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Como ocurrió hace cuatro años, la campaña para la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia en el Valle de Aburrá ya empezó a ser permeada por denuncias sobre supuestas interferencias de grupos armados para favorecer a algunos candidatos en las elecciones del próximo 25 de octubre.
Varios aspirantes han denunciado presiones de combos que han impedido la instalación de publicidad en barrios de los municipios de Medellín e Itagüí. En algunos de esos casos las bandas habrían solicitado dinero a cambio de permitir actividades proselitistas en las zonas que dominan.
En Medellín, la comuna 8 (Villa Hermosa) y su vecina, la comuna 9 (Buenos Aires), podrían considerarse un laboratorio para analizar los cruces entre los poderes mafiosos con la política electoral. Fue allí donde se desarrolló en 2011 un acto de campaña de Luis Pérez que motivó las denuncias del exalcalde y actual aspirante Alonso Salazar por los supuestos vínculos de esa candidatura con grupos emergentes de los paramilitares.
En estas elecciones se habla de una situación similar por la supuesta infiltración de los combos en organizaciones barriales que influencian los votos de las comunidades.
La figura que estaría al mando es alias “Diego Chamizo”, un hombre que en 2014 fue incluido en la llamada Lista Clinton y que, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos es uno de los cabecillas de la Oficina de Envigado.
“Cualquier candidato debe pagar por la publicidad y negociar con ‘Chamizo’ la entrada. En lo público actúan en cuerpo ajeno y por medio de algunos líderes ya dijeron en un gran sector de la comuna que hay candidatos que no pueden entrar. Hay sitios, que tradicionalmente han sido muy violentos, forrados de publicidad de las campañas de Rico y de Luis Pérez. Es la misma foto de hace cuatro años, pero con otros actores”, dice un líder comunitario.