Entre julio y agosto, mientras los colombianos celebraban los partidos del Mundial Sub-20, 2.100 toneladas de CO2 subieron a la atmósfera producidas por el transporte y el uso de electricidad de todos los participantes que llegaron al país. La cifra es el resultado de un estudio liderado por la Alta Consejería para la Gestión Ambiental, en cabeza de Sandra Bessudo, con el apoyo de ConTREEbute y otras entidades. Una de las iniciativas para paliar ese fenómeno, dice Bessudo, es sembrar 35.000 árboles de especies nativas en varias regiones del país.
En el panorama de las emisiones de gases en Colombia, ¿qué importancia tiene este estudio?
Se busca generar conciencia de que cualquier actividad genera una huella. Y si las distintas empresas quieren disminuir la huella de carbono sembrando árboles, esto nos ayuda no sólo a mantener las condiciones meteorológicas, sino a preservar los suelos y evitar derrumbes. ConTREEbute contrató a las comunidades para reforestar los sitios determinados por el Ministerio de Medio Ambiente y las corporaciones regionales.
Además de la reforestación, ¿qué otras políticas concretas tiene la Alta Consejería teniendo en cuenta estos resultados?
La idea es encontrar más aliados para que entre todos logremos concientizar al público. Países como Haití arrasaron con todos sus bosques y no tienen ningún recurso natural. Dentro de los temas de la Alta Consejería está hacer campañas de educación y divulgación, sobre todo en las regiones y las zonas donde todavía los ecosistemas no han sido degradados. Si no sabemos qué tenemos, no lo vamos a cuidar. A pesar de que la deforestación anual de los bosques es alarmante, de los ocho países que componen la cuenca del río, Colombia es el país que tiene en mejor estado sus bosques amazónicos. Estamos devastando cerca de 330.000 hectáreas por año. Es un trabajo no sólo con las comunidades, sino con los diferentes ministerios.
¿Ya han adelantado esas estrategias con los ministerios?
Sí, hemos venido trabajando. Conformamos una mesa ambiental liderada desde Presidencia, donde tenemos unas metas para lograr desarrollo sostenible. Una de las mesas es de agricultura, donde pensamos una serie de incentivos, que ya existen para la reforestación comercial pero no para la protectora. Allí trabaja también el Ministerio de Hacienda.
Entre esos proyectos está la iniciativa REDD de la ONU. ¿Es un proyecto efectivo?
Con el Protocolo de Kioto se venía montando mecanismos para compensar la huella de carbono a través del MDL (mecanismo de desarrollo limpio). Colombia tiene muchísimos proyectos en ese sentido. Por ejemplo, para mantener el páramo de Chingaza, que le da el agua al 70% de los bogotanos. REDD permite que recursos de países desarrollados entren a los países menos desarrollados. Colombia se encuentra dentro de los cuatro países más vulnerables al cambio climático. Por eso es necesario un portafolio de proyectos para evitar la deforestación y utilizar esos recursos cuando estén disponibles.