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El Gobierno confirmó, esta semana, la extensión de la medida de dictar clases virtuales en las universidades del país hasta el 30 de mayo. Difícil no acoger esa orden por la emergencia sanitaria, pero ¿está de acuerdo con ese cambio abrupto, en cuanto podría incidir en la calidad del proceso educativo? La decisión gubernamental es acertada y tenemos que reaccionar favorablemente a esta. Las crisis son para superarlas, no para naufragar en ellas, y las personas, las sociedades y las instituciones tienen la oportunidad de engrandecerse cuando se presentan. Si bien la situación es muy compleja, aprenderemos mucho en humanismo, sencillez, igualdad y preservación del planeta, lo cual se reflejará positivamente en el sector educativo y, por tanto, en el conjunto de la sociedad. Un educador tiene el imperativo de ser optimista. Nuestro lema fundacional de 1886 sigue vigente: “Post tenebras spero lucem” (después de las tinieblas vendrá la luz). La nueva realidad va a redimensionar, para bien, muchos valores en la educación.
¿La calidad de la educación universitaria ha sufrido desmedro por las nuevas condiciones?Es muy prematuro para dar una respuesta definitiva. La educación remota tiene limitaciones que podrían incidir en algunos aspectos de la calidad académica, pero apenas estamos empezando a evaluar el tema.
Al menos 160 universidades están adelantando sus planes de estudio de manera virtual. En el caso del Externado, ¿cómo se ha vivido la experiencia de pasar de las clases en un espacio aislado y exclusivo, a la enseñanza en que los participantes están dispersos?Se debe aclarar que lo que realmente estamos haciendo las universidades en este momento no es un modelo de educación virtual, sino la utilización de herramientas que permiten hacer las clases y las actividades formativas de manera remota. En nuestro caso, nos hemos servido de las plataformas Zoom Premium y Aulas Virtuales, que, con el licenciamiento debido, se han otorgado a todos los miembros de nuestra comunidad. El aprendizaje masivo en su uso ha facilitado las cosas. Por ejercer también la docencia, constato que hay participación activa, debate, preguntas, etc. Con los estudiantes no hay inconveniente en esa materia, porque son nativos digitales que se adaptan muy fácilmente a los cambios, más si ya usaban tecnologías de avanzada.
¿Cuál es la diferencia entre la educación virtual y las clases de manera remota?El modelo de educación virtual rompe con muchos de los paradigmas de la educación presencial, entre otros, las nociones de espacio y tiempo. Además, los roles del profesor y del estudiante se modifican, porque este último tiene un mayor margen de maniobra sobre los objetivos, contenidos y estrategias de aprendizaje. El profesor se convierte más en un actor que plantea problemas, que en alguien que dicta cátedras magistrales.
Se han escuchado reclamos de estudiantes, sobre todo de universidades públicas, por la falta de acceso de todos los alumnos a internet y por la falta de estabilidad de las redes, con lo cual pierden parte de la clase o no pueden, por ejemplo, terminar un examen. ¿El Externado ha tenido este tipo de problemas y quejas? Se han presentado problemas. Por fortuna, un grandísimo porcentaje tiene internet en sus hogares y los que no lo tienen, pueden integrarse a la clase mediante sus móviles. Se ha realizado un censo de los alumnos con problemas de conexión y se entra en comunicación con ellos. La premisa es sencilla: solidaridad, gran flexibilidad y amabilidad con los estudiantes. Resaltamos que es tan importante la certeza que debemos transmitir, como la autoexigencia de quienes la puedan practicar, con el fin de mermar la ansiedad normal que se puede generar en estos momentos.
Otra queja recurrente de la comunidad estudiantil es la que se relaciona con exámenes y calificaciones. Según los quejosos, las evaluaciones no resultan justas. ¿Qué ha decidido el Externado en cuanto a la forma de calificar el rendimiento académico? Es un tema muy discutible. De hecho, varias universidades han tomado alternativas diferentes. En el Externado, mediante un comunicado de rectoría y la labor de los decanos y estudiantes, se ha indicado, claramente, que se tiene que permitir gran flexibilidad en la evaluación sin menoscabar el nivel académico, así como promover un diálogo entre profesor y alumno para decidir la forma de la prueba. La tecnología permite desarrollar diversas maneras de evaluación: exámenes orales, escritos, trabajos, análisis de casos, portafolio del estudiante, elaboración de textos colaborativos, etc., que estamos utilizando.
Algunos de esos estudiantes también solicitan suspensión del actual semestre universitario mientras se supera la emergencia sanitaria. ¿Cree que hay razones para aceptar esa suspensión y adelantar las vacaciones?Si bien puede haber razones, decidimos no suspender el semestre ni adelantar vacaciones. Los estudiantes quieren continuar el periodo con la mayor normalidad posible. Tomar una decisión contraria puede generar muchos cambios en sus proyectos de vida, así como también problemas económicos para los padres. No estimo que sea conveniente, en la medida en que la institución universitaria pueda seguir ofreciendo excelencia académica. Esperemos a que la situación se componga y podamos volver a la vida normal y, agrego, mejorada, en el próximo semestre.
¿Significa que este primer semestre continuará, hasta el final, de manera remota, aun cuando la cuarentena se levante?Aún no tomamos la decisión, pero creo que será imperativo hacerlo.
Una cosa es que un profesor esté preparado para dictar clases presenciales y otra que sea un maestro virtual. Con la experiencia actual, ¿qué han detectado ustedes en materia de adaptación y destrezas tecnológicas de su profesorado? Desde hace más de nueve años contamos con un Centro de Educación Virtual que ha trabajado y permitido la adaptación, junto con la Facultad de Educación y la Dirección de Tecnología, sin traumas, a la nueva situación. A la formación de los profesores se ha sumado su curiosidad por las nuevas metodologías, lo que permite vislumbrar que se avanzará, notablemente, en el componente remoto o virtual de la universidad. Si en los últimos años hemos logrado realizar más de cien cursos totalmente virtuales y contar con 500 aulas virtuales de apoyo a los programas presenciales, estimamos que esa cifra se doble en cuestión de meses.
Suponiendo que el segundo semestre de este año pueda transcurrir con el regreso de la vida social, ¿cuáles son los planes del Externado: volverá a las clases presenciales, continuará con las remotas o hará una combinación de ambos métodos?Soy defensor de la educación presencial, porque la estimo más humana, más deliberativa, más profunda, más comunicativa, y porque permite una mejor formación del estudiante como ser ético, demócrata y social. Seguiremos siendo presenciales, pero, sin duda, el gran y acelerado avance forzado en tecnología nos permitirá continuar profundizando en perspectivas virtuales. Ya contamos con varios cursos virtuales de maestría que se dictan con estudiantes de toda América Latina. No obstante, aún en estos casos, hemos considerado fundamental mantener algunos encuentros presenciales.