Fraudes en el queso parmesano

Un trozo de ‘Parmesansan’ hecho en Lituania, un paquete de ‘Parmazano Fiorentino’ producido en Gran Bretaña y un pedazo de ‘Parmezano’ alemán vendido en México, hacen parte de la colección de quesos impostores del inspector Giorgio Capovani.

EFE
23 de agosto de 2008 - 12:16 p. m.

El variado surtido de quesos, hace mucho expirados, que guarda en el refrigerador prueban que las estafas no conocen fronteras o límites para la imaginación. Pero no se trata sólo de queso, también los jamones, la albahaca y el vinagre, pueden ser sospechosos.

Capovani, cuya barriga podría ser rival de las enormes piezas del queso Parmigiano-Reggiano, es uno de los cada vez más numerosos detectives de alimentos que son contratados por los productores Italianos, merecedores de la prestigiosa protección para productos con denominación de origen de la Unión Europea.

"Un museo de cientos de falsificaciones", es la orgullosa descripción que Capovani hace a su colección de quesos fraudulentos. "Tenemos una red de vendedores informantes que vigilan de cerca a la competencia", complementó.

En el salvaje mundo las estafas gastronómicas, los hombres como Capovani son una especie de jefe policial. Son funcionarios judiciales que pueden exigir que se les deje entrar a ciertas propiedades, examinar documentos y confiscar productos de las bodegas de los comerciantes mayoristas o los pasillos del supermercado. "Incluso podemos portar armas de fuego, aunque no lo hacemos", dijo otro de los detectives de alimentos, Domenico D'Aniello.

La calificación de la Unión Europea para alimentos y productos agrícolas, por su siglas internacionales IGP y DOP, ha sido otorgada a algunos de los productos más conocidos de Italia, incluyendo el queso Bufala Mozzarella, el jamón o ‘prosciutto' de Parma, el vinagre balsámico de Modena, los tomates de San Marzano, y el queso Gorgonzola.

A lo largo de Europa, decenas de productos alimenticios, como el queso feta de Grecia y las papas Jersey Royal de Gran Bretaña, poseen la protección de la Unión Europea para las marcas registradas. Pero los productores italianos, han resultado ser especialmente meticulosos en la caza de sus falsificadores. Después de todo, los productos gastronómicos son una de las más importantes industrias italianas.

A finales del año pasado, las autoridades confiscaron unos 1.000 jamones en bodegas y supermercados a lo largo de Italia. La redada pudo ser la punta del iceberg, los investigadores afirman que no hay forma de saber cuántos jamones han desaparecido en las bocas de los consumidores bajo la apariencia de los deliciosos jamones Parma o San Daniele en la enorme estafa de los falsos productos DOP.

Por EFE

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