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Sin embargo, eso fue lo que yo hice. El 19 de marzo iba a viajar a Turquía con un grupo de 80 fieles seguidoras, y entre ellas estaba la colombiana María Elena Suárez, quien manejó 15 horas desde North Carolina para juntarse con todas las mujeres que partiríamos desde Miami en esta excursión, pero, lamentable, el COVID-19 nos obligó a cambiar de planes. Y de repente la colombiana se encontró varada en Miami. Aunque apenas la conocía, mi instinto me dijo: “Dale la mano, puedes confiar en ella”. Así que le ofrecí mi hogar y pensé que sería un par de semanas, pero ya va más de un mes y solo Dios sabe cuando terminará esta cuarentena. Debo confesarles que jamás imaginé que por hacer un favor iba a encontrar una gran bendición.
Durante esta pandemia, María Elena se ha convertido en mi ángel guardián. Ella sabe que soy diabética y sobreviviente de cáncer y personas en mi condición no pueden exponerse ante este virus, por eso ni tan siquiera me permite salir por la puerta. Con todas las precauciones, ella es quien se arriesga y sale a buscar mis medicinas y hacer mercado cuando algo esencial hace falta. Y como en esta cuarentena nadie más puede entrar en mi casa, se ha convertido en mi camarógrafa, luminotécnica, editora y hasta productora de los videos para mis redes sociales. Así que sin imaginarlo en esta cuarentena una “desconocida” se convirtió en una bendición y una buena amiga. Y te cuento todo esto porque me gustaría preguntarte: ¿Qué enseñanza te ha dejado esta cuarentena? Yo sé que ahora es complicado ver el lado positivo de las cosas, pero te aseguro que, al igual que a mí, esta pandemia te dejará una gran bendición en alguna área de tu vida.
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