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¿Nulidad por inmadurez?

La primogénita de los reyes de España ha consultado con expertos cómo solicitar la disolución de su matrimonio con Jaime de Marichalar en Roma.

Mábel Galaz, El País
28 de noviembre de 2009 - 03:58 a. m.

La infanta Elena (hija primogénita de los Reyes de España) ha consultado con expertos en derecho canónigo cómo solicitar la nulidad de su matrimonio con Jaime de Marichalar, con quien se casó en la catedral de Sevilla el 18 de marzo de 1995. La decisión de emprender esta vía todavía no está formalmente tomada, pero fuentes próximas a la infanta indican que como católica y miembro de la familia real española es lo que debe hacer.

De nuevo será la hija mayor de los Reyes de España quien tome las riendas para resolver su matrimonio y no De Marichalar. Éste no quiso el divorcio y no lo aceptó hasta que vio que la decisión de la infanta era irrevocable y lo mismo va a suceder con las gestiones para solicitar la nulidad. De Marichalar pertenece a una familia sumamente religiosa que no ve bien las anulaciones de los matrimonios y no parece interesado en el proceso.

Para la infanta Elena la situación es bien distinta. Según Dionisio Llamazares, catedrático emérito de derecho eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid, la hija mayor de los Reyes quedará en una situación comprometida ante la Iglesia cuando obtenga el divorcio. El convenio regulador firmado por la pareja ha sido ya presentado en un juzgado de familia y si no hay ningún contratiempo el divorcio puede estar listo en el plazo de dos meses. A partir de ese momento la infanta, de cara a las leyes de la Iglesia, tendría prohibido comulgar, por ejemplo, si bien como señala Llamazares se podría obviar su situación de divorciada y por “misericordia” seguir recibiendo la comunión si ella así lo deseara. El problema mayor aparecería si doña Elena iniciara una nueva relación, ya que estaría siendo “adúltera”. Aunque en el siglo XXI estas consideraciones parecen trasnochadas, todo indica que la familia real española al ser católica preferiría que uno de sus miembros siguiera las normas de Roma.

“La infanta en principio puede acogerse a dos fórmulas para iniciar los trámites que lleven a la anulación de su matrimonio”, señala el catedrático. “Lo más normal es que argumente que en el momento de la boda no tenía madurez para asumir las obligaciones correspondientes al matrimonio. Esta es la causa más común utilizada por las personas que inician estos procesos, ya que es una especie de cajón de sastre donde todo cabe. También la infanta podría decir que fue víctima de un miedo reverencial a la hora de tomar la decisión de casarse. O lo que es lo mismo, que se vio presionada por las circunstancias”.

Según los expertos consultados, doña Elena puede iniciar en solitario el proceso o hacerlo de acuerdo con Jaime de Marichalar.

Las distintas etapas del proceso de nulidad matrimonial son: introductoria, en la que se definen las causas de nulidad; probatoria, cuando se producen las declaraciones de las partes y de testigos, así como la presentación de documentos y realización de peritajes (psiquiátricos, médicos y caligráficos, entre otros); discusoria, el momento en que los abogados de las partes y el defensor del vínculo —designado por la Iglesia— deben debatir en favor o no de la disolución del matrimonio; y por último la decisoria, cuando un tribunal colegiado de varios jueces emite la sentencia. En el caso de la infanta Elena todo este proceso debe realizarse en Roma al tratarse de un miembro de la familia real española. “El proceso puede tardar entre dos o tres años”, señala Dionisio Llamazares. Aunque es fundamental para la rapidez o no del expediente la intervención del Papa.

Carolina de Mónaco tardó 12 años en lograr la anulación de su matrimonio con el playboy Philippe Junot.

Más divorcios...

Verónica Lario, esposa del presidente italiano, Silvio Berlusconi, ha pedido una pensión compensatoria de 3,5 millones de euros mensuales por su divorcio. Miriam Raffaella Bartolini, a quien todos conocen por su nombre artístico de Verónica Lario, ha rechazado la propuesta de una pensión de 200.000 euros al mes negociables que le ha hecho Berlusconi. Según las fuentes italianas, Berlusconi ya ha depositado 70 millones de euros en las cuentas de su esposa para la manutención de los tres hijos nacidos del matrimonio.

Por Mábel Galaz, El País

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