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Los karmas de una vida más larga

Aunque hoy las mujeres viven más años que antes, sus condiciones de salud son peores y todavía sufren la discriminación de género.

Mariana Suárez Rueda
15 de noviembre de 2009 - 08:00 p. m.

A pesar de los esfuerzos de los gobiernos por garantizar una mayor equidad de género y velar por el bienestar de las madres, las adolescentes embarazadas y las niñas con problemas de desnutrición, hoy en día las mujeres son menos felices, están más enfermas, tienen dificultades para conseguir trabajo y su calidad de vida ha desmejorado. Paradójicamente, viven más años que antes.

Estas son las conclusiones que se desprenden del informe “Las mujeres y la salud: los datos de hoy, la agenda de mañana”, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de comprobar sus sospechas de que aún la sociedad no está atendiendo las necesidades sanitarias de las mujeres, en momentos claves de su vida, como la adolescencia y la vejez.

Margaret Chan, directora de la OMS, advirtió que a ellas se les está negando la posibilidad de desarrollar su potencial humano. “¿Qué nos dice esto acerca del estado del progreso social en el siglo XXI?”, preguntó compungida durante la presentación de esta investigación a los medios de comunicación.

Y concluyó con un llamado de alerta a los gobiernos, afirmando que aunque la salud de niñas y mujeres ha mejorado en los últimos 60 años, los beneficios se han distribuido de manera desigual.

Sexualidad y reproducción

La salud de las mujeres durante su época fecunda, entre los 15 y 49 años, es importante porque tiene repercusiones en el desarrollo de la siguiente generación. Sin embargo, las complicaciones del embarazo y el parto son la causa principal de muerte en las jóvenes entre los 15 y 19 años en los países en desarrollo.

En el orden mundial, la primera causa es el sida, pues las niñas y las mujeres son particularmente vulnerables a la infección por el VIH, debido a una combinación de factores biológicos y desigualdades de género, sobre todo en  culturas como las africanas, que limitan la información sobre esta enfermedad.

En los países de ingresos bajos y medianos los factores de riesgo más importantes de muerte y discapacidad en las mujeres son la falta de acceso a los métodos anticonceptivos y las prácticas sexuales de riesgo.

Asistencia médica

Aunque las mujeres tienen mayores gastos de salud que los hombres, porque utilizan más los servicios asistenciales, en comparación con los varones, suelen ser más pobres y están desempleadas o trabajan en el sector informal, que no ofrece prestaciones sanitarias.

Algunos servicios como la atención prenatal se prestan con mayor frecuencia que los relacionados con la violencia sexual y el tamizaje del cáncer del cuello uterino. Asimismo, en varios países se observan niveles bajísimos de cobertura de intervenciones básicas como la vacunación y la asistencia calificada del parto.

Por ejemplo, las vacunas contra enfermedades como el sarampión no llegan a 24 millones de niñas que corren más riesgo. Se necesitarán al menos US$1.000 millones adicionales cada año para suministrar las vacunas a la población infantil de los 72 países más pobres del mundo.

El derecho a la salud

Hasta el 80% del servicio en salud y el 90% de la atención de enfermedades relacionadas con el sida se prestan en el hogar, casi siempre por parte de mujeres. No obstante, con demasiada frecuencia, las mujeres carecen de apoyo, reconocimiento y remuneración de esta función esencial.

Por otra parte, en muchos países los servicios de salud sexual y reproductiva tienden a centrarse exclusivamente en las mujeres casadas, dejando de lado las necesidades de las que no lo son y de las adolescentes. Y son pocos los servicios que se ocupan de grupos marginados, como el de las drogadictas, las pertenecientes a minorías étnicas y las que viven en zonas rurales.

“Es hora de compensar a las mujeres y a las niñas, garantizarles la atención y el apoyo que necesitan para que en todo momento de su vida puedan gozar de uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho a la salud”, sentenció Margaret Chan, directora de la OMS.

Calidad de vida en la vejez

Como las mujeres tienden a vivir más tiempo que los hombres, representan un porcentaje cada vez mayor en el grupo de las personas de la tercera edad. Por eso, la sociedad necesita prepararse para prevenir y atender los problemas crónicos de salud que suelen acompañar la vejez.

Adoptar hábitos saludables a edades más tempranas puede ayudar a las mujeres a llevar una vida activa, sin embargo, deben prepararse para sufragar los costos de la atención en salud durante la vejez. Actualmente, muchos países de ingresos altos destinan un gran porcentaje de sus presupuestos a la asistencia de los ancianos. Pero en los países de ingresos bajos, ésta corre por cuenta de la familia.

Por eso se necesitan políticas de financiación, una reforma fiscal en la esfera sanitaria, mayor acceso al empleo formal y asistencia a los hogares y asilos para la tercera edad.

La salud física y mental

En el ámbito mundial, el suicidio es una de las primeras causas de muerte en las mujeres entre los 20 y los 59 años. Asimismo, los trastornos mentales, en particular la depresión, son una causa importante de discapacidad en las mujeres de todas las edades, la cual se desencadena por la baja condición socioeconómica, la altísima carga laboral y la violencia.

Por otro lado, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares contribuyen a la mortalidad y el desarrollo de problemas crónicos en la salud de las mayores de 60 años, al igual que la pérdida de la visión, que afecta a más de 2,5 millones de mujeres en el mundo. Otra causa sobresaliente de muerte y discapacidad es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que se ha vinculado con la exposición al humo y a la contaminación del aire.

Por Mariana Suárez Rueda

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