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Detrás de los secretos del ADN

En 2006, el profesor de Stanford recibió el Premio Nobel de Química por descubrir “el lector del ADN” y abrir una nueva era para la medicina y la cura de muchas enfermedades.

Pablo Correa
21 de diciembre de 2010 - 09:43 p. m.

Es inevitable pensar en el poder que ejercen los genes sobre el destino de un hombre cuando se está sentado en la silla enfrente de Roger Kornberg, profesor de la Universidad de Stanford que en 2006 recibió el Premio Nobel de Química.

Aunque a los 20 años se matriculó en la Escuela de Letras para estudiar literatura inglesa, al final se sintió imantado por la química y los secretos del ADN. Parecía una profesión escrita en lo profundo de sus cromosomas. La sutil herencia de su padre, que en 1959 recibió un Premio Nobel, el de Medicina, por aportes en la comprensión de los mecanismos que regulan la transmisión de información genética.

 Esta semana Kornberg visitó Colombia invitado por la Asociación Colombiana de Endocrinología.

¿Podría explicar de la manera más sencilla posible de qué se trata su investigación?

En términos muy simples, la información genética en el ADN cumple dos propósitos. Uno es en la reproducción, para transmitir información a futuras generaciones. El otro en la construcción y funcionamiento de nuestras células. Cada aspecto de nuestra vida depende de la información que es leída en el ADN y luego usada. Mi trabajo consistió en cómo esa información es leída e interpretada por las células. La molécula por la que recibí el Premio Nobel es llamada el lector del ADN.

El descubrimiento del ADN y otros avances en genética hicieron pensar que estaba en marcha una revolución en salud, pero ha pasado un buen tiempo y algunos creen que no hemos visto verdaderos avances.

La gente no entiende el tiempo que transcurre entre un descubrimiento y la aplicación práctica. Puede tomar 25 años. La historia nos dice que debemos ser pacientes. En el tiempo los descubrimientos resolverán nuestros problemas. Por ejemplo, la medicina moderna tiene 100 años. Antes de eso todavía se creía que la enfermedad era un desbalance de humores y los tratamientos eran sangrías y purgantes. Hoy tenemos curas para una gran cantidad de enfermedades. La historia está determinada por descubrimientos. No puedo decirte cuál investigación será exitosa, pero sí puedo decir una cosa: que si hacemos ciencia haremos descubrimientos, y alguno será maravilloso.

¿Cuándo cree que sus investigaciones tendrán un impacto?

Nuestra investigación es útil para el desarrollo de medicamentos. La molécula que estudiamos, el lector de ADN, es esencial para la vida, está presente en todos los organismos, bacterias, virus, plantas, animales. Entonces, es posible que se desarrollen drogas para bloquear esta molécula en bacterias y no en humanos. Podríamos crear nuevos antibióticos, pero más importante aún, crear antivirales. Con excepción del VIH y herpes, para los otros virus no tenemos tratamientos.

Usted dijo alguna vez “No puedes entender una máquina si no sabes donde va cada parte”. ¿Qué nos falta entender de la genética?

Sabemos mucho de los componentes: genes, genomas, cromosomas. Lo que no sabemos es cómo están organizadas y cómo es la secuencia temporal. Qué pasa primero y qué pasa en segundo lugar. Es como un automóvil. Aunque te enseñe todas las partes, no sería útil. Debes saber en qué lugar va y cómo se conecta a las otras.

Su padre también ganó un Nobel. ¿De qué manera lo inspiró?

Es curioso. Cuando era adolescente estudié literatura inglesa. No planeaba ser científico. Así que mi padre no influyó mucho. Sólo mas tarde descubrí que disfrutaba la química.

¿Cree que es posible crear vida artificial como lo está intentando Craig Venter?

No creo que haya nada malo en el intento de Venter, pero tampoco nada valioso. En mi opinión no creo que traiga ningún avance del conocimiento o la cura de enfermedades.

¿Pero es posible?

De alguna manera. Ellos no pueden recrear vida, pueden tomar partes y ponerlas juntas. Creo que sería interesante algún día. Ahora no lo veo. Creo que es un asunto de publicidad. Podría usar un lenguaje más fuerte, pero lo voy a evitar.

¿Cuál es la pregunta que le da vueltas en la cabeza?

Es descubrir las bases de lo que llamamos regulación de genes. Cada célula del cuerpo contiene toda la información, pero no todas son iguales. Sabemos que depende de la selección de información. Lo que nos gustaría entender es cómo seleccionar la parte correcta, en el lugar correcto, en el tiempo correcto. Es uno de los grandes retos de la ciencia.

¿Tendremos terapia genética?

Es una terapia inmadura. Por la razón que mencioné. No podemos controlar los genes. Es difícil. No sabemos cómo llegar a ellos y cómo controlarlos.

¿Cuando no está en el laboratorio analizando proteínas y moléculas qué le gusta hacer?

Gasto mi tiempo con mi familia.

A los estudiantes colombianos les va mal en pruebas de ciencias, ¿cómo incentivar el amor por ella?

Lo primero que se requiere es elevar el nivel de la profesión docente. Los maestros deberían ser los mejor pagados en una sociedad. No hay duda que si la profesión se eleva, serán muy competitivos y la educación mejorará.

¿Cuáles son las fronteras de la ciencia que más atraen su atención?

Estoy interesado en el área en que trabajo, química y bioquímica. Dos de las grandes fronteras son la biología de los cromosomas que yo estudio y la neurobiología. Fuera de la biología me interesa la química. Creo que hay una gran oportunidad de computar y predecir todo a nuestro alrededor. Desde los chips de computadores hasta los fuselajes de avión, están relacionadas con moléculas y la química. Ahora podemos predecir comportamiento de los materiales.

Por Pablo Correa

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