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Daniel 'El Loco' Barrera, delatado por su familia

Un pariente del capo fue clave para que se descubriera su ubicación. El operativo para encontrarlo comenzó hace cuatro meses y en él participaron ingleses, estadounidenses y venezolanos. Gobierno Chávez fue fundamental para el golpe.

Redacción Judicial
19 de septiembre de 2012 - 04:43 a. m.
Primera imagen reciente de El Loco Barrera, capturado en Venezuela / Policía de Colombia
Primera imagen reciente de El Loco Barrera, capturado en Venezuela / Policía de Colombia

Daniel Barrera era, prácticamente, un venezolano más. Se movía a sus anchas por el vecino país, con la comodidad que le brindaba el dinero de sus ilícitos negocios, pero siempre procurando manejar un perfil bajo para no alertar sospechas que estorbaran. Desde hacía tres años, las autoridades colombianas sabían que se encontraba en ese territorio, pero el siempre escurridizo Loco Barrera no era presa fácil. Había huido del país para evitar ser capturado, como ocurrió con tantos de sus socios y su propia familia, y en Venezuela tenía ya otra vida establecida. Sólo necesitaba que quienes en más confiaba él no le fallaran. Pero llegó el día en que se le agotó la última reserva de su suerte.

A Daniel Barrera lo entregaron, como consecuencia de tantas maniobras que ejecutaron diversos organismos de seguridad para dar con su paradero. En la carrera por cercarlo fueron capturados sus principales socios: Claudio Javier Silva Otálora y Luis Agustín Caicedo Velandia; su madre, Ana Silvia Barrera; sobrinas y sus esposos, y hasta su hermano Arnoldo, quien sufre de síndrome de Down y es, particularmente, su adoración. Tanto amor fraternal no evitó, sin embargo, que el nombre de Arnoldo fuera usado para transacciones comerciales del cartel de El Loco Barrera, quien por años intentó constituir una fachada legal para sus ilícitos negocios. Entre los delatores de Barrera figura, además, un miembro de su propia familia, quien recibió dineros de los organismos antidrogas durante meses.

Detener a este hombre era tan importante, que para lograrlo tuvieron que intervenir tres gobiernos más: el británico, el estadounidense y el venezolano. El primero aportó información fundamental de inteligencia. El segundo, a través de la DEA y la CIA, entregó información relacionada con temas financieros y lavado de activos. La Policía venezolana, por su parte, ayudó a seguirlo, ubicarlo y, finalmente, capturarlo. La colaboración del gobierno Chávez resultó fundamental en este episodio, en un momento en que el presidente Hugo Chávez lucha por demostrarles a sus vecinos que su administración también combate el terrorismo y la delincuencia organizada.

Por información que guiara a él, el Gobierno colombiano ofrecía una recompensa de $5.000 millones y el de Estados Unidos, otra de US$5 millones. Estos dineros les serán desembolsados a quienes alertaron que El Loco se encontraba en la ciudad fronteriza de San Cristóbal, sobre una vía pública, en una cabina telefónica, recurriendo al único método que le quedaba para comunicarse con los suyos, porque no confiaba en ningún otro sistema. El operativo estaba sobre la marcha desde el lunes pasado. Los organismos de seguridad de los gobiernos mencionados se habían reunido la semana anterior en Londres para ultimar detalles, y en Washington habían organizado una especie de oficina conjunta para coordinar cada movimiento, con el director de la Policía, general José Roberto León Riaño, y la DEA a la cabeza.

Llegar a Barrera fue como armar un rompecabezas. El Espectador conoció que la génesis de esta operación fueron los datos que una persona le entregó a la Unidad Antimafia de la Fiscalía. Esa información fue a parar a la DEA. En seguida, la Dirección de Inteligencia de la Policía comenzó a recaudar más datos, mientras tramitaba la ayuda de Estados Unidos y el servicio inglés. Los norteamericanos sabían que Barrera estaba buscando acercamientos para rendirse desde hacía más de un año, lo mismo que gente cercana a él, pero para la fecha en que empezó a intentar contactar a la DEA, este organismo ya tenía más que descifrado su red de testaferros, las empresas que usaba para lavar dineros calientes y hasta sus movimientos.

De esta manera, Barrera se convirtió en “la captura más importante que se ha dado en los últimos tiempos” —señaló el presidente Santos— y en otro de los hombres que se topó con el fin de sus días como capo en Venezuela. La lista la integran, por ejemplo, Martín Llanos y su hermano Caballo, arrestados en febrero pasado. El jefe de la ‘Oficina de Envigado’ Maximiliano Bonilla, alias Valenciano, detenido en noviembre de 2011. O Wílber Varela, alias Jabón, cuyo cadáver fue hallado en Mérida en enero de 2008. El Loco sabía que su captura estaba a la vuelta de la esquina y por eso quería entregarse, pero en ese juego del gato y el ratón fue el gato el que ganó.

Por Redacción Judicial

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