Lorena Meritano: “Sé qué temperatura tiene la muerte”

La actriz publicó su primer libro, “Sobreviviente” en el que relata desde el diagnóstico de su enfermedad, cómo la vivió y lo que aprendió en el proceso. Una obra que exalta la vida y honra los milagros.

MARÍA ALEJANDRA MORENO TINJACÁ
26 de enero de 2020 - 02:00 p. m.
Lorena Meritano Gelfeben.   / Cortesía
Lorena Meritano Gelfeben. / Cortesía

La cita era a las 4 de la tarde en el edificio de El Espectador. Unos minutos antes, Lorena Meritano, a través de su jefe de prensa, pidió que la esperara un tiempo más porque en el camino se encontró con algunos colegas, y los abrazos, las risas y los recuerdos tomaron su lugar. No fue tanta la espera, en menos de 10 minutos estaba ella, sonriente. Tenía jean azul, camisa blanca, chaqueta de flores y tenis rojos. El saludo fue efusivo y con un abrazo genuino que contagia.

Apenas íbamos a dirigirnos a una de las salas cuando una mujer que estaba cerca se quedó mirándola y le dijo: “Te felicito, eres muy valiente, qué bueno que saliste de esta”. Lorena de inmediato la abrazó, y la mujer, con la voz entrecortada, le dijo: “Una familiar está pasando por tu mismo proceso. Lorena respondió: -va a salir de esta, se puede. Mira en mi libro cuento mi proceso, sé que todos son diferentes, pero puede ser una luz para que enfrentemos la realidad.

Un abrazo final y una palabra de aliento evidenciaron cómo varias mujeres se conectan con la vida de Lorena Meritano y que su testimonio es un aliciente para pensar que siempre las cosas pueden salir bien, y que por más doloroso que el panorama se divise, el llamado es a ser guerreros. “Nunca imaginé escribir un libro. Es una labor complicada, pero acá está una obra que tiene un objetivo claro: emitir un mensaje de concientización sobre la importancia de la salud”.

“Es una obra que brinda un poquito de luz y esperanza a quienes están pasando por un proceso de dolor, miedo y sufrimiento para que puedan empezar a ver que hay oportunidades de cambios, transformaciones y aprendizajes en un maestro llamado cáncer, el cual llegó a mi vida”, se lee en las primeras páginas del libro Sobreviviente.

Un maestro que cuando llega su sinónimo es muerte. Lorena estaba relacionada con la enfermedad. En su linaje familiar varios habían padecido cáncer de huesos y de estómago, y su abuela, que tuvo cáncer de seno. Su mamá tuvo todo el sistema reproductivo invadido por este, y aún así logró salir adelante. Con su padre la historia fue diferente, vivió de cerca su enfermedad hasta su muerte, en 2008. En ese mismo año Lorena se realizó una mamografía, en la que le detectaron un nódulo y le practicaron una biopsia para saber si era maligno o no.

El resultado fue benigno. Ese nódulo lo descubrieron en unos exámenes de rutina, pues como filosofía de vida Lorena decidió vivir desde la salud, entonces los chequeos médicos preventivos fueron parte de su rutina para poder actuar a tiempo. Seis años después la realidad sería otra. Lorena estaba gestando un nuevo proyecto para llevar la obra de teatro ¿Estás ahí? a Argentina y tener un embarazo in vitro. Se realizó varias pruebas para su nuevo rol de mamá y todo marchaba a la perfección, pero una corazonada la llevó a posponer su embarazo. “Los planes de uno son una cosa, y los de Dios o de la vida son otros, y te pegan un volantazo como decimos en Argentina, es como ir pensando que llegarás a un lugar y te estrellas con una montaña de piedra”.

En 2014, cuando el amor fluía, el trabajo era estable y los proyectos florecían, Lorena empezó a sentirse rara. Era como si le estuviera por llegar el período y como por inercia se llevó las manos a los senos y se sintió una bolita en el seno derecho. Su reacción fue de alarma, pues recordó los exámenes de 2008 y el año en que su padre falleció. “Le escribí a mi doctor, me dijo que estuviera tranquila y me remitió al ginecólogo de su esposa”.

Días después asistió al ginecólogo, quien también intentó tranquilizarla, pero esa alarma estaba ahí en su corazón, en su ser. Se dirigió al Centro de La Mujer en Bogotá para los respectivos exámenes, una biopsia y esperar los resultados, que en una hoja de papel estaban claros: la diagnosticaron con cáncer. “Nunca se está preparado para leer un diagnóstico positivo por cáncer”. Luego fueron días de exámenes específicos que arrojaron un HER2, un tipo de cáncer peligroso, pero no el más agresivo. Por esos días le apareció otra bolita que la doctora no prestó atención, motivo por el cual Lorena viajó a Argentina para hacer su tratamiento. Adriana Bermúdez fue su cirujana y su médico hasta hoy.

En su primera quimioterapia, en su país natal, sufrió un ataque de pánico mientras la canalizaban y le pasaban los líquidos. En ese momento corrió al baño y empezó a llorar. “En un momento solo me dije vos podés, vos podés. Así que salí y le dije a la enfermera que siguiera”. Esas palabras la llenaron de fortaleza para lo que se venía. Una cirugía para extirpar sus senos, el pelo se le estaba cayendo, se quedó sin trabajo y tuvo que detenerse, como ella afirma, “a mirar lo más profundo de su ser y simplemente saber que el pelo crece y que las mujeres son más que tetas y culo, sos bonita por lo que sos por dentro”.

Desde ese momento, entre los tratamientos, se dedicó a trabajar en procesos de perdón, en conocerse a ella misma, a retomar las actividades que la llenaban y compartir con su familia. Sintió el olor de la muerte y su temperatura. Aprendió a desapegarse de lo material. A entender que se tiene derecho a fracasar y que en esos procesos aparecen ángeles que ayudan a alivianar el dolor. Entre esos ángeles su perro Fidel, quien después de una quimio su labor fue ser el protector.

Las noticias no mejoraban, tuvo una semana trágica en la que quiso morirse, enfrentó una depresión, un accidente cerebrovascular de su mamá, una nueva cirugía en el seno izquierdo y la extirpación de las trompas y los ovarios. Algo que para una mujer significaba mutilación y no tener la posibilidad de ser mamá biológica, pero como en esa primera quimioterapia, su lema fue “vos podés, vos podés”. En 2016 libró esas batallas, pero un enfermo oncológico nunca deja de serlo del todo. “Hasta hoy estoy en remisión, no me han dado de alta, pero lo importante es que estoy acá y que seguiré luchando por mi vida. Aprendí de este maestro”.

El proceso que vivió Lorena Meritano, sus luchas y tristezas le dio vida a Lorena sobreviviente, unas charlas en las que comparte su testimonio con pacientes oncológicos y promueve esa responsabilidad por la salud y un mensaje esperanzador. Su libro, Sobreviviente, publicado por la editorial Grijalbo, relata su historia desde que se fue de la casa de sus padres para incursionar en el modelaje y los obstáculos que encontró en su carrera, hasta su diagnóstico de cáncer. Es una obra que muestra la fragilidad de la vida, pero a su vez la valentía y la resiliencia cuando no se terminan las ganas de vivir.

mmorenot@elespectador.com

@mariaalemoreno

Por MARÍA ALEJANDRA MORENO TINJACÁ

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