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“La apuesta es ser presidente”

Fajardo aspira a conquistar a sus electores “sin clientelismo”

Pastor Virviescas Gómez / Especial para El Espectador
09 de marzo de 2009 - 03:47 a. m.

El ex alcalde y candidato presidencial explica su estilo de hacer política y afirma que va hasta el final de la carrera.

En los tres días que Sergio Fajardo Valderrama permaneció en Bucaramanga, escasamente tuvo tiempo para dormir porque se la pasó en reuniones, entrevistas, charlas, eventos sociales y hasta montando en bicicleta sin casco.

El ex alcalde de Medellín y ahora candidato presidencial incluyó a esta ciudad dentro del recorrido que está haciendo por gran parte de Colombia, tratando de comprender a un país de regiones y dándose a conocer.

Inquieto por el cuestionario, este matemático y calculador apenas tuvo oportunidad para devorar una arepa de maíz blanco con dos tajadas de jamón mientras hacía el recorrido en automóvil entre Bucaramanga y Floridablanca.

¿Cómo un campesino de Landázuri que lleva dos meses sin carretera porque el invierno se la llevó, podría votar para presidente por un señor con el mismo tono del actual mandatario?

Puede ser campesino de Landázuri pero eso no le quita su inteligencia ni su capacidad para entender que porque dos personas hablen con un acento similar sean iguales. Así que en Landázuri o en Ipiales, las personas independientemente del acento tenemos unas condiciones y el reto para uno es demostrarle a ese campesino cuál es nuestra calidad, cuáles son nuestras propuestas y ahí está la diferencia. Porque tampoco uno podría decir: ¿por qué si va a votar por uno que hable bogotano o costeño?

Cuando Álvaro Uribe se lanzó la primera vez, prometió acabar con las Farc y con la Comisión Nacional de Televisión. ¿Usted al menos se comprometería a acabar con la Cntv?

Esperemos a ver qué nos entregan, porque a Uribe todavía le queda un año y medio, y vamos a ver qué pasa. Es evidente que hay una serie de problemas muy grandes en esa Comisión, porque hay unos intereses particulares muy grandes. Hay unos comisionados que han hecho bien su trabajo, pero estamos en la obligación de revisar qué es lo que está pasando. Este problema hay que resolverlo, pero todavía el Gobierno nacional tiene el tiempo y la obligación de hacerlo.

Sin maquinarias, sin los Ramos, los Name o los Gaviria, ¿se puede ser Presidente de Colombia?

Sin duda, claro que se puede. Nosotros hemos demostrado que se puede hacer política sin comprar y sin pagar para llegar. Ahora, hay que trabajar muy fuerte. No es sentado para que la gente vote por uno; tenemos que organizarnos, montar estructuras de redes sociales que nos permitan llegar a muchas personas, pero ese es el reto que asumimos y yo tengo la convicción profunda de que se puede. En el terreno que nos hemos metido hemos demostrado que sí, a pesar de que nos decían siempre que era imposible y que estábamos locos.

La más reciente encuesta lo muestra a usted en el lote puntero. ¿Cuál es la razón para que esté ahí?

Sospecho que el trabajo que hemos hecho en forma sistemática, porque empezamos en política hace nueve años y hemos sido coherentes todos los días de esta actividad pública que no era para la cual yo estaba programado en la vida. Es el fruto del trabajo respetuoso, cuidadoso, serio, concentrado, dedicado, sin estar en el terreno del aspaviento, de la agresión y del insulto.

Es compatible que usted aparezca como una opción de centro cuando ha sido subdirector del periódico conservador El Colombiano?

Claro que sí. Yo llegué a ser subdirector de El Colombiano porque era un columnista independiente. Nunca he sido del Partido Conservador y de hecho mi familia es de origen liberal. He escrito en El Espectador y en muchas otras partes, pero el trabajo mío en la vida ha sido alrededor de las ideas, de las propuestas y de esa coherencia.

Ahora, nosotros no definimos nuestro espacio como el centro. Hemos dicho que somos un conjunto de principios que respetamos, una propuesta que es coherente con esos principios, y una forma de hacer la política que es coherente con la propuesta y con los principios. Una propuesta que no pagamos por un voto, por un líder, por la dignidad de las personas. Ese es nuestro paquete, entonces no entramos al terreno tradicional de la izquierda, de la derecha o del centro; sino esto es lo que somos. Ni uribistas ni antiuribistas. Mucha gente nos dice que tenemos que ser de esto o de lo otro, porque es la forma tradicional de ver el mundo.

¿Tiene tantas esperanzas fincadas en el voto de opinión?

Todo el voto es potencialmente de opinión y por eso hablamos de construir redes sociales para llegar a todas partes por convicción. Doy un ejemplo: cuando arrancamos en Medellín sacamos cero en la primera encuesta y nos dijeron que nos retiráramos. Pero nunca nos retiramos y lo que hicimos fue llegarles a todas las personas. A todo aquel que uno se le acerque de manera respetuosa, le escucha. Y cuando a uno lo escuchan, les explicamos y la gente entiende. Cuando la gente entiende tiene dignidad y es capaz de votar por uno.

Yo gané como candidato en todos los barrios populares de Medellín sin darle un sancocho a nadie, sin entregar una teja, sin comprar un solo líder. ¿Por qué? Porque nos tomamos el trabajo y claro que se puede, porque todas las personas son inteligentes. Lo que pasa es que nos han hecho creer que para poder votar hay que pagar, y cuando uno cree eso entonces está obligado a hacer la política de otra manera y ahí se abre la puerta para la corrupción, la politiquería y el clientelismo.

¿Es suficiente argumento para ser Presidente de Colombia haber sido ministro de Agricultura solamente, como es el caso de Andrés Felipe Arias?

No sé. Eso lo dirán las personas. Ni sí ni no, no sé si eso sea suficiente o no. No me corresponde estar juzgando a los otros.

¿Entonces es suficiente haber sido Alcalde de Medellín?

Sí, eso sí lo sé.

¿Por qué?

Porque hicimos política, hicimos campañas, llegamos al poder, mostramos la gestión, recorremos el país, lo estudiamos, tenemos respeto… Ahí sí hablo por mí.

Su amigo el asesor presidencial José Obdulio Gaviria, ¿será el poder detrás de su trono o no lo dejará arrimar ni a la Plaza de Bolívar?

José Obdulio Gaviria ha sido una persona amable conmigo y yo no tengo por qué salir a decir cosas sobre él, porque en el terreno que se ha encontrado conmigo siempre ha sido de respeto. Hay cosas que él hace que no comparto; es su responsabilidad, por supuesto.

A nadie le puedo negar que llegue a la Plaza de Bolívar, a no ser que se trate de un delincuente con una orden de captura y haya que capturarlo. Pero si José Obdulio quiere ir allá, allá puede ir. Y al Palacio de Nariño entrarán las personas que tengan que trabajar conmigo en algún momento. Eso es todo. No tengo nada en contra de él, quien tiene una forma de ver el mundo que no es la mía, pero pues allá él y él responderá por sus actos y por su trabajo.

¿Hasta dónde llegaron los tentáculos de la llamada ‘Oficina de Envigado’ y de la mafia en su administración y en la de su sucesor Alonso Salazar?

Los tentáculos a ninguna parte. El narcotráfico en Antioquia y en el Valle de Aburrá tenemos que seguirlo combatiendo, pero a mi administración no entraron porque nosotros no negociamos con ellos, porque ese no es nuestro mundo. Ahora, que existen y que hay que quitarles el poder y que eso es parte de la tarea permanente, claro que existen pero conmigo no tienen nada que ver.

¿Usted admite la crítica? ¿O, como dicen algunos periodistas de Medellín, no se le puede llevar la contraria porque de una vez se para y se va?

Nunca me le he parado a nadie ni me le he ido, pero siempre estoy dispuesto a discutir.

Aunque no por el hecho de que alguien me diga alguna cosa tiene que ser cierto. Estamos para discutir, doy los argumentos y los defiendo con intensidad porque estamos en este terreno de lo público.

Usted me puede hacer la pregunta que quiera y no hay una sola persona que diga que me paré y me fui, y tampoco a nadie he insultado. Ahora, con convicción defiendo las ideas. De eso no tenga la menor duda y ahí vamos y las voy a defender, por supuesto.

¿En qué se diferencian los reeleccionistas Hugo Chávez y Álvaro Uribe?

Esa tarea se la dejo a usted, señor periodista.

¿Qué embajada dejaría satisfecho a Sergio Fajardo en caso de no alcanzar sus sueños presidenciales?

Ninguna. 

¿Si no se queda con el premio gordo no se conforma con un seco?

La apuesta es ser Presidente y mientras que estemos en estas es para ser Presidente. Yo no me pongo a pensar: ¿si no soy Presidente qué voy a ser? Voy para Presidente y estoy concentrado en eso. Es como el que va a una carrera de ciclismo y se pone a pensar qué hace si queda de octavo, pues pierde.

¿Entonces usted no es un Juan Pablo Montoya que se conforma con quedar de 28 en los carros chocones de la Fórmula Nascar?

No, la apuesta es ser primero y toda la energía es para eso. El día de las elecciones lo veremos, pero ahora es la concentración, toda la energía, toda la capacidad, todo el gusto puestos en ese objetivo que es el que tenemos. Aquí no estoy para volverme famoso y que después me den algo; aquí vamos por una propuesta para llegar al poder.

¿Cuánta plata se va a gastar en la campaña?

No tengo claro. Ojalá que podamos conseguir los recursos que nos permitan hacer la campaña bien hecha. Nuestras campañas son austeras. Yo no voy de coctel en coctel, no le pagamos a nadie por un voto, no le pagamos a un líder, no negociamos a nadie para darle tanto a cambio de que me ponga tantos votos, que es lo que ocurre en el sentido tradicional.

Para la campaña necesitamos tener unos recursos básicos que nos permitan llegar a la gente, pero nuestra principal riqueza es la convicción de las personas.

Ahora que el ‘Poderoso’ Independiente Medellín va de penúltimo, ¿ha pensado cambiarse de equipo?

El que cambie de equipo vende la mama y el que venda la mama no puede ser presidente de Colombia. En el campeonato pasado arrancamos con cinco derrotas consecutivas y ahora vamos no por la Copa Libertadores sino por la Intercontinental de Clubes. ¡Nosotros vamos es pa’Tokio!

Por Pastor Virviescas Gómez / Especial para El Espectador

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