Explorar el Amazonas es adentrarse en uno de los ecosistemas más vitales del planeta. Esta región no solo resguarda una biodiversidad incomparable, sino que también es hogar de comunidades indígenas que han sabido habitar y cuidar la selva durante generaciones. Visitarla es más que un viaje: es una oportunidad para reconectar con la naturaleza y reconocer la sabiduría de quienes han aprendido a vivir en armonía con ella.
Si usted quiere ir, a tan solo 53 kilómetros de Leticia, en la comunidad indígena de Macedonia, se encuentra Maloca Barü Experiencias Amazonas, un emprendimiento local que ofrece una experiencia integral de turismo responsable. Con servicios de hotel, restaurante y tienda de artesanías, buscan compartir la riqueza del Amazonas desde el respeto, la alegría y el amor por su cultura.
“Esta iniciativa nace del deseo profundo de nuestra comunidad de abrir las puertas al mundo, no solo para mostrar la belleza de nuestra tierra, sino también para fortalecer el tejido cultural y económico de nuestro territorio. Creemos firmemente en enseñar y compartir nuestro entorno desde una perspectiva auténtica, resaltando la riqueza de nuestra cultura, la majestuosidad de la selva, la abundancia natural, el arte de nuestras artesanías, las tradiciones de pesca y todo el sistema de vida que caracteriza a los pueblos indígenas del Amazonas”, afirma Antony Morán, gerente de Maloca Barü Experiencias Amazonas.
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Según Morán, como familia y comunidad han construido un modelo de turismo participativo que involucra activamente a toda la población local. Madres, padres, jóvenes, niños, abuelos y líderes comunitarios forman parte esencial de este proceso de intercambio cultural. Cada integrante contribuye desde su saber y experiencia a través de:
- Artesanías tradicionales elaboradas con técnicas ancestrales.
- Conocimientos en medicina natural, transmitidos de generación en generación.
- Talleres culturales y artesanales que permiten compartir y preservar sus saberes.
- Experiencias vivenciales que conectan al visitante con el modo de vida propio de la Amazonía indígena.
¿Qué puede encontrar en este emprendimiento?
Maloca Barü Experiencias Amazonas cuenta hoy con un hotel con capacidad para 60 personas, distribuidas en 25 habitaciones ubicadas estratégicamente a orillas del río Amazonas. Cada espacio ofrece vistas privilegiadas que invitan a la contemplación y al encuentro íntimo con la naturaleza. Sin embargo, para quienes buscan más que un lugar de hospedaje, sino una experiencia que los lleve a una inmersión en un entorno natural único, la empresa ofrece algunos paquetes turísticos únicos,
“Maloca Barü ha diseñado una oferta turística con paquetes de dos a cinco días, ajustados a distintos tiempos y necesidades. Cada plan incluye traslado fluvial desde Leticia, hospedaje, alimentación con recetas locales, acompañamiento de guías indígenas y cobertura de seguros médicos. Los guías, pertenecientes a la comunidad, hablan español, inglés y francés, lo que permite que personas de diferentes países se comuniquen con facilidad y comprendan mejor el contexto de cada experiencia”, aseguró el gerente.
De hecho, durante la estadía, podrá compartir con las familias del territorio, participar en actividades cotidianas como la pesca, conocer el cultivo en chagras y asistir a talleres donde se explican técnicas de elaboración de artesanías, medicina tradicional y otras prácticas transmitidas por generaciones.
Dentro de las instalaciones, la maloca principal sirve como punto de encuentro y mercado. Allí, los visitantes pueden adquirir directamente productos hechos por la comunidad, como tejidos, tallas en madera, objetos decorativos y alimentos provenientes de la chagra. Esta actividad de intercambio comercial se mantiene todos los días, lo que permite a los viajeros apoyar de manera directa la economía local.
“Las rutas de exploración comprenden caminatas guiadas por senderos de la selva, salidas en lancha para observar delfines rosados y otras especies del río, todo de forma responsable, visitas a islas peruanas cercanas y encuentros con fauna silvestre como monos, aves y peces amazónicos. También se pueden realizar talleres de cocina tradicional, cestería o pigmentos naturales, guiados por miembros de la comunidad”, dijo.
Para quienes buscan una experiencia más exigente, hay programas de supervivencia en la selva. Durante estos recorridos, el visitante duerme en hamacas bajo techo de hojas, construye refugios, aprende a recolectar frutos comestibles, identifica plantas medicinales y participa en técnicas tradicionales de pesca. Todo esto con acompañamiento continuo de guías que explican el uso y el valor cultural de cada práctica.
Una de las mayores fortalezas de esta experiencia es su ubicación en la región trifronteriza entre Colombia, Perú y Brasil. Desde la comunidad indígena de Macedonia, los visitantes acceden a rutas fluviales y culturales que cruzan las fronteras sin perder la continuidad de la identidad amazónica. Esta posición estratégica permite comprender cómo las comunidades indígenas comparten conocimientos, costumbres y sistemas de vida que trascienden los límites políticos y conforman una sola visión del territorio.
“Conocer la selva amazónica desde esta perspectiva representa mucho más que un viaje: es una oportunidad para tomar conciencia sobre la importancia de este ecosistema. El Amazonas no es solo un bosque tropical, es el sistema ecológico más extenso y vital del planeta. Su capacidad de capturar dióxido de carbono, regular el clima y sostener una biodiversidad incomparable convierte cada visita en una lección vivencial sobre nuestra interdependencia con la naturaleza y el papel crucial que cumple este territorio para el equilibrio global”, dijo Morán.
Según el experto, la visión de los pueblos indígenas del Amazonas, la selva es un ser vivo que merece respeto y cuidado. Esta relación profunda y respetuosa no se basa en la explotación, sino en la reciprocidad: cada elemento —una piedra en el sendero, una raíz bajo la tierra, un lago o un árbol centenario— tiene un propósito dentro del sistema natural. Cuando los visitantes llegan con disposición y apertura, pueden conectarse con esta cosmovisión ancestral y reconocer la selva no como un recurso a utilizar, sino como una maestra que guía, sostiene y transforma.
“Esa transformación interior es uno de los mayores aportes que ofrece el Amazonas. Más allá del turismo de aventura, sumergirse en la selva de la mano de las comunidades indígenas permite a los visitantes reencontrarse consigo mismos, lejos del ruido de la vida moderna. La selva actúa como un espejo que revela nuestra humanidad y nuestra conexión con el planeta. Quienes viven esta experiencia no solo conocen un territorio, sino que desarrollan una nueva conciencia sobre su lugar en el mundo”, finalizó.
¿Cómo llegar al lugar?
Para llegar a Maloca Barü Experiencias Amazonas, primero es necesario viajar en avión hasta la ciudad de Leticia, la capital del departamento del Amazonas colombiano. Desde cualquier ciudad del país, puede tomar un vuelo con conexión en Bogotá. El trayecto aéreo entre Bogotá y Leticia tiene una duración aproximada de 1 hora y 45 minutos.
Una vez en Leticia, el equipo de Maloca Barü recibe personalmente a los visitantes en el aeropuerto. Desde allí, se realiza un traslado fluvial en lancha hasta la comunidad indígena de Macedonia, donde se encuentra nuestro centro de operaciones. Este recorrido por el majestuoso río Amazonas dura alrededor de 1 hora y 40 minutos, atravesando un tramo del río que marca la frontera natural entre Colombia, Brasil y Perú.
“Esta es una experiencia que no se consume, se vive. Por eso, quienes nos visitan deben prepararse para una inmersión completa: clima tropical ecuatorial, ropa ligera e impermeable, repelente, linterna, y, en lo posible, la vacuna contra la fiebre amarilla. Aquí se viene a aprender, a compartir y a caminar con respeto en un territorio donde la naturaleza y la cultura caminan juntas”, recomendó Morán.
Si el emprendimiento fuera un animal o un sabor...
Si Maloca Barü fuera un animal, sería el oropéndola, también conocido como mochilero o arrendajo en el Amazonas. Esta ave representa el espíritu de la empresa: es inteligente, tejedor, trabajadora y tiene un canto particular que alegra la selva. Su plumaje amarillo intenso simboliza la vitalidad y la conexión con el entorno natural. El nombre Maloca Barü surge precisamente de esta identidad: “maloca” como casa ancestral de encuentro, donde se realizan rituales y reuniones comunitarias, y “barü”, que honra al oropéndola como guía y símbolo de sabiduría amazónica.
Si fuera un sabor, Maloca Barü sabría a selva viva: una mezcla cálida, intensa y húmeda, marcada por la dulzura de los frutos locales, el picante suave de las plantas medicinales y la frescura del río Amazonas.
Un dato curioso de la región
“Un dato curioso de la región amazónica, específicamente de la selva alrededor de Leticia, es que está habitada por una unión de pueblos indígenas grandes, entre ellos los Magüta Tikunas. Estos pueblos no solo comparten territorio, sino también una cultura común que atraviesa las fronteras de Brasil, Perú y Colombia. Esta conexión se refleja en sus costumbres, idioma, comida y tradiciones, creando una identidad amazónica compartida que une a estas comunidades más allá de los límites políticos”, dijo Morán.
Añade, además, que esta convivencia transfronteriza ha dado lugar a una mezcla lingüística única. En la región se hablan varios idiomas, principalmente el español y el portugués, además de las lenguas indígenas propias. Esta diversidad lingüística y cultural es una muestra más de cómo el Amazonas es un espacio vivo de encuentro y riqueza cultural, donde las fronteras nacionales se vuelven permeables frente a una identidad común y ancestral.
Datos de contacto
- Celular: 3124357168
- Email: malocabau1@gmail.com
- Redes sociales: Maloca Barü Experiencias Amazonas
- Página web: www.amazonasmalocabaru.com .
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