
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
No es mentira y ya ha insistido la Organización Mundial de la Salud, que en este momento las personas mayores de 65 son las más vulnerables frente a este virus que apareció para darnos múltiples lecciones de vida, entre ellas, el lugar que ocupa este grupo etario en la sociedad y la manera como nosotros nos relacionamos con ellos.
Las personas mayores no son un grupo homogéneo ni psicológica ni físicamente hablando. Es menester recordar que persona mayor es toda aquella persona que tiene entre 60 hasta la edad de su muerte según la OMS . Tenga en cuenta que en nuestro país, las personas viven en promedio hasta los 74. No obstante, en el 2016 se identificó que en Colombia habían 1.328 personas con 100 o más años de edad.
Según los psicólogos y expertos en el desarrollo humano es una de las etapas más largas con lo cual es fácil inferir que hay un significativo número de personas que lo componen y que sean muy diferentes entre ellas. Esto significa que, por ejemplo, una persona de 89 años seguramente es muy diferente en su comportamiento y agilidad, que una persona de 67 años y por razones biológicas, probablemente, serán los que superan los 80 años quienes requieran de cuidados y atención.
A esta situación hay que sumarle que las generaciones más jóvenes se han vito despreocupados frente a la situación y se lo han dejado a otros adultos. Esto ha generado que, las mismas personas mayores asuman el rol de cuidadoras de otras más veteranas, en palabras coloquiales, hay personas mayores cuidando otras personas mayores. Según el DANE en la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2016-2017, aproximadamente el 20% de los entrevistados entre 45 y 64 años son cuidadores pasivos (vigilar) de otras personas y el 13% de los que están entre 65 y más años.
Vale señalar que no son remunerados. Teniendo eso presente, la pregunta que seguramente emerge es ¿quién cuidará de las personas mayores que cuidan a otras personas mayores en este momento? ¿ dónde están los más jóvenes? ¿Qué tan amplia es la brecha entre las generaciones? ¿cómo generar solidaridad entre las generaciones más jóvenes y las más viejas? Y ¿ cómo esto se relaciona con el aumento en el abandono y maltrato hacia la persona mayor?
El tema del abandono a las personas mayores o el aislamiento emocional, especialmente ese subgrupo que supera los 75 años de edad, estén institucionalizados o no, no es nuevo. Ya hace mucho se viene haciendo un llamado para fomentar la solidaridad intergeneracional, la misma que a la fecha se convierte en la receta salvadora en esta crisis, entre otras cosas porque, según estudios de psicología evolutiva y psicología social, las especies o grupos que más probabilidad tienen de sobrevivir son aquellas cuyos miembros tienen más comportamientos solidarios y cooperativos que grupos donde prima el egoísmo. Esto implica que entre más me preocupe por el bienestar de todos los miembros de mi grupo, y más contacto de calidad tenga, más probabilidad tengo yo y los míos de trascender.
Estudios en psicología hechos con personas mayores y niños que tienen una relación de abuelo (a) nieto (a), han mostrado que el contacto frecuente entre ambos grupos traen muchos beneficios. En una investigación hecha en el Boston College en la que participaron nietos y abuelos, se evidenció que en el caso que ambos grupos padecieran depresión, la cercanía emocional reduce significativamente los síntomas.
Otra investigación, dejó en evidencia que en contextos sociales de alto riesgo, la comunicación con los abuelos ayuda a disminuir el estrés entre los adolescentes, y lo más importante, los datos revelaron que en familias monoparentales, donde el adolescente es criado solo por uno de los padres, la buena relación con los abuelos se convirtió en predictor de ajuste emocional en los adolescentes y el fortalecimiento de conductas prosociales de ambos.
En una más reciente que realizamos con un equipo de personas en Tunja, Boyacá, con el apoyo de la Universidad Federal da Bahía, encontramos que generar espacios de interacción informales, intergeneracionales, con objetivos educativos y culturales, fortalece el tejido social y la preocupación de los niños por el bienestar de las personas mayores de hogares geriátricos, a pesar de que no tenían ningún vínculo filial.
“Cuando esto pase , sé que tampoco nos vamos a ver”. Cierro con esa frase que vi en las redes en estos días y la traigo porque resume quizás la situación que viviremos si no aprovechamos esta crisis como una oportunidad para la reconexión entre las generaciones. Este puede ser el papayazo que nos permita resignificar lo que representan personas mayores de avanzada edad para nuestras comunidades, la sociedad, la familia y la importancia del vínculo afectivo para la supervivencia.
Es el momento de derribar prejuicios, repensar alternativas para garantizar sus derechos y abrir espacios de participación; así mismo, para reevaluar la manera como nos relacionamos con ellos, sin importar la clase social, la cantidad de diplomas que tengan, sin importar si son nuestros abuelos o no. El sentido de comunidad, de autocuidado y solidaridad debe trascender esta crisis, no puede ser coyuntural, son imperativos urgentes del futuro próximo.
Tips para los jóvenes
1. No generalice. No todas las personas mayores son iguales.
2. No los infantilice, son adultos y ellos saben lo que sucede, dele información verídica y medie su vocabulario para dar a entender la situación.
3. Intégrelos en sus actividades y enséñele cosas nuevas. Usted también déjese enseñar, ellos tienen mucho que ofrecer.
* Psicóloga Universidad Nacional. Mg en Educación y Tecnología Universidad Federal da Bahía.