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“Aquí ya no normalizamos ni naturalizamos las violencias”

La Universidad El Bosque es una de las pioneras en cuanto a políticas de género e inclusión social.

21 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
“Aquí ya no normalizamos ni naturalizamos las violencias”

Cerca del 60 % de la población estudiantil de la Universidad El Bosque está conformada por mujeres, y es una institución abanderada en cuanto a políticas de género y de inclusión social, es por eso que en diálogo con El Espectador, Gloria del Pilar Cardona, psicóloga, especialista en epidemiología, máster en antropología, Docente investigadora de la Facultad de Psicología y asesora del Centro de Género e Inclusión de la Universidad El Bosque, habló sobre lo trascendental que resulta para la sociedad una educación marcada con un enfoque de género.

¿Qué han hecho en la universidad para garantizar desde la academia la paridad de género?

El marco más importante para poder garantizar la equidad de género está relacionada específicamente con temas de la política. Cuando una institución tiene una política como la de nosotros, permite que toda la comunidad académica pueda incorporar el enfoque de género. En ese proceso de incorporación lo que buscamos es que hoy se pueda reconocer mucho más a las mujeres en el desarrollo de la academia en el ejercicio que se ha venido dando en el proceso de incorporar a la mujer en carreras que no necesariamente estaban dispuestas para ellas, como medicina, ingeniería, o como los profesionales de la salud, tan demandados en estos tiempos de pandemia. Esa política de género busca garantizar que las mujeres logren acceder a este tipo de carreras. Lo otro es que los programas incluyen la revisión de la incorporación de género, no solamente en términos académicos, sino en el trato cotidiano entre hombres y mujeres.

¿De qué trata la política de género que ha promovido la universidad?

La política de género e inclusión social ha venido avanzando desde 2017 y bajo lo que establece el marco de la Ley 1257 y las responsabilidades que tienen las instituciones educativas de educación superior de poder incorporar estos enfoques de género a todo lo que tiene que ver con un plan de estudios, planes de desarrollo, capacitación, formación e investigación. Lo que hizo la universidad fue recoger todas esas garantías que requieren los derechos para las mujeres, especialmente en ese marco normativo internacional y nacional. Por eso organizamos tres puntos en los que podría trabajar la universidad. El primero era empezar a pensar en una universidad en la que cada plan estratégico y de desarrollo se pueda sustentar desde el enfoque de género, que en una clase no solo se incorporen autores hombres, sino también autoras mujeres destacadas en cada carrera. Lo segundo era financiar, estar a la vanguardia y ser una universidad con la capacidad de hacer asesorías, consultorías y trabajos relacionados con género. Hoy la universidad cuenta con diversos proyectos asesorados con enfoque de género. Y, por último, es ver cómo generar cursos de formación y centros de pensamiento, actividades académicas en el interior y fuera de la universidad que traten estos temas. Desde el año pasado se ha realizado un catedrático Abierta “Para no dejar a nadie atrás” donde el centro de género a participado en los retos, desafíos y avances del Objetivo sobre equidad de género y eliminación de todas las formas de violencias. Se han inscrito 2.700 personas de todas las partes del mundo. Lo otro es tratar las violencias contra las mujeres, niñas y comunidad LGTBI, que pudieran tener una ruta de atención, identificar esas normalizaciones que se dan en la universidad y que de alguna forma nos permitan crear un protocolo de atención, y así se hizo.

¿Cómo ha sido el trabajo desde la Universidad El Bosque para hacer del campus un espacio incluyente?

El hecho de activar el centro de género, el tener una ruta de atención que identifique las formas de discriminación y de violencia que se puede presentar, te permite reconocer mucho más que esas violencias existen. Además, cómo empezar a trabajar esos temas de prevención. Antes, posiblemente, la universidad no tenía un equipo que asesorara ese tipo de estigmas y discriminación. El año pasado la carrera de administración de empresas formó a sus docentes en temas de género, sobre el cómo romper todo tipo de estigmatizaciones. Cosas tan sencillas que un docente no le pregunte a una mujer sobre matemáticas porque se piensa que una mujer tiene menos habilidades. Muchas veces se naturalizan los comentarios discriminatorios hacia los estudiantes, sean hombres o mujeres, por eso ahora un estudiante puede expresar que se siente incómodo por la forma en la que se lo dicen. La universidad hace cerca de cinco años ha venido transformando los baños de la universidad. Hoy se comparte ese espacio y cualquier hombre o mujer puede decidir a qué baño entrar. El hecho de que nosotros tenemos una rectora, y eso permite que se reconozcan aún más espacios de socialización.

¿Qué cualidades personales y profesionales tiene una mujer graduada de la UEB?

Hemos venido trabajando diversos ejercicios de empoderamiento. Hace tres años se graduó la primera promoción de politólogos de la universidad, y las mujeres que se graduaron, ellas mismas, solicitaron que su cartón no dijera politólogo, sino politóloga. Eso fue una muestra de que el lenguaje incluyente tiene un impacto en el cómo te reconoces como profesional y que sea expresado en femenino. Las mujeres y los hombres que hoy están en la Universidad El Bosque se encuentran con una institución que le cree al enfoque de género. El hecho de que la universidad hoy tenga una política pública en este sentido, permite que hombres y mujeres tengan una visión diferente frente a lo que se trabaja. Es enseñar una forma de construcción diferente a un sistema patriarcal, en distribuciones sexuales del trabajo, cosificación del cuerpo, roles, es darles herramientas a los estudiantes para que se puedan relacionar de forma diferente. La universidad también hace un acompañamiento con las personas que deciden cambiar su identidad de género, que vienen con un proceso, que en una clase una persona se identifique con el nombre que quiera, así no sea el mismo de la cédula. En la Universidad El Bosque hemos venido acostumbrándonos a relacionarnos con esa diversidad que hoy existe entre hombres y mujeres.

¿Qué diferencial tiene la Universidad El Bosque en cuanto a equidad de género?

Son varias cosas. La ventaja de tener una política de género es que te permite, en la universidad, generar una cultura del enfoque. Eso no se da si no existe una política. Hubiésemos hecho lo normal, centrarnos en hacer atenciones a violencia, que es lo que establece la ley frente a la responsabilidad que tienen las instituciones educativas ante la atención de casos de violencia. Muchas universidades lo que tienen es protocolos de atención o rutas de atención institucional, pero lo que hace la política y nuestra universidad diferente es tener la sensación de que cuando tú entras a trabajar en la Universidad El Bosque ya estás hablando desde una perspectiva de género. Aquí ya no normalizamos ni naturalizamos las violencias, empezamos a reconocer las inequidades en las carreras, en relaciones de poder. Como universidad podemos transformar esto en términos de cultura. Financiar proyectos de investigación que traten estos temas. Y al que ingresa que sepa que esta es una universidad abierta a todo este tipo de temas y que lucha por una sociedad más justa. La Universidad El Bosque también le apuesta a aportarles con su desarrollo académico a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

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