Un sistema financiero enfocado en finanzas virtuosas

Este sector ha crecido en varios terrenos, sirviendo a más usuarios a través de más canales. Sin embargo, aún hay espacio para mejorar de cara a servir mejor al crecimiento de la economía en general y al de los ciudadanos en particular. Una conversación sobre los retos.

Diego Guevara* / @diegoguevaro
29 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
En 2019, el sector financiero colombiano creció 5,7 % año corrido, mientras que el promedio del PIB fue de 3,3 %. / Getty Images
En 2019, el sector financiero colombiano creció 5,7 % año corrido, mientras que el promedio del PIB fue de 3,3 %. / Getty Images

Pero en medio de esa expansión también emergieron problemas en el corazón del sistema, que lo alejan de su dimensión más virtuosa, una en la que el sector trabaja para la economía y no cuando la relación se da al revés.

Así, entonces, en el caso colombiano se debe insistir en algunos puntos que permitan garantizar un sistema financiero virtuoso que trabaje para la economía. Para nadie es un secreto que en el país las actividades financieras y de seguros han crecido muy por encima de la media del PIB (producto interno bruto) Nacional.

Para 2019, el crecimiento del sector financiero se ubicó en 5,7 % año corrido, mientras que el promedio del PIB fue de 3,3 %. Sin embargo, al analizar datos sobre diferenciales de tasa de interés (diferencia entre tasas activas, colocación, y pasivas, captación) se tiene que en Colombia el diferencial sigue siendo muy alto.

Según datos del Banco Mundial, para 2018 este diferencial en Colombia era de 7,4 %, un dato muy alto si se compara con el 1,5 % de Chile o el 2,6 % de Canadá. De hecho, países con niveles similares al diferencial de Colombia son Haití, con 7 % e Irak, 7,6 % (dato de 2016). Y estos son países con ingresos más bajos y condiciones mucho más complejas que las de Colombia.

Este escenario plantea una oportunidad para mejorar, para tomar el camino de las finanzas virtuosas: bajar el diferencial en tres tasas activas y pasivas en el país. Esto requiere un trabajo mancomunado entre los reguladores, el Banco de la República y, sobre todo, de la responsabilidad corporativa real de los grupos económicos colombianos que concentran cerca del 70 % del negocio bancario. Es muy difícil pensar en un circuito virtuoso de las finanzas que apalanque el sector real, la industria y nuevos emprendimientos si las tasas de interés y sus respectivas diferencias son muy grandes.

Otra oportunidad de mejora y crecimiento para el sector financiero local está asociada con entender y fomentar los microcréditos de acuerdo con su metodología original, que se basa en tecnologías de grupos y apoyo técnico y de soporte a las propuestas productivas financiadas.

En un país con altas tasas de informalidad, el microcrédito virtuoso es una herramienta crucial para mejorar las condiciones de trabajo de la economía popular. Sin embargo, algunas instituciones microfinancieras colombianas han dado un vuelco hacia ser bancos tradicionales y mantienen, en algunos casos, la figura del microcrédito destinada a temas de consumo.

En el marco de unas finanzas virtuosas, el microcrédito no puede ser una carga que extraiga gran parte del valor creado con el trabajo informal, sino una herramienta para impulsar proyectos productivos con miras, justamente, a ampliar la base de formalidad de la economía colombiana.

Finalmente, hay una discusión amplia (la cual también se ha dado en este diario) acerca del nivel de endeudamiento de los hogares, especialmente en la dimensión de consumo. Las instituciones financieras han hecho una tarea de flexibilización a la hora de sacar una tarjeta de crédito o adquirir un préstamo de libre inversión. Eso, per se, no está mal. Sin embargo, cuando el crédito se utiliza para resolver necesidades de consumo ante la caída de ingresos de los hogares, entonces se empieza a crear un patrón de inestabilidad.

Unas finanzas virtuosas en el segmento del consumo deberían tener unos plazos diferentes mucho más cortos a los de hoy, de tal forma que haya incentivos que logren matizar el crecimiento de esta modalidad y a la vez un perfil de consumo más sostenible y menos suntuario.

El sector financiero ha mejorado notablemente en provisión de servicios tecnológicos, variedad de productos financieros y capacidad de funcionamiento en temas como sistemas de pagos. Por eso, ante estos avances, los puntos discutidos pueden ser piedras en el zapato que, a la larga, impiden que el sector financiero impacte, a mayor escala y de manera más positiva, a toda la economía colombiana.

* Profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Colombia.

Por Diego Guevara* / @diegoguevaro

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