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Nadie esperaba estar en una situación como la que hoy vive el mundo. Familias separadas por el aislamiento, empleos que se pierden y planes que se aplazan, aunque hay quienes la determinación de los sueños los alimenta hasta en las horas más difíciles.
Si se miran los cálculos estimativos del Ministerio de Relaciones Exteriores para 2019, son 4,7 millones de colombianos los que viven en el exterior, y muchos de ellos se fueron con la idea de hacer y cursar con éxito estudios de posgrado. Salvo que se encontraron con una pandemia, como el coronavirus, que ya ha contagiado a más de cinco millones de personas y han muerto más de 355.000 en todo el mundo.
España y Argentina son algunos de los destinos a los que más concurren nacionales para hacer sus posgrados. En dos países, de los muchos en los que hay connacionales, cuatro de ellos cuentan cómo es seguir estudiando, con la demanda académica que requiere, a pesar de los cierres y los confinamientos a los que hoy está sometido gran parte del mundo.
“Mi máster es más de práctica que de teoría”
Luisa Monsalve, Madrid, España. La experiencia dio un giro de 180°, la principal razón por la que decidí venir a cursar mi máster en España es porque considero que aún la educación no está tan avanzada, al punto de ser lo mismo “online” que presencial. En gastos ha sido el doble de costoso, debido a la crisis económica y la inflación. Lo más difícil en términos académicos es que mi máster necesita más de práctica que de teoría. Esta situación hizo que el máster tomara la modalidad “online” como única solución para seguir, al final acaba siendo un poco frustrante, ya que siento como si estuviese desde Colombia haciendo mi maestría.
* Luisa estudia un máster en fashion styling and communication en el Istituto Europeo di Design.
“Venía con la idea de conseguir empleo”
Gerson Rubiano, La Plata, Argentina. Pasé la Navidad en Colombia y cuando volví comenzó toda esta pandemia. Mi experiencia ha sido buena y mala. Al inicio el insomnio y los cambios de horarios me afectaron, tanto en mi vida social como alimenticia, pero después se reguló. He estado casi siempre en casa, aunque venía con la idea de conseguir empleo para pagar mis gastos, pero por la emergencia no ha sido posible. Tanto trabajo y clases virtuales me hacen sentir muy agotado. A mí me gusta la investigación, así que para mi perfil profesional trae muchos beneficios hacer un posgrado afuera. O al menos eso quiero pensar, porque me preocupa la crisis económica que se vendrá después de que la curva empiece a descender.
* Gerson estudia una maestría en historia y memoria en la Universidad Nacional de La Plata.
“La pandemia me ha dado experiencias no esperadas”
Ana Elizabeth Graciano, Granada, España. Una de las expectativas que tenía al venir a estudiar un posgrado al extranjero era poder viajar con facilidad. La pandemia me ha dado experiencias no esperadas. Ha sido sorprendente sentir el cambio en la dinámica de una ciudad que vibraba con la juventud de sus estudiantes. Verla vacía. Todo esto ha hecho que mis expectativas al estudiar en el extranjero se hayan tenido que ajustar. La incertidumbre se ha vuelto una constante con la que he tenido que aprender a convivir. La distancia con mi familia no ha cambiado, pero se sentirá más. Es como estar realizando un duelo de las expectativas y planes que no pueden ser y estar abierta al aprendizaje que trae esta obligada pausa.
* Ana estudia un máster en problemas sociales: dirección y gestión de programas sociales en la Universidad de Granada.
“Ha sido agobiante en ocasiones”
Sebastián Montes, Barcelona, España. La experiencia nunca se ha tornado negativa, pero sí ha sido agobiante en ocasiones. El cambio principal fue la migración de los salones a las aulas virtuales. La experiencia se siente más fría e impersonal, los profesores solo hablan ante un monitor sin ver las caras de ningún estudiante. Las interacciones son mínimas. De momento no he tenido que recibir ayuda de mi familia, pero dentro de poco será necesario. Un posgrado en el extranjero permite conectar con empresas con las que uno no podría hacerlo desde Colombia. Aunque lo más difícil es estar lejos de la familia, porque uno nunca deja de preocuparse por ellos, de si están bien o si están expuestos a algún riesgo para su salud.
* Sebastián estudia un máster en periodismo político internacional en la Universidad Pompeu Fabra.