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Matemáticas para hacer “parir” a los hombres

El argentino estuvo de visita en Colombia para hablar sobre la estrecha relación entre las artes y los números.

Ana Ochoa
05 de marzo de 2011 - 12:53 a. m.

“Los buenos maestros tienen algo de comadronas. Ayudan a procrear, provocan, acompañan el nacimiento de las ideas en los discípulos”, recordó este viernes en el Parque Explora de Medellín el reconocido matemático y escritor argentino Pablo Amster.

Sócrates decía que él era como su madre, la partera Fenareta: su Mayéutica, que viene de maieutiké, arte de ayudar a procrear, “tiene las mismas características que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto”.

Amster, doctor en matemáticas, escritor y músico, descubre los gestos de las matemáticas no sólo en Juan Sebastián Bach o en  Béla Bártok, sino en Discépolo, Borges o Edgar Alla Poe.

En su visita a Medellín preguntaba: “¿Y quién no se ha sentido un piantao en matemáticas?  En matemáticas es muy común quedarse, como “abrazao a un rencor”, aferrado a una idea que al final resulta errónea. O entusiasmarse con un argumento que después no funciona. Uno se siente “un gil, que alzó un tomate y lo creyó una flor”. “!Sol de mi vida, fui un fracasao!”.

¿Qué diablos tiene que ver un tango como Yira, Yira y su “verás que todo es mentira” con una de las más famosas paradojas de la historia, la paradoja de Epiménides? Amster tiene una sugerencia: “Si es verdad que todo es mentira, también lo es esta frase y entonces la frase es… verdadera y falsa a la vez. Este es el ingrediente principal del teorema del matemático Gödel”.

Investigador formal, con más de 70 publicaciones científicas, el matemático argentino es también un solvente lector que se fuga hacia autores crípticos como Macedonio Fernández o Lacan.

También es músico, “un curioso espécimen de doble personalidad matemusical”, según Diego Golombek y por esto fue invitado a Colombia por la Universidad Nacional para compartir su trabajo científico y su labor como divulgador de las ciencias, que ha derivado en interesantes libros, como Música maestro, un concierto para música y orquesta. Amster vaga con soltura entre los más diversos temas y su conversación sobre matemáticas es, en todo caso, una amena conversación sobre arte.

Literatura y matemáticas, ¿son parientes cercanos?

En literatura policíaca es frecuente encontrar temas como el del crimen perfecto como teorema. Poe en su Filosofía de la composición, nos dejó uno de los mejores ejemplos. Recomiendo leer El cuervo. Decía Poe: “Mi deseo es demostrar que ningún punto de la composición puede ser atribuido a la casualidad o la intuición, y que la obra ha marchado, paso a paso, hacia su solución con la precisión y rigurosa lógica de un problema matemático”. También están Kafka, Borges y sus laberintos, o el matemático Lewis Carroll que, como dijo Chesterton, hace pensar en un matemático demente, que lo subvierte todo.

¿Hay en un poema el rigor de una demostración?

No se puede ver tan directamente, pero hay una cierta lógica, una estructura difícil de modificar y si mueves una pieza, se cae todo. En el cine también lo descubrimos. En las películas de Hitchcock, por ejemplo.

¿La música es matemática?

En Occidente, fue hasta la Edad Media una de las cuatro ramas de las matemáticas. Pitágoras desarrolló la escala musical a partir de las matemáticas y luego, con el descubrimiento de los logaritmos, se construyó la escala temperada que usamos hoy. Las reglas de la armonía, la métrica y muchos otros asuntos son completamente matemáticos.

¿Bach se puede considerar un matemático?

Bach, además de hacer música, daba clases de matemáticas y en sus composiciones hay una lógica sorprendente. Se han investigado las conexiones ocultas, relaciones numéricas… hasta el nombre de Bach tiene un secreto, es un cifrado, el nombre se traduce a cuatro notas. Al final del Arte de la fuga usó su nombre como contratema y se murió. Su hijo escribió al margen: “En el momento en que estaba empleando su nombre como contratema, el compositor murió”.

¿Y la relación con las demás artes?

La pintura y la escultura incorporan grandes capítulos de la matemática. El solo tema de la proporción es apasionante.

¿Y la poesía?

Basta la referencia que hace Amster de Hilbert, el gran matemático del siglo XX: “al saber que un alumno dejó de asistir a su curso, preguntó a los demás si sabían por qué. Le dijeron que el muchacho había dejado la matemática para dedicarse a la poesía, a lo que Hilbert respondió: “Ya me parecía que le faltaba imaginación para hacer matemática”.

 

Por Ana Ochoa

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