En el fondo, esta abogada de la Universidad de los Andes nunca se imaginó estar metida dentro de un código penal.
De esas leyes sólo quedan las que rigen un tapete rojo y las que deciden los fracasos y los aciertos en el mundo de la moda.
La escritura siempre fue una actividad que la cautivó. De hecho, el primer artículo que escribió fue para El Espectador sobre el programa Opción Colombia en la sección de Vida Cotidiana. Este fue como ese grano de esperanza y el que hizo que empezara a buscar su destino profesional en el periodismo. Trabajó para Publicaciones Semana como periodista y productora fotográfica durante tres años en las ediciones de colección, que hoy en día son revistas como Dinero y Fucsia. Después pasó a dirigir la Revista Buen Vivir y estuvo también en un proyecto con Televisa para adaptar la revista Elle para Colombia.
Aprendió de estas publicaciones durante la marcha, pero siempre tuvo la inquietud de llevar esa práctica a la academia para tener un marco teórico más sólido. Por eso, decidió irse a la Universidad de Nueva York a hacer una maestría en publicaciones. Antes de graduarse debía pasar por una práctica en una empresa y Time Inc., la casa de publicaciones más grande de Estados Unidos (Time, Sports Illustrated, People, Fortune) fue el lugar para aplicar. La llamaron diciéndole que el único puesto disponible era en el departamento de correo. “Pasé de ser editora de una revista a recibir y hacer el seguimiento del correo que llegaba a la compañía. No me importaba porque esa era una puerta de entrada”. Al estar a punto de terminar su pasantía en la correspondencia, vio que había un anuncio para un puesto, una verificadora de datos —una especie de auditora interna de veracidad— en la revista People en Español al cual aplicó inmediatamente. Su hoja de vida claramente no concordaba para un puesto como ése y el editor de la revista la incitó para que presentara las pruebas para reemplazar a la editora de moda y belleza.
Se juntaron la suerte, el talento, las oportunidades y el destino. Así, desde el 2002 es la editora de belleza y moda para una de las revistas más leídas en la comunidad latina de Estados Unidos. Vive en Nueva York, ciudad y trabajo que le han permitido descubrir el gigantesco mundo de la moda, estar al lado de los más grandes desde la primera fila y estar en contacto permanente con la moda callejera, la de carne y hueso, llena de sorpresas y curiosidades.
Dentro de la evolución de su trabajo, Univisión la invitó como crítica de moda al lado del fashionista Rodner Figueroa en los grandes eventos, como los Grammy Latinos, los Premios Lo Nuestro y los Premios Juventud. Esta exposición en televisión la ha reafirmado como crítica y experta en moda. “No es fácil ponerme a criticar a la gente. Mi compañero es más viperino. Yo trato de ser más constructiva y de explicar y de hacer entender a la gente por qué no funciona lo que tienen puesto o cómo lo llevan”. Según Kika, uno de los pecados más grandes lo cometen muchos cantantes que piensan que la alfombra roja es sinónimo de escenario. Para estos eventos trata de utilizar siempre algo de un diseñador latino, como una manera de apoyarlos, de los cuales uno de sus preferidos es Narciso Rodríguez. Pero lo que más le gusta de estar bajo el tapete rojo es la cantidad de puertas que se abren a nivel de talento.
En la revista People en Español, una de las ediciones más esperadas y publicitadas es la de septiembre, donde aparece la lista de los mejores y peores vestidos. Esta edición le supone miles de llamadas. Unas porque las estrellas mueren por salir y otras tantas para quejas e insultos.
Más allá de las alabanzas o las críticas, Kika está donde quiere estar y se le siente muy bien en su piel.