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El espíritu del águila

El comunicador y conferencista Jorge Eliécer Castellanos examina las enseñanzas de una de las especies más renombradas en la historia, con trascendencia en disímiles campos de la política, la economía o la religión.

El Espectador
28 de diciembre de 2015 - 01:20 a. m.
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Cuando el águila está próxima a los 40 años asume que se renueva o fenece. Entonces asciende a lo alto de una montaña y, en medio de riscos o inalcanzables nidos, emprende un doloroso proceso de 150 días para transformarse. Golpea sus alas contra las rocas hasta desprender sus plumas y una por una sus garras. Luego hace lo mismo con su pico encorvado. Cuando concluye el ciclo de renacimiento, levanta de nuevo el vuelo y empieza a vivir el segundo tiempo de su vida.

Esta experiencia existencial de uno de los seres vivos más referenciados a través de la historia, constituye también un paradigma aplicable al género humano. Cuántas veces para llegar lejos es necesario reinventarse cada día, y cuántas otras conviene podar lo que estorba, es nocivo o impone límites para que fluya el liderazgo. Son las lecciones de la reina de los aires que desde la noche de los tiempos, como ninguna otra especie en la faz de la tierra, simboliza la nobleza, la libertad o el coraje.

Reflexiones del abogado, periodista y catedrático Jorge Eliécer Castellanos, quien luego de evaluar a través de su obra Amo, perro & gato, los juegos de poder en el mundo laboral; o de examinar la sabiduría de la naturaleza con su libro Lecciones empresariales del reino animal, decidió entrar en los dominios simbólicos y culturales de esa portentosa criatura que es el águila. Además de soberana del cielo y ave de presa, un verdadero ícono universal de imperios, monarquías, repúblicas o ejércitos.

En los escudos, la heráldica o la numismática, desde el mundo antiguo hasta los días actuales, en los caminos de la mitología o de la historia, habita y vibra El espíritu del águila. Sobre un nopal, en el sitio exacto donde un águila devoró una serpiente, se dice que nació la ciudad de Tenochtitlán, sede del imperio azteca, hoy ciudad de Méjico. En la antigua Mesopotamia, sede de las primeras civilizaciones del mundo escrito en tablillas, quedaron vestigios de dioses o seres alados con rostros o pies de águila.

En el coliseo o las legiones del imperio romano, en los blasones y signos de las cruzadas, en las insignias magnas de los emperadores, o en los estandartes de los evangelistas, la representación del águila ha sido imagen de luz expansiva o de renovación, de ímpetu guerrero o de libertad. Es el símbolo de la cúspide, del ejemplo a seguir, del desafío personal y colectivo para quienes entienden que la vida es sobreponerse a las dificultades y las tormentas, hasta alcanzar las alturas simples de la sabiduría o la inteligencia.

Una sumatoria de valores que, según Jorge Eliécer Castellanos, en la actualidad encaja en las visiones del universo gerencial. El águila desarrolla un eficiente modelo de entrenamiento de crías para la planificación del vuelo. En los quehaceres del liderazgo visionario, la planeación estratégica emula esta capacidad para manejar acertadamente plazos, tiempos y movimientos. La reingeniería del águila probada en un solo atributo: su capacidad de advertir hasta el salto de un pez a kilómetros de distancia.

En términos generales, más allá de sus poderes y condiciones como ave depredadora, o de las alegorías sobre sus virtudes que atraviesan desde la historia a la astronomía, la comprensión de El espíritu del águila constituye un reto para la biología, la ciencia, la administración empresarial o las religiones. Ninguna otra especie de la naturaleza ha suscitado tanta fascinación, hasta las que circundan la geografía colombiana o viven en situación de cautiverio representan un enigma permanente digno de estudio.

Como circunstancia particular, Jorge Eliécer Castellanos dedica un espacio de su obra a interpretar las menciones que los textos judeocristianos hacen del águila. Veintisiete veces en plural y siete en singular que aparecen desde el libro del Éxodo, pasando por los salmos o los profetas mayores y menores, hasta los evangelios del Nuevo Testamento o el Apocalipsis, en una demostración de cómo en las fuentes mismas de la fe cristiana, o incluso en la senda paralela de El Corán, la majestuosidad del águila es un referente.

La visión estratégica del éxito es la frase con la que el autor resume su nuevo aporte El espíritu del águila. En sus palabras, un texto escrito para evaluar las lecciones empresariales y espirituales que deja esta especie certera, rauda y combativa, que además de ser un modelo de investigación aeronáutica o zoológica, plantea un liderazgo inspirador. La grandeza de la soberana de las extremas alturas, cuyas habilidades instruyen sobre aspectos cotidianos de los hombres y mujeres de estos tiempos competitivos.

Por El Espectador

 

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