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Los virus antes del virus

Recuperaremos lo perdido, para citar una hermosa frase de César López, cuando caigamos en cuenta de que empezamos perder vida mucho antes de los confinamientos y los decretos, porque fue mucho antes de esta peste que perdimos ilusiones, juegos, imaginación, creatividad, fuerza. Fue mucho antes de esta reclusión que perdimos el sentido de vivir para ser dignos de lo humano, transformándonos en pequeños robots que cumplían órdenes del amo, fuera cual fuera, y en simples cumplidores de horarios y turnos. Fue mucho antes de este confinamiento que preferimos mostrar a ser, que nos colgamos de cuanta cosa de moda vendían en una vitrina o en un escaparate virtual, y que nos dejamos medir y permitimos que nos midieran y nos trataran como viles números, cifras y solo cifras que cumplían un único propósito, producir por cantidades de cifras.

El Espectador
18 de abril de 2020 - 12:08 a. m.
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Fue mucho antes de que apareciera este último virus que empezamos a ver y a tratar al otro como una amenaza a la que había que eliminar, y fue antes, mucho antes de todo esto que nos metimos de cabeza en una competencia sin fin que solo beneficiaba a los promotores de esa competencia, y acuñaron los términos mejor y peor y bueno y malo, y nosotros los repetimos, los interiorizamos y luego los catapultamos. Volvimos referentes a las figuras de la farándula, a los influenciadores, y enterramos a quienes se pasaron la vida tratando de descifrar qué era la vida. Fue antes, muchísimo antes de este histórico 2020 que nos vendimos a la inmediatez, a lo que nos dijeron que era éxito, al premio por el premio, a las palabritas bonitas como solidaridad y justicia, y nos olvidamos de aquellos que intentaban detener la barbarie con frases como “Enemigo de la guerra y su reverso, la medalla”, para hacerle un homenaje a Luis Eduardo Aute.

Fue antes, mucho antes de este encierro y de este macabro conteo de muertos a los que contamos como si fueran medallas de una olimpíada, que les dimos, les entregamos el poder a unos señores que se hacían llamar políticos, pidiéndoles y pidiéndoles, como si fueran dioses que tuvieran la capacidad de dar, en vez de tomar nosotros lo que tendríamos que tomar, y hace tiempo, también, que nos dividimos en un sinfín de luchas de moda, por conveniencia, que hicieron más fuertes a esos poderosos y nos transformaron a nosotros en enemigos de nosotros mismos. Fue antes, mucho antes de esta crisis, que venimos regodeándonos del linchamiento a aquel que piensa distinto, a aquel que no sigue las instrucciones de los manuales al pie de la letra y trata de alejarse de lo políticamente correcto, que no es otra cosa que la tiranía de las formas por las formas.

Fue antes, mucho antes de este virus, que empezamos a hacer germinar otros virus de los que ni siquiera somos conscientes, y que nos fueron aniquilando sin que nos
diéramos cuenta.

Por El Espectador

 

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