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Hombre de campo. 40 años. Tez blanca. Vive desde los 33 en el corregimiento de Todos los Santos, en el departamento de Arauca. Se llama Carley Navarro y comparte su vida "al lado de tres maravillosas mujeres, Angela Daniela de 13 años y Dana Gabriela de 8, que son mis dos hijas, y mi esposa, Yudi Ibáñez". Nació y creció rodeado por cultivos, siembras de plátano, cacao, maíz, yuca y hortalizas. Tocado por el conflicto armado, tuvo que ver junto con sus familiares cómo la guerra se tomaba las calles del departamento donde vive. Hoy, tras ver que los grupos armados se peleaban por la tierra y buscaban cultivadores de coca, vive tranquilo porque decidió que sus manos debían tener otro objetivo: sembrar cacao, una práctica heredada de su familia. Por tranquilidad. Por paz.
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“No tuve que recurrir a la siembra de cultivos ilícitos pues nosotros queríamos tranquilidad y si uno se pone a cultivar coca va a generar más violencia y no queremos más de la que ya hay. Donde existen cultivos de estos hay miedo y más presencia de la maldad”, asegura. Habla con satisfacción, se escucha feliz con su cultivo de cacao, ese mismo que le ha ayudado a construir su casa y darle lo necesario a su familia.
“Cultivar cacao para mí es un estilo de vida. Yo me levante de niño cultivado este producto y en este momento tengo mi propiedad. Aunque ahora la siembra está en proceso de levante, lo seguiré haciendo por cultura, tradición y por tranquilidad”. Con el tiempo ha comprobado lo rentable que puede resultar este tipo de actividades agrícolas si se tienen aliados estratégicos, como fundaciones o empresas.
“En el 2016, gracias a la fundación Alcaraván, conocí Lök Food y desde el 2018 he trabajado con ellos. Lo que hacemos es que suministramos el cacao para la transformación a un muy buen precio, y la fundación lo convierte en chocolate para poder venderlos. Nos pareció una oportunidad excelente”.
Pero, ¿qué es Lök? "Es una empresa que nació pensando en transformar las mejores materias primas de origen colombiano en productos con alto valor. El objetivo es competir en el mercado nacional e internacional”, asegura María Carolina Angulo, gerente comercial de Lök.
Ella junto con su socio entendieron el valor del café y el cacao para exportar, pero como no existía ninguna empresa que en ese momento le diera el suficiente valor agregado, “entendimos que, si los transformábamos, los producíamos y los comercializábamos, es decir, si integrábamos toda la cadena de valor, íbamos a ser muy exitosos”, explica.
La iniciativa de Lök de la que se ve beneficiado Carley, consiste en impulsar y dar a conocer el valor del cacao colombiano que se da en zonas muy afectadas por cultivos de uso ilícito. “Es una iniciativa que trabajamos de la mano de la fundación Alcaraván y lo que buscamos es transformar el cacao araucano en chocolate de muy alta calidad. Darle mayor dinámica a la cadena productiva de cacao – chocolate en Arauca de modo que aseguremos la compra del cacao directamente de mano de los productores”, cuenta Carolina.
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La fundación Alcaraván, con su taller de chocolate ubicado en Arauca, transforma el grano de cacao en chocolate. Lo hace por medio de procesos de selección detallados para obtener el mejor material genético de la región. Los cuatro procesos de transformación del chocolate son: la fermentación, el secado, la tostión y el concheo.
Arauca es conocida en el mundo por tener uno de los mejores cultivos de cacao. A este producto se le considera “de fino aroma”, según una clasificación que realiza la Federación Internacional del Cacao (ICCO) y representa apenas el 8 % de la producción de cacao en el mundo. Durante dos años seguidos este se ha llevado el premio más importante del concurso 'International Cocoa Awards', que se realiza en el 'Salón del Chocolate de París', y finalista en 2013 entre más de 24 países y 121 productores diferentes. “Con iniciativas como esta, buscamos contarles a los consumidores colombianos que Arauca es conocido en el mundo como el productor de uno de los mejores cacaos”.
Más allá de un negocio, los pobladores del municipio de Arauca ven la siembra de este producto como una oportunidad para que los jóvenes se enamoren del campo y no busquen alternativas ilegales para salir adelante. Con la iniciativa de Lök se han beneficiado más de 1.300 cacaocultores con asistencia técnica y empresarial para el mejoramiento de su actividad, así como la siembra de más de 1.200 hectáreas de cacao, la renovación de alrededor 500 hectáreas de cultivo con clones de alto rendimiento y educación técnica para el manejo integral del cultivo de cacao, “todo esto con el objetivo de fortalecer las vocaciones agrícolas de la región”.
Producción y zonas
Hasta el momento, la iniciativa de Lök Foods y la fundación Alcaraván ha llegado al departamento de Arauca de donde extraen la mayor parte de la materia prima. Sin embargo, en Tumaco también han realizado algunas alianzas para tener cacao de esta región.
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“El departamento de Arauca es el segundo productor de cacao en Colombia con cerca de 17 mil hectáreas cultivadas y una producción aproximada de 10 mil toneladas al año. Frente a estas cifras, hemos podido llegar con chocolate de alta calidad a más de 8 países en el mundo, siendo el mercado chileno y mexicano los más importantes. Este año acabamos de abrir oficinas comerciales en Estados Unidos y Francia”, aclara Carolina.
Los campesinos de estas zonas están convencidos que con cacao si se puede vencer la violencia y la cultura de narcotráfico que por muchos años ha estado en Colombia. “Realmente nosotros no los convencemos de nada ni hacemos parte de ningún proceso de sustitución. La comunidad del departamento de Arauca está viendo en el cacao un motor económico, nuevas oportunidades muy rentables, estabilidad y una nueva visión del futuro como sociedad”.
Actualmente Lok Foods cuenta 19 empleados de planta y en temporada pueden llegar a contratar hasta 25. Se trata de una relación gana - gana. “En el corregimiento en el que yo vivo no hay cultivos de uso ilícito, nos hemos dedicado a la producción del cacao por tradición, porque nuestra zona es tranquila. Pero si he conocido personas de corregimientos cercanos que han cambiado al cacao y me cuenta que es la mejor decisión que han tomado. Es una forma de vida más tranquila”, asegura Carley, el hombre de campo, al otro lado del teléfono.
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