Las malas noticias se juntaron en Nariño. Durante los últimos meses, casi todo lo que se escucha acerca de este hospitalario departamento es nefasto: Que se derrumbaron las pirámides, que aumentaron los desplazados, que ahora hay más minas antipersonales, que asesinaron a unos indígenas, que el volcán Galeras volverá a hacer erupción, que el invierno seguirá destruyendo cultivos… Una inusual mezcla de pesares, unos de la naturaleza y otros a causa de los hombres, que por estos días azotan a los nariñenses y preocupan a las autoridades.
La situación llegó al punto en que el presidente, Álvaro Uribe, tomó la decisión de no seguir delegando en ninguno de sus ministros el problema y viajar ayer al municipio de Barbacoas, donde realizó un consejo de seguridad para evaluar el asunto del orden público, agravado especialmente desde la masacre a un grupo de indígenas Awá el pasado 4 de febrero.
El Primer Mandatario también estuvo en Tumaco, acompañado de la directora de la Oficina de Atención y Prevención de Desastres, Luz Amanda Pulido, haciendo un balance de las circunstancias en las que quedaron los ciudadanos, luego de la emergencia social por el desbordamiento de los ríos Mira y Telembí, y de la erupción del volcán Galeras.
“A ver si los medios de comunicación nos ayudan para que la comunidad se refugie. Allá he discutido mucho con unos compatriotas y les hago un llamado con aprecio”, dijo Uribe, quien instó a la población a refugiarse en albergues.
El siguiente es un resumen de los males que aquejan en este momento al sureño departamento de Nariño, de 64 municipios y 230 corregimientos, asaltado por las armas y los desastres naturales.
En banca rota por las pirámides
Las autoridades aún no confirman una cifra exacta, pero se estima que cerca de 250.000 nariñenses resultaron afectados por el derrumbe de las pirámides, que llegaron a esta región primero que al resto del país. En Pasto funcionó la sede más grande de la captadora ilegal DRFE, que dejó miles de estafados. La situación llegó a tal punto que en diciembre de 2008 el gobernador, Antonio Navarro Wolf, se declaró en huelga de hambre para buscar una concertación entre el Gobierno y los ahorradores.
En medio de duras relaciones políticas
Nariño ha sido testigo por casi un año de las difíciles relaciones políticas entre Colombia y Ecuador, desde mucho antes el ataque al campamento donde se dio muerte a alias ‘Raúl Reyes’.
En los últimos meses, la situación ha sido incómoda por hechos como la exigencia del pasado judicial a nacionales que, especialmente en el sur del país, están obligados a atravesar la frontera por razones laborales o de otra índole. Además, en el ambiente ha quedado la incertidumbre de la discriminación hacia los colombianos. Sin embargo, según el ex canciller Augusto Ramírez, con la valorización del dólar son más los ecuatorianos que llegan al país a hacer compras.
La violencia no da tregua
La masacre de 27 indígenas awá que, según cuentan los propios aborígenes, fueron asesinados por las Farc el pasado 4 de febrero en Nariño —el grupo subversivo reconoció haber matado nada más a ocho—, es apenas una muestra del drama que padece desde hace varias décadas ese departamento, azotado por la violencia de las Farc, del Eln, de los grupos paramilitares, las bandas emergentes y del propio Estado.
A lo largo y ancho de todo el territorio nariñense operan el bloque sur de las Farc, la columna Cienfuegos, Héroes y Mártires del Eln, así como las bandas paramilitares ‘Los Rastrojos’ y la Organización Nueva Generación, que con sus armas han ocasionado el desplazamiento de miles de ciudadanos, situación por la que recientemente mostró preocupación la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Nariño, además, enfrenta una situación crítica por cuenta de las minas antipersona, que tienen sitiados varios pueblos.
La racha de desastres naturales
La fuerza de los amenazantes fenómenos naturales se ha juntado recientemente en Nariño. Después de meses de calma hace dos semanas volvió a hacer erupción el volcán Galeras, por fortuna sin dejar víctimas. Y cuando todo parecía normalizarse llegó el invierno arrasando con cultivos y puentes que encontró a su paso, al tiempo que ayer a las 7 de la mañana el Galeras volvió a pasar de alerta naranja a roja, es decir, que una erupción es inminente.
Mientras las autoridades advierten la necesidad de que la población acuda a los albergues, los lugareños confían en que el volcán no les hará daño.
Como consecuencia del invierno, en lo corrido del año cuatro personas han muerto y 22 han desaparecido sólo en Nariño. La situación es tan grave que en el departamento se concentra el 62% de los afectados del país.