Borrar recuerdos desagradables ha sido una obsesión de escritores de ciencia ficción en sus relatos, pero también el anhelo de millones de personas que sufren alguna fobia, estrés postraumático o simplemente quisieran deshacer la memoria de vivencias dolorosas.
Los investigadores, que publicaron las conclusiones de su trabajo en la revista The Journal of Neuroscience, descubrieron que existe una proteína clave, la NF-kB, esencial tanto en el proceso de consolidación como en el de reconsolidación de la memoria. El hallazgo se produjo luego de estudiar el funcionamiento de las regiones cerebrales asociadas a la memoria en modelos animales. Primero cangrejos y posteriormente ratones.
“Esta proteína regula la expresión de genes necesaria para almacenar la memoria a largo plazo. Pero si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo después de que el recuerdo fue evocado, se afecta la retención”, explicó Arturo Romano, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria de la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA), al diario La Nación en Argentina.
Una de las aplicaciones, en caso de prosperar estos experimentos, sería la creación de un tratamiento farmacológico para los humanos, que apoyaría a los psiquiatras en el manejo de los pacientes que padecen fobias y el síndrome de estrés postraumático.
Carlos Baratti, otro de los investigadores del equipo aclaró que “la memoria no es borrada del cerebro, sino que no se expresa. Esto podría significar un paso enorme en algunos trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado”.
Éste y otros estudios similares desvirtúan la teoría de la consolidación, según la cual una vez formado un recuerdo permanecería estable. Hoy se sabe que esto no es así, y los recuerdos pueden reformularse.