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Tiene 75 años, se llama Paricutín y es el volcán más joven de América. Ubicado al oeste de México, en Michoacán, una de las testigos de su nacimiento relató a BBC Mundo el momento en el que la tierra se abrió y de las fisuras surgió una ráfaga de arena que dio paso a una pequeña montaña, que comparó con la altura de los pinos que estaban a su alrededor.
Paricutín tiene un acta de nacimiento. 21 de febrero de 1943. De acuerdo con la BBC, duró nueve años en erupción, pero no dejó ninguna víctima mortal en ese proceso. Tiene 450 metros de altura y dos pueblos fueron desplazados por su nacimiento.
En un documento del Ayuntamineto de Parangricutiro quedó registró de cómo dos campesinos sintieron movimientos de tierra una semana antes a su nacimiento. Dicen que "se levantaban largas lenguas de fuego con fuertes humaredas y estruendos" que jamás habían oído.
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Su nombre, Paricutín, fue dado por el pueblo que tuvo que aceptarlo como vecino, y significa 'del otro lado'.
¿Cuál es la relación de Dr. Atl, el artista Gerardo Murillo, con el volcán?
Dr. Atl se autoproclamó como "médico partero y biógrafo" del Paracutín. Recogió testimonios en el pueblo sobre el volcán y lo observó para seguir su evolución. Hizo un diario con los datos que recolectaba y publicó el libro llamado Cómo nace y crece un volcán. Este año, el Colegio Nacional de México, publicó una edición semejante.
Según Jaime Urrutia Fucugauchi, ingeniero geofísico mexicano, "por la dificultad de presenciar el fenómeno del nacimiento de un volcán, este libro es de gran valor científico y artístico". El libro se presentó en el marco de la 39ª Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
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En su libro, Dr. Atl cuenta que las personas se negaban a abandonarlo a pesar de que el volcán que acababa de nacer estaba en erupción. Fue hasta el último momento que le cedieron el espacio al Paracutín. Narra que el pueblo dejó de existir porque "gruesas capas de lava lo cubrieron totalmente". Solo quedó la iglesia, parte de esta sepultada en la lava.
La pasión del artista mexicano eran los volcanes, los escalaba con frecuencia, pero al sufrir la amputación de su pierna derecha tuvo que comenzar a sobrevolarlos para crear nuevas perspectivas de estos paisajes. Finalmente, murió en 1964 y dejó el legado de un libro dedicado a cómo nace y crece un volcán.
Recientemente el fotógrado Santiago Arau realizó un documental sobre el volcán Paricutín.