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Nomveliso Nomasonto Mdoyi, de 33 años, murió sorpresivamente en un pequeño pueblo de Sudáfrica cuando tenía nueve meses de embarazo y le faltaban pocos días para dar a luz. Su madre, Mandzala Mdoyi, de 76 años, explicó a Daily Dispatch que su hija se quedó sin respirar en su casa.
La familia estaba dolida por la pérdida de su ser querido, cuando en la funeraria de la aldea Mthayisi ocurrió otro hecho inesperado. Los operarios de la funeraria informaron que, previo a la velación, encontraron el cuerpo del recién nacido. Habían transcurrido diez días del fallecimiento de la mujer.
“Cuando llevamos el cuerpo de la bandeja mortuoria a su ataúd, descubrimos que había un bebé recién nacido entre sus piernas. Estaba muerto. Estábamos tan conmocionados y asustados que ni siquiera tuvimos tiempo de mirar el sexo del bebé. He estado en el negocio durante más de 20 años y nunca he oído hablar de una mujer muerta dando a luz”, contó uno de los trabajadores de la funeraria.
La comunidad, consternada por el hecho, aseguró que se trataba de brujería y pidió quemar los cuerpos de la madre y el hijo. Sin embargo, la familia le dio digna sepultura a ambos. El diario sudafricano Daily dispatch consultó algunas fuentes médicas que aseguraron que, durante el proceso de contracción y relajación de los músculos o cuando las bacterias comienzan a causar cambios en el cuerpo, es posible que el cuerpo de una mujer embarazada expulse el feto.
“Primero quedé devastada por la muerte prematura de mi hija y ahora estoy sorprendida al saber que había dado a luz pese a que llevaba muerta 10 días. ¿Que es eso? Dios, por favor, ven a intervenir”, dijo la madre de la fallecida.