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Empresario de Brío

La semana pasada lamentablemente falleció Jaime Cadena, un destacado hombre de negocios. No era muy conocido por la opinión pública porque llevó a cabo su fructífera tarea de manera discreta. Pero vale mucho la pena que se divulgue su labor porque es un ejemplo a seguir por parte de los empresarios que como él se atreven en Colombia a pensar y a actuar en grande.

El Espectador
03 de noviembre de 2008 - 07:49 p. m.

Don Jaime nació en un hogar humilde en Vélez, Santander. Desde niño trabajó en un pequeño negocio de distribución de gasolina ayudando a su madre y seis hermanos, con el apoyo de su abuelo y un par de tíos (su padre falleció, como él, a una edad temprana). En busca de un mejor horizonte, se fue a Bogotá a vender pistolas de suministro del combustible. Y a punta de tesón e ingenio logró en 1990 montar su propia estación de gasolina a la salida de Usme.

A pesar de que su negocio era satisfactorio, como buen empresario no se conformó. Se puso a estudiar el funcionamiento del negocio a gran escala e incluso analizó la experiencia chilena. En el 99 decidió materializar su idea de crear una red de distribución de gasolina y consiguió que seis amigos aportaran un millón de pesos cada uno. Luego entre todos convencieron a 137 inversionistas para que inyectaran el capital para el siguiente paso.

La empresa que nació se bautizó con un nombre que refleja muy bien el impresionante dinamismo de su creador: Brío de Colombia. Su primer presidente - ad honorem- fue Don Jaime, la primera secretaria su esposa Myriam, y su primer computador el de su casa.

Luego de enfrentar numerosos obstáculos jurídicos y financieros, en septiembre 27 del 2002 despegó la empresa. Y en apenas seis años sus resultados son extraordinarios: ocupa el puesto 76 entre las 100 empresas más grandes del país, sus ventas -por medio de 147 estaciones afiliadas- fueron el año pasado de 617 mil millones (compitiendo contra multinacionales muy poderosas). Y sus utilidades netas sobrepasaron los 8 mil millones. Un dato que resume su éxito: en los pasados cinco años el valor intrínseco de su acción se ha triplicado.

Hace 15 días Brío recibió la autorización para inscribir su acción en Bolsa, aspiración de su fundador porque sabía que necesitaba un buen músculo financiero para completar la expansión nacional de su empresa. Murió con la satisfacción de ver su sueño convertido en realidad puesto que muy pronto dicha acción se transará en el mercado bursátil.
Don Jaime es un gran modelo de visión, inteligencia, consagración al trabajo y mentalidad.

Mauricio Rodríguez

Por El Espectador

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