
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Jornadas laborales interminables, leyes arbitrarias, ideas pobres de lo que es el trabajo y la productividad, así como un sinnúmero de creencias falsas que sostienen que el éxito profesional no puede ir de la mano con el bienestar familiar, son las principales razones por las cuales es tan difícil actualmente armonizar el tiempo entre el trabajo y la familia.
Con el propósito de responder este interrogante y analizar una problemática que afecta a miles de colombianos, Sandra Idrovo, profesora de Inalde Business School, Universidad de La Sabana, realizó una reciente investigación en la que solo tuvo en cuenta la perspectiva masculina, es decir, solo fueron consultados hombres entre los 29 y 46 años, quienes hoy en día tienen mayor o igual protagonismo en las empresas como en el hogar, especialmente porque están cada día más comprometidos con las tareas del cuidado doméstico.
Por décadas se ha entendido que la armonización de la vida laboral con la personal y familiar era un asunto solo de mujeres. “Si ella era la que asumía las labores del cuidado de la casa y, ahora, también tiene trabajo remunerado fuera, es ella la del problema, la que tiene que combinar sus diversas funciones y dar siempre excelentes resultados en todos los ámbitos”, señaló Idrovo.
Sin embargo, esta percepción ha cambiado. Según el estudio, en América Latina las mujeres dedican más horas que los hombres a los trabajos domésticos no remunerados, pero la diferencia varía dependiendo del nivel de educación, la situación económica y la edad. “En Colombia, por ejemplo, los hombres entre 25 y 64 años dedican a las actividades no contenidas en el Sistema de Cuentas Nacionales solo dos horas y 23 minutos diarios, mientras que las mujeres dedican siete horas y 58 minutos diarios a las mismas tareas”, indicó.
Dentro de esas actividades, hombres y mujeres emplean casi el mismo tiempo en el cuidado de los niños y en hacer mercado.
En el estudio también se identificó que los varones tienen una percepción positiva de los cuidados domésticos en los que intervienen, así estos sean pocos. “A diferencia de las mujeres, ellos no perciben conflicto entre su papel de hombre trabajador y padre de familia puesto que asumen, en su mayoría, que el cuidado doméstico lo realizará un tercero o a través de acuerdos familiares”, agregó Idrovo.
Sin embargo –añade la experta– aún los hombres no se comprometen cien por ciento con las tareas del hogar, especialmente con el cuidado de los hijos. ¿Por qué? En este punto el estudio encontró los mismos problemas que impiden que las mujeres consigan armonizar su trabajo con la familia, pues se sigue pensando que la atención y el tiempo que se dedica al hogar van en detrimento de la productividad en las organizaciones. Esto no es del todo cierto.
El informe académico enumeró las ventajas que se han encontrado para las empresas cuando los hombres que ahí trabajan dedican más tiempo a ser padres. Cuando ellos dedican más tiempo diario a estar con sus hijos se sienten más satisfechos con su trabajo y más comprometidos con la organización. “Está comprobado que satisfacción y compromiso elevan la productividad”, dijo Idrovo. Y agregó, “experimentan que el trabajo mejora la calidad de sus vidas en el hogar, porque les permite estar en condiciones de escuchar y entender los diferentes puntos de vista para convertirse en mejores miembros de la familia”.
En conclusión, los resultados del estudio demuestran que cuando los hombres pasan más tiempo en casa, los niños y las niñas muestran mejores niveles de salud y desarrollo; las niñas, en concreto, evidencian un mejor desarrollo de su vida sexual con menor índice de sexo no deseado. Por otro lado, cuando los padres se involucran más con sus hijos tienden a contribuir con más ingresos para el mantenimiento del hogar; y así la probabilidad de que los niños crezcan pobres, disminuye.