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En la penitenciaría estatal de Huntsville, Texas, Estados Unidos, un hombre condenado a la inyección letal pidió que su pastor orara en voz alta y mantuviera el contacto físico con él mientras moría, razón por la que su ejecución había sido aplazada debido a que el juzgado rechazó su petición inicialmente.
John Henry Ramírez, de 38 años, tenía fecha de ejecución para septiembre de 2021, pero la Corte Suprema de Estados Unidos suspendió su ejecución en una orden de último minuto.
La decisión se tomó debido a que el abogado de Ramírez solicitó al tribunal que detuviera la ejecución, ya que el Departamento de Justicia Penal de Texas no permitió que el pastor bautista del hombre tuviera contacto físico con él y tampoco, le permitió orar en voz alta en la cámara de ejecución.
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A pesar de que se negara inicialmente esta decisión, en marzo de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor de Ramírez en una votación 8 a 1.
Finalmente, tras concederle el permiso de permanecer junto a su pastor, en la tarde de este miércoles 5 de octubre, John Henry Ramírez fue declarado muerto a las 6:41 p.m. Sus últimas palabras estuvieron dirigidas a la familia de la víctima que asesinó por robarle su dinero: “Solo quiero decirle a la familia de Pablo Castro que aprecio todo lo que hicieron para tratar de comunicarse conmigo a través del programa de Defensa de las Víctimas. Intenté responderles, pero no hay nada que pudiera haber dicho o hecho que los hubiera ayudado. Me arrepiento y tengo remordimientos, este es un acto tan atroz...”, dijo el preso.
Además, le dijo a su esposa e hijo, justo antes de que le suministraran la inyección: “Estoy listo para irme”.
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¿Por qué fue condenado a pena de muerte?
Las razones de su ejecución tienen que ver con varios delitos cometidos entre el 2004 y 2008. Ramírez, junto a dos mujeres, robaron una tienda para conseguir dinero y comprar drogas. Durante el hecho, los autores del robo se encontraron con otro hombre de 46 años, Pablo Castro, quien era padre de 9 hijos y abuelo de 14 nietos. Ramírez le propinó al menos 29 puñaladas y se llevó 1,25 dólares de sus bolsillos. Nada más cargaba la víctima en ese momento. En otras palabras, el robo de un dólar y 25 centavos terminó definiendo la vida de varias personas, entre ellas la víctima asesinada por los asaltantes y el hombre que lideraba el robo, quien terminó condenado a muerte.
Más tarde, Ramírez y las dos mujeres cometieron otro robo y estaban a punto de cometer el tercero cuando las autoridades los localizaron y arrestaron solo a las mujeres. Ramírez escapó a México, donde se escondió de la policía por más de tres años hasta que, en febrero de 2008, lo capturaron cerca a la frontera.
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Ramírez es el tercer condenado a pena de muerte en el Estado de Texas y el número 11 a nivel nacional en lo que lleva del 2022, según la cadena NBC.
Estados de U.S.A. que tienen pena de muerte
Texas es uno de los 27 estados que todavía aplica la pena de muerte y de acuerdo con el periódico El País, esta región en Estados Unidos, “ya tiene programados cinco ajusticiamientos hasta el mes de marzo de 2023”. La razón por la que se condena al preso de esta forma es por el delito de homicidio.
Además de Texas, de acuerdo con el Centro de Información sobre la Pena de Muerte: Alabama, Arizona, Arkansas, California, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Dakota del Sur, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Kansas, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Missouri, Montana, Nebraska, Nevada, Carolina del Norte, Ohio, Oklahoma, Oregon, Pensilvania, Tennessee, Utah y Wyoming, son las regiones donde los condenados pueden ser llevados al “corredor de la muerte”.
Formas de pena de muerte en Estados Unidos
- Fusilamiento: Mississippi y Oklahoma son los estados que tiene vigente la pena de muerte por fusilamiento para sus prisioneros. En el 2021, Carolina del Sur intentó incluir este método debido a la escasez de medicamentos para aplicar la inyección letal.
- Cámara de gas: Arizona en el 2021 buscó reactivar el uso de gases tóxicos como método de pena de muerte para sus presos. Oklahoma, Mississippi y Alabama también se suman a este método usando nitrógeno para la muerte por hipoxia o falta de oxígeno cerebral.
Como dato: hasta el año 2008 se conoció la última persona que murió en la silla eléctrica. Según datos de la prensa estadounidense, 4,461 presos murieron de esta forma.
Naciones Unidas sobre la pena de muerte
A pesar de que en Estados Unidos y otras partes del mundo es una práctica válida para la condena de los prisioneros, la Organización de las Naciones Unidas afirma que este es un acto inhumano que va en contravía del derecho a la vida. De acuerdo con esta misma organización, hay “170 países han abolido o introducido una suspensión de la pena de muerte en la legislación o en la práctica”.
Sobre su proyecto para el fomento a la protección de los derechos humanos, la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aboga por la abolición universal de la pena de muerte. Afirman que el proyecto “se basa en el carácter fundamental del derecho a la vida, el riesgo inaceptable de ejecutar a gente inocente, y la falta de pruebas de que la pena de muerte disuade de cometer delitos”.