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Así lo explica la dermatóloga Mónica Rivera, quien destaca que hay tres especialmente frecuentes: acné, dermatitis y melasma. Aunque muchas veces son causadas por predisposición genética, también se producen por la exposición a los rayos ultravioleta y la falta de cuidado de la piel.
Es el caso de los melasmas, manchas o paños que salen en el rostro y que se asocian al embarazo o a la exposición constante y sin protección a los rayos que son emitidos por el sol, la luz eléctrica o los dispositivos electrónicos.
Con respecto al acné, explica que se manifiesta tanto en jóvenes como en adultos. Para combatirlo es necesario realizar limpiezas frecuentes y usar productos para piel grasa.
Otro motivo frecuente de consulta es la dermatitis seborreica, conocida como caspa, causada por la irritación del cuero cabelludo. “Por lo menos el 80 % de nuestra población la tiene y a veces, incluso, se manifiesta en la cara, la nariz y las cejas”, agrega Rivera.
“La recomendación es manejarla con champús medicados que disminuyen la inflamación. En momentos de estrés, uno de los principales desencadenantes, suele empeorar y hay que recurrir a otras cosas”.
El dermatólogo Manuel Franco aconseja asesorarse de un especialista para determinar las particularidades de cada caso y garantizar que el tratamiento sea lo más efectivo posible. Y más allá de tratar cualquier anomalía, es clave una rutina de cuidado apropiada. “Por ser el primer órgano de barrera natural y el más visible, una enfermedad dermatológica se vuelve muy delicada no solo debido a su impacto físico, sino emocional y psicológico”.