Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Con la presencia de la canciller de ese país, Ángela Merkel, el Instituto Max Planck puso en marcha el Wendelstein 7-X, un reactor experimental de fusión nuclear, con el que esperan producir energía mucho más limpia y más barata que la que utiliza actualmente la humanidad.
En esa idea han estado trabajando por más de veinte años y han invertido, pese a las críticas, una cifra cercana a los mil millones de euros. En pocas palabras, lo que buscan es producir plasma, un gas tan caliente que imita las condiciones que se dan dentro del Sol. Para ello, inyectan una cantidad pequeña de hidrógeno en un dispositivo especial con forma de rosquilla. Ello, en teoría, permitiría lograr una fusión nuclear, un complejo proceso en el que se unen varios átomos capaces de generar unas temperaturas extremadamente elevadas.
Aunque ese mecanismo para buscar energía mucho más limpia que el proceso de fisión nuclear (donde se usan uranio y plutonio) empezó hace más de medio siglo, hasta hoy sigue siendo un sueño cumplido a medias. De hecho, los mismos científicos del Max Planck han dicho que concretar el proceso puede tardar más de una década. Sin embargo, están seguros de que representa una de las mejores alternativas para sustituir el carbón y el petróleo.
“Los impresionantes resultados obtenidos en la puesta en marcha de la máquina han sido notables”, le dijo al periódico inglés The Guardian el profesor David Anderson, del departamento de física en la Universidad de Wisconsin. “Es un proceso difícil y arduo. Es un logro verdaderamente notable y todo el mundo espera muchos resultados interesantes”.
Pero a la par que el gobierno alemán ha destinado cuantiosos recursos para intentar desarrollar ese artefacto, ingeniado en principio por físicos soviéticos y mejorado luego por científicos estadounidenses en la década de los 50, muchas críticas han llovido desde la academia. Para algunos, la fusión nuclear representa un desperdicio de dinero que podría ser invertido en otros proyectos. Es más: algunos ven demasiado lejana la posibilidad de que logre su cometido de simular la energía solar.
Pero de lograr poner en funcionamiento este reactor, dicen quienes están a favor, el mundo tendría ante sí otro camino para producir energía mucho menos contaminante. Ya a finales de diciembre se hicieron las primeras pruebas con helio y los resultados fueron alentadores. Ahora las pruebas se enfocarán en el hidrógeno, que a los ojos de los investigadores del Max Planck es uno de los combustibles del futuro. En él, seguro, tiene también depositadas sus esperanzas Ángela Merkel. Sus estudios, quizás, le han dado pistas contundentes. Es física y tiene un doctorado en química cuántica.