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Una sensación de picor en la nariz despertó a Selvi en medio de la noche. Algo, pensó ella, se deslizó dentro de sus fosas nasales mientras dormía. Como pudo haber sido parte de su sueño, la mujer de 42 años ignoró el cosquilleo por horas hasta que el malestar fue distinto: “no podía explicar la sensación pero estaba segura de que era un insecto", manifestó la trabajadora doméstica al diario New Indian Express.
En la mañana siguiente el síntoma era de quemazón, cada vez que el animal se deslizaba detrás de sus ojos, un ardor la invadía. Así llegó al hospital Stanley Medical College, de la localidad de Injambakkam, al sur de la ciudad de Chennai (India). Allí, los doctores tenían experiencia en extraer pelotas de juguete, botones, incluso trozos de tiza, pero Selvi era un caso diferente: una cucaracha se resistía a salir de su cráneo, instalada en medio del ceño.
Primero, el cuerpo médico usó un escáner para confirmar la existencia del insecto dentro del cráneo, más un equipo de luz y un endoscopio nasal para recoger evidencia del tamaño y de si aún vivía. De acuerdo con los expertos en otorrinolaringología, una infección por la muerte del insecto pudo haberse extendido hasta el cerebro de la paciente, provocando fatales consecuencias.
Un aparato succionador parecía el instrumento indicado para operar a Selvi, sin embargo, el insecto lograba escabullirse entre la membrana craneal de la mujer. Así que los doctores optaron por unas tenazas con el fin de extraer la cucaracha; un procedimiento que duró 45 minutos y puso fin a la pesadilla de esta mujer india.