Catedral Metropolitana de Buenos Aires; hacia el sur estarán la plaza Dorrego, San Telmo y su mercado lleno de anticuarios.

(VEA TAMBIÉN: Buenos Aires, culturalmente joven y diversa)

La mesa gaucha

Una visita a la capital argentina no está completa sin probar un buen corte de carne, de esos tan blandos que se parten con cuchara. En la actualidad, la ciudad porteña cuenta con una amplia oferta gastronómica, joven y que se atreve a experimentar, con un respeto casi ceremonial, con la rica tradición carnicera gaucha.

Ejemplo de ello es Niño Gordo, un restaurante en Palermo que combina estas costumbres con las técnicas e ingredientes típicos de Asia oriental, logrando deliciosas combinaciones como el rabo estofado, la sopa de osobuco al estilo ramen o las mollejas con miso y akusai. Otro recomendado es Corte Carnicería, en Belgrano, que combina el quehacer de un frigorífico con el de un restaurante, en un ambiente limpio y moderno, para ofrecer carne orgánica en todas sus presentaciones y preparaciones, donde destacan los chorizos de diferentes colores y el bife madurado. Si lo que se busca es algo clásico, siempre estará La Cabrera; mientras que quienes quieren algo rápido pueden ir a probar los choripanes gourmet de la cadena Chori.

Literatura para el alma

Es difícil viajar a Buenos Aires y no pensar en Borges, Cortázar, Casares o Sábato, aun más cuando calles y plazas de la ciudad han sido bautizadas con sus nombres y los de otros grandes de la literatura. Recorrerlas es recordarlos, visitar alguna de sus 380 librerías —es la ciudad con mayor cantidad de librerías por habitante en el mundo— y buscar alguna de sus obras para leer, al son de un buen vino, es regresarlos a la vida.

Algunas que vale la pena recorrer en Palermo son Eterna Cadencia, Libros del Pasaje y Falena, todas con altísimas estanterías, una oferta completa y hasta cafés para sentarse a disfrutar de la atmósfera tranquila que ofrecen. Al caminar de una a otra se puede disfrutar también del ambiente neoyorquino del barrio, rico en grafitis, murales, galerías de arte y restaurantes. Tampoco se olvide de pasar por Recoleta para visitar El Ateneo, considerada una de las librerías más bellas del mundo, que conserva la arquitectura ecléctica del teatro Grand Splendid.

Estadios y oncenos

Ir a un partido, verlo por televisión o sencillamente conversar sobre el deporte rey provoca todo tipo de emociones y reacciones entre la gran mayoría de los bonaerenses, y eso se nota hasta en las calles. No hay quiosco sin productos de los muchos equipos del país, ni calle en la que se vea al menos el escudo de un equipo, tampoco hay estadio sin historia que contar y es precisamente por eso que vale la pena visitar algunos.

Primero está el Monumental de Núñez, casa del River Plate, con museo propio en el que se puede revivir la historia del club con una película en 360°, una línea del tiempo y una galería de incontables objetos históricos, incluidas todas las copas ganadas por el club de la banda cruzada. Allí mismo se puede obtener el tour por el estadio. Tampoco se puede dejar de visitar la Bombonera, del Boca Juniors, vestida de azul y oro hasta los cimientos y con una oferta de museo muy similar a la anterior, y eso sin contar al José Amalfi, del Vélez Sarsfield; el Pedro Bidegain, del San Lorenzo; el Presidente Perón, del Racing, o el Tomás Alfonso Ducó, del Huracán.

(LEA TAMBIÉN: ¿Qué hacer en Buenos Aires?)

A ritmo de tango

El tango es el sonido de la nostalgia, del inmigrante que extraña su tierra, de la sensualidad de dos cuerpos que comparten una profunda relación emocional, de Gardel, Sosa, Goyeneche, Castillo, Lamarque y, sobre todo, de Buenos Aires. Escucharlo es transportarse a las calles de Caminito, La Boca y San Telmo, donde nació; bailarlo es sentir a Argentina en los huesos. Para vivir una experiencia alrededor de este ritmo, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la Unesco, no hay que dejar de visitar bares como La Biela o La Perla, cafés como Roma o Nostalgia y, claro, el hotel Alvear. También vale la pena pasar una noche por el club La Viruta, en el 1366 de la calle Armenia, y recibir una buena clase antes de escuchar en vivo a algunas de las principales agrupaciones del género en la actualidad.

*Invitación Ente de Turismo de Buenos Aires.

Por esteban dávila náder

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