Publicidad

Cambio de mando

Si la parapolítica y los carteles de contratación fueron los dolores de cabeza de los salientes mandatarios, el invierno y el pulcro manejo de las regalías son los grandes retos para los que entran.

Carlos Ardila González / Cartagena
28 de diciembre de 2011 - 02:45 a. m.

Fueron cuatro años de parapolítica y escándalos de corrupción. De destituciones por parte de la Procuraduría y de desastres invernales con los cuales los alcaldes de los municipios más apartados lograron una momentánea figuración nacional. De lobby para respaldar u oponerse al viejo proyecto —hoy convertido en ley— sobre la redistribución de las regalías en el país. Y, por supuesto, cuatro años de brillante gestión en muchas gobernaciones y alcaldías, así su trabajo no haya sido tan conocido como los yerros de quienes lo hicieron mal.

Cuatro años en los que, gracias a su gestión, algunos gobernantes comenzaron a legitimar aspiraciones futuras y otros terminaron presos. Cuatro años que oficialmente concluyen el domingo, cuando asumirán la mayoría de los 1.103 nuevos alcaldes, los 32 gobernadores, los concejales, diputados y ediles, aunque varios de ellos ya se adelantaron. En Villavicencio, por ejemplo, el administrador Juan Guillermo Zuluaga asumió ayer como alcalde. Y mañana, en Granada (Meta), Alan Jara tomará posesión otra vez como gobernador.

Para los que llegan está el reto a largo plazo de ayudar a la superación del conflicto armado, la desigualdad y el encarrilamiento definitivo del país por la senda del desarrollo. Y el desafío inmediato de sacar a sus regiones (con el concurso de la Nación) del caos en que las dejó el invierno y demostrar que sí son capaces de aprovechar las regalías a las que desde la próxima semana tienen derecho los 700 municipios más pobres del país.

A partir de hoy, El Espectador les hace corte de cuentas a los mandatarios que se van y le explica cuáles son los retos de quienes los relevan.


El nuevo vuelo de la ‘mariamulata’

La saliente alcaldesa de Cartagena no descarta seguir sirviéndole a su ciudad desde el gobierno nacional.

Por Carlos Ardila González

Lo mejor de sus cuatro años de gobierno.

Que se acabaron.


¿De qué se siente satisfecha?

De haber convertido a Cartagena en el primer territorio libre de analfabetismo de Colombia y haber reducido en forma drástica la mortalidad infantil.


Lo que definitivamente no pudo lograr…

Poner en marcha Transcaribe y transformar a Bazurto, para evitarles tentaciones a quienes quieren hacer negocio con ese terreno tan valioso.


Una gran frustración.

Varias, como consecuencia de trámites enredados y requisitos absurdos. Por ejemplo, no pudimos, por física tramitomanía, recibir una donación de los venecianos para el transporte acuático.


Y al fin, ¿logró construir ‘Una Sola Cartagena’?

Avanzamos mucho en tener una ciudad más igualitaria, pero aún hay mucho por hacer. Esta sociedad no aguanta más discriminación.


¿Algún consejo al nuevo alcalde?

Que se llene de paciencia, porque a veces en la radio dicen muchas cosas injustas contra los alcaldes y su equipo de gobierno.


Sobre las relaciones con los concejales…

Que no se devuelva ni un centímetro.


¿Y sobre el trato con los comunicadores…?

Que tampoco se devuelva, pero ahí yo tengo que pedirle consejos a él.


¿Qué programas de su administración quisiera que continuaran?

El Plan de lucha contra la pobreza y la Escuela como centro.


Con el nuevo alcalde regresan al poder muchos de los políticos que Ud. combatió, ¿fracasó el proyecto ‘mariamulata’?

Yo no combatí políticos; yo me aplique a erradicar la corrupción y la politiquería y estoy segura que en esos logros Cartagena no va a retroceder.


¿Es verdad que tiene cargo seguro en el gobierno del presidente Santos?

Lo único seguro es la muerte.


¿Le suena una aspiración al Congreso?

Ese es un consejo de los enemigos.


¿Escribiría otra vez la columna ‘Miércoles de Mariamulata’?

Preferiría dirigir el noticiero que tenía Campo Elías. Es electoralmente más eficiente: por algo sacó más votos que yo.

Como columnista fue dura contra algunos políticos; ¿su paso por el gobierno modificó sus conceptos?

Los endureció, porque con Buen Gobierno es mucho lo que se logra avanzar, pero también me ablandé, porque ahora sé que con tanto trámite hay cosas que son muy difíciles.


No es fácil administrar una ciudad compleja como Cartagena y, al tiempo, atender un hogar. ¿Cuál fue su secreto…?

La solidaridad y complicidad de Arturo, mi esposo, y María José, mi hija.


Vistos los resultados electorales, ¿cree haberle ganado el pulso al clientelismo y la corrupción?

Esa es una pregunta para los electores.


¿Con qué recuerdo se va de la Alcaldía?

Uno no, miles; ha sido la mejor y más valiosa experiencia de mi vida.


¿Cartagena sí quedó en buenas manos?

Ha oído decir que la voz del pueblo es la voz de Dios…


Lo mejor del poder...

Poder. Por ejemplo, haber podido rescatar a Pedro Romero del anaquel olvidado donde lo tenían.


¿Y lo peor?

No poder.


Un buen funcionario de su administración.

Todos.


El mejor rincón de Cartagena.

El más bonito: la Plaza de la Trinidad.


Un buen trago.

El primero.


Un libro que no pudo terminar de leer.

El Quijote.


¿Cómo la enamoran?

Con inteligencia


Un sueño.

Que los desvelos no sean en vano.


El mejor alcalde de Cartagena

Espero que Campo Elías; sería maravilloso para Cartagena.


¿Y el mejor del país?

Sergio Fajardo y ese combo de Medellín.

 

Por Carlos Ardila González / Cartagena

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar