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Los secretos del whisky según el catador de Johnnie Walker

En sus 17 años de experiencia como catador ha identificado que la gente busca con esta bebida disfrutar experiencias que les eran inaccesibles y que las mujeres son las que más lo toman.

Mariana Suárez Rueda
18 de septiembre de 2016 - 09:16 p. m.
 Arturo Savage, embajador de Johnnie Walker, recomienda tomar este whisky intercalado con sorbos de agua fría.  / Cristian Garavito
Arturo Savage, embajador de Johnnie Walker, recomienda tomar este whisky intercalado con sorbos de agua fría. / Cristian Garavito
Foto: CRISTIAN GARAVITO
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De las 110 destilerías que hay en Escocia a Arturo Savage solamente le falta por visitar 40. El whisky escocés se convirtió en una manera de reencontrarse con sus orígenes, de descubrir la complejidad de una cultura mediante un líquido que fue símbolo de libertad y que en celta significa “agua de vida”.

La primera vez que lo probó fue en  Caracas; se lo sirvieron con coca-cola. A los 27 años volvió a saborear este trago. Esta vez puro y con hielo, para celebrar un ascenso. Hoy, su trabajo gira en torno a esta bebida, a saborearla y enseñarles a otros cómo disfrutarla. En su casa, en República Dominicana, tiene una alacena en la que guarda 70 tipos diferentes de whisky de malta y, por supuesto, de la marca de la que es embajador desde 1999, Johnnie Walker.

El azar o tal vez el destino jugó a su favor para ocupar esta posición. Después de desempeñarse durante años como ingeniero industrial en el sector del calzado, decidió cambiar de rumbo para dedicarse a una de sus pasiones: cocinar. Aunque no lo usaba tanto como el vino, en sus recetas se colaba de vez en cuando un chorro de whisky. Alguien de la marca escocesa lo vio en acción y lo invitó a que se formara como catador.

Después de una pésima actuación en Escocia, terminó como reemplazo, del reemplazo, del reemplazo del embajador de Walker en nuestra región. Todo cambiaría un día en que ninguno de estos tres profesionales pudo dictar una cata y tuvo que asumir la responsabilidad.

Recuerda que se aprendió de memoria, incluida la puntuación, un libro de cata de 60 páginas. Su actuación fue un éxito. Desde entonces, dos veces al año, viaja al país que lo reencontró con sus ancestros (su padre es inglés y vivía a tan sólo una hora de Escocia) para mantenerse actualizado en el fascinantes mundo del whisky.

Y lo que ha descubierto a lo largo de estos años sobre la cultura de consumo de esta bebida resulta muy interesante. Para empezar, las mujeres lo toman más que los hombres y, poco a poco, se ha convertido en un trago asociado con el progreso. “La gente de las clases medias lo adquiere en busca de nuevas experiencias, de lo que no podían tomar antes”.

Tampoco existe una fórmula ideal para disfrutarlo. “La regla es que no hay reglas”. Con agua, hielo, coca-cola o ginger. Las posibilidades son muchas y dependen, según este experto, de la ocasión y el ánimo. Para quienes lo prueban por primera vez, recomienda mezclarlo con ginebra, jugo de manzana, bebidas gaseosas con notas de limón o aguas saborizadas. En el caso del Blue Label, lo ideal es intercalarlo con sorbos de agua fría.

A pesar de que las posibilidades de maridaje no son tan amplias como con el vino, Savage ha descubierto productos que, mezclados con esta bebida, son un manjar para el paladar. Es el caso del salmón, la carne a la brasa y el queso azul, que, por su sabor intenso y textura, se funde en la boca de una manera extraordinaria.

Otra de las enseñanzas que le han dejado estos 17 años catando whisky tiene que ver con las diferencias entre las distintas marcas y variedades. Los escoceses, por ejemplo, son mucho más complejos que los americanos, debido a sus notas ahumadas. Y entre los whiskies fabricados en Escocia la distinción radica en la velocidad de la destilación, la fermentación y el tratamiento que se le da a la cebada y al agua de río, lago o manantial que se utilice.

“Me impresiona que de una fórmula aparentemente tan sencilla, para la que sólo se requiere agua, cebada y levadura, salga un líquido tan extraordinario. La razón, creo, tiene que ver con los escoceses, una civilización que logró reflejar su ingenio en esta bebida”, concluye Savage, quien tiene la costumbre de encerrarse todos los días a escribir durante 45 minutos, acompañado de un vaso del trago que terminó transformando su vida y permitiéndole dedicarse a hacer lo que le gusta y lo hace feliz.

Por Mariana Suárez Rueda

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