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Tener una mascota hoy no se parece en nada a cómo era hace algunos años. Atrás quedaron las épocas en que los perros solo cuidaban la casa, comían lo mismo que sus amos o simplemente se veían como animales de compañía. Sin importar si son de raza, adoptados, grandes o pequeños se han convertido en un miembro más de la familia, uno que exige alimentación de calidad, cuidado personal, atención, amor y educación.
Enseñarles a comportarse ha cobrado especial importancia y se han creado colegios para todos los gustos y bolsillos. Piscinas, lecciones de adiestramiento, servicio de peluquería, áreas de esparcimiento y juego, celebraciones de cumpleaños y un sinfín de actividades para los peludos de cuatro patas integran la amplia oferta. Sin embargo, no son muchos los establecimientos que se preocupan por brindarles a sus amos una orientación en relación con el manejo de ciertas conductas y la importancia de una tenencia responsable.
Partiendo de esa necesidad, la Cruz Roja, sede Bogotá, a través de su Centro Canino, implementó una estrategia de educación continua para perros y amos, algo así como ir a aprender en compañía de los padres. Existe desde hace diez años y alumnos de razas como labrador, shar pei, boston terrier, bóxer, beagle, pastor alemán, entre otras, asisten todos los sábados y domingos con sus dueños para aprender desde comportamientos básicos como dar la mano, sentarse, quedarse quieto, correr y caminar a un ritmo determinado, hasta saltar aros, superar obstáculos, encontrar personas y socializar con otros compañeros.
“Toman unas clases donde aprenden reglas básicas de convivencia, así como normas de comportamiento, y lo que se hace es contribuir a que sepan cómo vivir en un espacio urbano y se adapten a su entorno”, cuenta Karen Albancando, coordinadora del Centro Canino.
Los alumnos se dividen en dos grupos: el primero, párvulos, conformado por los más pequeños, hasta los seis meses. Son cinco clases de una hora todos los fines de semana, entre las que se incluye asesoría con un especialista de comportamiento dirigida a los amos, con un costo de $176.500. En el segundo, para los más grandes, está el nivel de obediencia básica. La inscripción tiene un valor de $59.000 e incluye una consulta para evaluar el perfil clínico y un test de sociabilidad, mediante el cual el instructor analiza su comportamiento. El curso cuesta $174.500 y consta de seis clases, al final hay una graduación donde se les entrega el título de obediencia básica.
“En promedio, cada fin de semana se reúnen 120 perros, por clase son alrededor de 10 a 15. Todo el aprendizaje es dirigido por instructores profesionales, quienes dan las indicaciones para que cada amo repita el ejercicio con su mascota”, agrega Albancando.
Ingresar no es nada complicado. Los requisitos consisten en inscribirse en las fechas determinadas presentando el documento de identidad y el carné de vacunación original del perro. Durante las clases deben tener collar.
Cuentan algunos usuarios que el principal beneficio es que sus mascotas son más obedientes, sociables y han disminuido las malas conductas. En parte, reconocen, se debe a que tratarlas como si fueran sus hijos hace que luchen contra comportamientos propios de su naturaleza que necesitan expresar. Además de estos cursos y talleres, el Centro de la Cruz Roja ofrece servicio de guardería, un espacio en donde los peludos juegan al aire libre, y de hotel.
Desde hace diez años, alumnos de todas las razas aprenden durante los fines de semana comportamientos básicos y a socializar mejor con otros perros y seres humanos.