Hace once días la alta actividad sísmica —que registró 135 temblores en 25 minutos—, el aumento en la concentración de gases volcánicos, el ascenso de magma dentro del Nevado del Ruiz, las emisiones de ceniza y la concentración del olor a azufre elevaron el nivel de actividad del volcán de amarillo a naranja.
Las alarmas ante una posible erupción se mantienen prendidas, especialmente en Mariquita, Honda, Mérida, Armero-Guayabal y Ambalema, en el Tolima, y en los municipios caldenses de Villa María, Chinchiná y Manizales. Aunque el director nacional de Gestión de Riesgo, Carlos Iván Márquez, aseguró que la erupción del Ruiz es “inminente”, la directora del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, Gloria Cortés, afirma que la posibilidad de que el volcán estalle es tan probable como la idea de que su actividad cese.
¿Por qué no es posible saber si el volcán entrará o no en erupción?
El nivel naranja habla de una probabilidad de erupción en días o semanas que puede ocurrir en cualquier momento, no le puedo decir si es un 50% u 80%, aunque no se descarta la posibilidad de que el Nevado pueda recuperar los niveles de normalidad y no erupcione. El volcán será el que marque la pauta.
De presentarse una erupción, ¿cómo sería en este caso?
Explosiva. Como se ha presentado históricamente, incluso en la erupción del 13 de noviembre de 1985. En estos casos hay una liberación vertical de energía que proyecta hacia afuera el flujo piroclástico (nubes negras o grises) que se presenta con esparcimiento de ceniza y que al caer, por la gravedad, cerca el cráter quema la nieve y todo lo que encuentre a su paso y al mezclarse con las fuentes de agua forma avalanchas como las que arrasaron a Armero. Además, se incrementa la actividad sísmica cerca al volcán.
¿Los habitantes de los pueblos aledaños conocen los riesgos de vivir a los pies del volcán?
Desde la tragedia de 1985 se han creado organismos que mantienen a la comunidad al tanto de la actividad del Nevado. Armero no podía estar peor ubicado y sus habitantes peor preparados. El 1º de septiembre de 1989 Colombia vivió en esa zona el primer éxito de riesgo tras otra explosión del Ruiz, en la que no hubo víctimas. Ahora las personas están más instruidas en planes de prevención.