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En medio de toda la incertidumbre y ambigüedad que nos rodea, tenemos una sola certeza: el mundo no volverá a ser el mismo. Queramos o no, la situación está obligando a que personas, compañías e instituciones cambien la manera de realizar sus actividades. La interacción social cambió radicalmente los hábitos de consumo, y las nuevas tecnologías están tornándose en los medios principales de uso para el consumidor.
Siendo esto así, el esfuerzo de las empresas para crear soluciones digitales que les faciliten llevar a cabo actividades del día a día a sus clientes y aporten ese valor agregado y diferencial se convierte en una necesidad. En este sentido, la industria financiera es una de las principales protagonistas de esta urgencia de transformación digital.
¿Está el sector preparado para afrontar el reto y mantenerse vigente en medio de este cambio de paradigma mundial?
Colombia es un país que ha mantenido un crecimiento constante en temas de transformación digital y penetración social de internet. Cerrando el 2019, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) confirmó que en el país hay 19 millones de personas con acceso a internet, alcanzando un incremento considerable por periodo (seis meses) del 2,04 %.
A su vez, otro indicador clave es la penetración en dispositivos móviles, en donde el 38 % de los colombianos son suscriptores del servicio en sus dispositivos. Ahora bien, dada la coyuntura actual y los nuevos hábitos adquiridos por los usuarios, el crecimiento de los índices será más acelerado e internet se convertirá en un servicio necesario para cada hogar.
Con la limitación del Gobierno del tránsito libre por la ciudad, la población está obligada a realizar la mayoría de sus trámites bancarios a través de las aplicaciones de la entidad respectiva. Por otro lado, dada la necesidad latente de evitar el contacto, la llegada de los pagos digitales es inminente. En este contexto, la industria bancaria deberá centrarse en la disponibilidad de canales digitales, la eliminación del efectivo y la bancarización. Sin embargo, aún existe población en el país que no cuenta con las facilidades o la habilidad para usar estos canales digitales.
Entendiendo lo anterior, se pueden divisar tres retos para el futuro de la industria financiera en Colombia:
1. Actualizar y hacer disponibles las bancas digitales, posibilitando las altas de los usuarios de manera ciento por ciento digital, segura y confiable.
2. Crear un sistema de pagos que permita a los individuos —tanto particulares como comercios— generar y recibir pagos virtuales.
3. En el caso de los individuos no bancarizados, posibilitar el acceso a aplicaciones digitales para dar de alta cuentas gratuitas solo con su cédula de ciudadanía y biometría, sin asistir personalmente a oficinas o sucursales bancarias, permitiéndoles así la adquisición de bienes o servicios a distancia con pagos virtuales (ni presenciales ni físicos).
Así bien, desde nuestra experiencia, Colombia y América Latina han ido implementando soluciones y retándose en términos de transformación digital para la industria bancaria; no obstante, el verdadero desafío es transformar el actual modelo, que no permite una integración bancaria homogénea a todas las capas sociales. Se debe pensar desde la necesidad del ciudadano, entrar en su cabeza, en su hogar y entender cuáles son sus prioridades. No es momento de venderles un crédito, es hora de entregarles seguridad, soluciones y un excelente servicio sin salir de su casa.
*COO de VeriTran.