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"Tiramos la toalla porque nos sentimos rodeadas por un clima de desconfianza y de deslegitimación progresiva", escribe la fundadora italiana Lucetta Scaraffia, en una carta al papa publicada el martes.
Para esta historiadora y periodista católica muy feminista, "con el cierre de 'Donne Chiesa Mondo' (Mujeres Iglesia Mundo) se termina, o más exactamente se rompe, una experiencia nueva y excepcional para la Iglesia".
"Por primera vez, un grupo de mujeres, que se organizaron de manera autónoma y que decidieron en interno las tareas y las llegadas de nuevas redactoras, pudo trabajar en el corazón del Vaticano y de las comunicaciones de la Santa Sede, con inteligencia y una mente libre, gracias al apoyo de dos papas", recuerda.
La publicación mensual, nacida hace siete años con la aprobación de Benedicto XVI, depende del Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano. Contaba on versiones en español ("Vida Nueva"), francés ("La Vie") e inglés (en internet).
La revista publicó muchos textos sobre la espiritualidad y teología, pero también de temas muy feministas, como la explotación servil de las religiosas, a menudo sin ningún tipo de remuneración.
En febrero, el mensual publicó un dosier sobre religiosas violadas, obligadas a abortar o a criar solas, expulsadas de su comunidad, a sus hijos, jamás reconocidos por su progenitor. El papa Francisco admitió después por primera vez que sacerdotes habían cometido estos abusos.
Scaraffia difundió también el editorial del último número que, en teoría debe salir el 1 de abril, en el que apunta directamente a la "nueva dirección del Osservatore Romano", acusada de no haber brindado apoyo a la publicación.
La revista contaba con el apoyo del exdirector del Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, un erudito profesor universitario destituido en diciembre, reemplazado por el escritor Andrea Monda.